miércoles, 30 de abril de 2014

Significado de alienado

alienado, -da adj./s. m. y f.
  Se aplica a la persona que padece una alteración temporal o permanente de la razón y de los sentidos.
  Se aplica a la persona que padece una pérdida de la personalidad, la identidad o las ideas propias debido a la influencia o dominación de otra u otras.
Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.

alienado, -da 
adj.-s. Loco, demente.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

alienado, -da (alje'naðo, -ða
abreviación
1. persona loco que ha perdido el juicio o lo tiene alterado Está alienado desde que perdió su trabajo.
2. persona, grupo que ha perdido su identidad Vivimos en una sociedad alienada.

alienado, -da 
sustantivo masculino-femenino
persona que ha perdido el juicio o lo tiene alterado La pintura parece haber sido pintada por un alienado.
Copyright © 2013 K Dictionaries Ltd.

Sinónimos
alienado, alienada
adjetivo y sustantivo
loco*dementevesánicoperturbadofurioso.
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.

martes, 29 de abril de 2014

MARX REVELA EL SOMETIMIENTO DEL TRABAJADOR COMO BESTIA DE CARGA


Componentes DE LA ALINEACIÓN DE LOS TRABAJADORES

El concepto marxista de alienación incluye cuatro componentes:
  • En la sociedad capitalista, los trabajadores están alienados de su actividad productiva. Los trabajadores no trabajan para sí mismos, para satisfacer sus propias necesidades, sino que trabajan para unos capitalistas que les pagan un salario de subsistencia a cambio del derecho a utilizarlos en lo que deseen. Trabajadores y capitalistas creen que el pago de un salario significa que la actividad productiva pertenece al capitalista, por lo que los trabajadores están alienados respecto a su actividad. Así, la actividad productiva se reduce únicamente a ganar el suficiente dinero para sobrevivir.
  • Los trabajadores están alienados no sólo respecto de las actividades productivas, sino también del objeto de esas actividades: el producto (ya que éste no pertenece a los trabajadores y no pueden utilizarlo para satisfacer sus necesidades primarias). El producto, como el proceso de producción, pertenece a los capitalistas, que pueden usarlo como deseen, vendiéndolo generalmente para su beneficio. Así, los trabajadores no tienen una percepción correcta de lo que producen, y menos aún en largas cadenas de producción.
  • En el capitalismo los trabajadores están alienados de sus compañeros de trabajo. El capitalismo destruye la cooperación natural, produciendo una sensación de soledad. Por otro lado, el capitalista enfrenta a los trabajadores entre sí para detectar cual de ellos produce más, trabaja más rápidamente y agrada más al jefe, generando hostilidad entre los compañeros de trabajo.
  • En la sociedad capitalista los trabajadores están alienados de su propio potencial humano. Los individuos cada vez se realizan menos como seres humanos y quedan reducidos al papel de bestias de carga o máquinas inhumanas. La conciencia se entumece, y el resultado es una masa de personas incapaces de expresar sus capacidades específicamente humanas, una masa de trabajadores alienados.

Marx para el dia del trabajo



El trabajo enajenado (Karl Marx, Manuscritos de 1844) RESUMEN

El trabajador queda rebajado a mercancía. La miseria del obrero está en razón inversa de la potencia y magnitud de su producción. El resultado necesario de la competencia es la acumulación del capital en pocas manos y la sociedad toda ha de quedar dividida en las dos clases de propietarios y obreros desposeídos.

La Economía Política no nos proporciona ninguna explicación sobre el fundamento de la división de trabajo y capital, de capital y tierra. Las únicas ruedas que la Economía Política pone en movimiento son la codicia y la guerra entre los codiciosos, la competencia.

Competencia, libertad de empresa y división de la tierra fueron comprendidas y estudiadas sólo como consecuencias casuales, deliberadas e impuestas por la fuerza del monopolio, la corporación y la propiedad feudal, y no como sus resultados necesarios, inevitables y naturales. Tenemos que comprender la conexión de toda esta enajenación con el sistema monetario.

El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto es la objetivación del trabajo y la realización del trabajo es su objetivación. 

Hasta tal punto aparece la realización del trabajo como desrealización del trabajador, que éste es desrealizado hasta llegar a la muerte por inanición. La objetivación aparece hasta tal punto como perdida del objeto que el trabajador se ve privado de los objetos más necesarios no sólo para la vida, sino incluso para el trabajo. La apropiación del objeto aparece como extrañamiento, que cuantos más objetos produce el trabajador, tantos menos alcanza a poseer y tanto mas sujeto queda a la dominación de su producto, es decir, del capital.

El trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como un objeto extraño. Es evidente que cuánto mas se vuelca el trabajador en su trabajo, tanto más poderoso es el mundo extraño, objetivo que crea frente a sí y tanto mas pobres son él mismo y su mundo interior, tanto menos dueño de si mismo es. El trabajador pone su vida en el objeto pero a partir de entonces ya no le pertenece a él, sino al objeto. La enajenación del trabajador en su producto significa no solamente que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que existe fuera de él, independiente, extraño, que se convierte en un poder independiente frente a él. 

El trabajador no puede crear nada sin la naturaleza, sin el mundo exterior sensible. Pero así como la naturaleza ofrece al trabajo medios de vida, ofrece también medios para la subsistencia del trabajador mismo. 

En consecuencia, cuanto más se apropia el trabajador el mundo exterior, la naturaleza sensible, por medio de su trabajo, tanto más se priva de víveres en este doble sentido, porque el mundo exterior sensible cesa de ser, en creciente medida, un objeto perteneciente a su trabajo, un medio de vida de su trabajo, y porque este mismo mundo deja de representar víveres en sentido inmediato.

El trabajador se convierte en siervo de su objeto en un doble sentido. En primer termino porque puede existir como trabajador, en segundo término porque puede existir como sujeto físico (cuanto más produce el trabajador, tanto menos ha de consumir; cuanto más valores crea, tanto más sin valor, tanto más indigno es él; cuanto más elaborado su producto, tanto más deforme el trabajador; cuanto más civilizado su objeto, tanto más bárbaro el trabajador; cuanto mis rico espiritualmente se hace el trabajo, tanto más desespiritualizado y ligado a la naturaleza queda el trabajador.)

La relación inmediata del trabajo y su producto es la relación del trabajador y el objeto de su producción.

Cuando preguntamos, por tanto, cuál es la relación esencial del trabajo, preguntamos por la relación entre el trabajador y la producción.

El extrañamiento no se muestra sólo en el resultado, sino en el acto de la producción. Si el producto del trabajo es la enajenación, la producción misma ha de ser la enajenación activa, la enajenación de la actividad; la actividad de la enajenación. 

El trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. El trabajo pasa a ser solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a si mismo, sino a otro. El hombre sólo se siente libre en sus funciones animales.

Hemos considerado el acto de la enajenación de la actividad humana práctica en dos aspectos: 1) la relación del trabajador con el producto del trabajo como con un objeto ajeno y que lo domina. Esta relación es, al mismo tiempo, la relación con el mundo exterior sensible, con los objetos naturales, como con un mundo extraño para él y que se le enfrenta con hostilidad; 2) la relación del trabajo con el acto de la producción dentro del trabajo. Esta relación es la relación del trabajador con su propia actividad, como con una actividad extraña, que no le pertenece, independiente de él.

El hombre es un ser genérico no sólo porque en la teoría y en la practica toma como objeto suyo el género, tanto el suyo propio como el de las demás cosas, sino también porque se relaciona consigo mismo como el género actual, viviente, porque se relaciona consigo mismo como un ser universal y por eso libre.

La vida genérica vive de la naturaleza inorgánica, y cuanto más universal es el hombre que el animal, tanto más universal es el ámbito de la naturaleza inorgánica de la que vive. Así como las plantas, los animales, las piedras, el aire, la luz, etc., constituyen teóricamente una parte de la conciencia humana, en parte como objetos de la ciencia natural, en parte como objetos del arte (su naturaleza inorgánica espiritual, los medios de subsistencia espiritual que él ha de preparar para el goce y asimilación), así también constituyen prácticamente una parte de la vida y de la actividad humana. Físicamente el hombre vive sólo de estos productos naturales, aparezcan en forma de alimentación, calefacción, vestido, vivienda, etc. La universalidad del hombre aparece en la práctica justamente en la universalidad que hace de la naturaleza toda su cuerpo inorgánico, tanto por ser (l) un medio de subsistencia inmediato, como por ser (2) la materia, el objeto y el instrumento de su actividad vital. El trabajo enajenado también hace del género algo ajeno al hombre.

En primer término el trabajo aparece ante el hombre sólo como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de mantener la existencia física. La vida productiva es, sin embargo, la vida genérica. 

El animal es inmediatamente uno con su actividad vital. No se distingue de ella. Es ella. El hombre hace de su actividad vital misma objeto de su voluntad y de su conciencia. Tiene actividad vital consciente. No es una determinación con la que el hombre se funda inmediatamente. La actividad vital consciente distingue inmediatamente al hombre de la actividad vital animal. Justamente, y sólo por ello, es él un ser genérico. O, dicho de otra forma, sólo es ser consciente, es decir, sólo es su propia vida objeto para él, porque es un ser genérico. Sólo por ello es su actividad libre. El trabajo enajenado invierte la relación, de manera que el hombre, precisamente por ser un ser consciente hace de su actividad vital, de su esencia, un simple medio para su existencia.

La producción práctica de un mundo objetivo es la afirmación del hombre como un ser genérico consciente, la afirmación de un ser que se relaciona con el género como con su propia esencia. Es cierto que también el animal produce. Pero produce únicamente lo que necesita inmediatamente para sí o para su prole. El hombre crea también según las leyes de la belleza.

Sólo en la elaboración del mundo objetivo en donde el hombre se afirma realmente como un ser genérico. Esta producción es su vida genérica activa. Mediante ella aparece la naturaleza como su obra y su realidad. El objeto del trabajo es por eso la objetivación de la vida genérica del hombre, pues éste se desdobla no sólo intelectualmente, como en la conciencia, sino activa y realmente, y se contempla a si mismo en un mundo creado Por él. 

Mediante la enajenación, la conciencia del hombre que el hombre tiene de su género se transforma, pues, de tal manera que la vida genérica se convierte para él en simple medio. El trabajo enajenado, por tanto:

3) Hace del ser genérico del hombre, tanto de la naturaleza como de sus facultades espirituales genéricas, un ser ajeno para él, un medio de existencia individual. Hace extraños al hombre su propio cuerpo, la naturaleza fuera de él, su esencia espiritual, su esencia humana. 

4) Una consecuencia inmediata del hecho de estar enajenado el hombre del producto de su trabajo, de su actividad vital, de su ser genérico, es la enajenación del hombre respecto del hombre. Si el hombre se enfrenta consigo mismo, se enfrenta también al otro. Lo que es válido respecto de la relación del hombre con su trabajo, con el producto de su trabajo y consigo mismo, vale también para la relación del hombre con el otro y con trabajo y el producto del trabajo del otro.

La afirmación de que el hombre está enajenado de su ser genérico quiere decir que un hombre esta enajenado del otro, como cada uno de ellos está enajenado de la esencia humana. Cada hombre considera, pues, a los demás según la medida y la relación en la que él se encuentra consigo mismo en cuanto trabajador.

Si el producto del trabajo me es ajeno, se me enfrenta como un poder extraño, entonces ¿a quién pertenece? Si mi propia actividad no me pertenece; si es una actividad ajena, forzada, ¿a quién pertenece entonces? A un ser otro que yo. ¿Quién es ese ser?

El ser extraño al que pertenecen a trabajo y el producto del trabajo, solamente puede ser el hombre mismo. Sólo el hombre mismo puede ser este poder extraño sobre los hombres.

Si él, pues, se relaciona con el producto de su trabajo, con su trabajo objetivado, como con un objeto poderoso, se esta relacionando con él de forma que otro hombre independiente de él, es el dueño de este objeto. Si él se relaciona con su actividad como con una actividad no libre, se está relacionando con ella como con la actividad al servicio de otro.

Toda enajenación del hombre respecto de sí mismo y de la naturaleza aparece en la relación que él presume entre él, la naturaleza y los otros hombres distintos de él. En consecuencia mediante el trabajo enajenado no sólo produce el hombre su relación con el objeto y con el acto de la propia producción como con poderes que le son extraños y hostiles, sino también la relación en la que los otros hombres se encuentran con su producto y la relación en la que él está con estos otros hombres. Al enajenarse de su propia actividad posesiona al extraño de la actividad que no le es propia.

Mediante el trabajo enajenado crea el trabajador la relación de este trabajo con un hombre que está fuera del trabajo y le es extraño. La relación del trabajador con el trabajo engendra la relación de éste con el del capitalista o como quiera llamarse al patrono del trabajo. La propiedad privada es, pues, el producto, el resultado, la consecuencia necesaria del trabajo enajenado, de la relación externa del trabajador con la naturaleza y consigo mismo.

Sólo en el último punto culminante de su desarrollo descubre la propiedad privada de nuevo su secreto, es decir, en primer lugar que es el producto del trabajo enajenado, y en segundo término que es el medio por el cual el trabajo se enajena, la realización de esta enajenación.

Este desarrollo ilumina al mismo tiempo diversas colisiones no resueltas hasta ahora. 

1) La Economía Política parte del trabajo como del alma verdadera de la producción y, sin embargo, no le da nada al trabajo y todo a la propiedad privada. Esta aparente contradicción es la contradicción del trabajo enajenado consigo mismo y que la Economía Política simplemente ha expresado las leyes de este trabajo enajenado. Salario y propiedad privada son idénticos.

Un alza forzada de los salarios, prescindiendo de todas las demás dificultades no sería, por tanto, más que una mejor remuneración de los esclavos, y no conquistaría, ni para el trabajador, ni para el trabajo su vocación y su dignidad humanas.

La igualdad de salarios, como pide Proudhon, no hace más que transformar la relación del trabajador actual con su trabajo en la relación de todos los hombres con el trabajo. La sociedad es comprendida entonces como capitalista abstracto.

El salario es una consecuencia inmediata del trabajo enajenado y el trabajo enajenado es la causa inmediata de la propiedad privada. Al desaparecer un término debe también, por esto, desaparecer el otro.

2) De la relación del trabajo enajenado con la propiedad privada se sigue, además, que la emancipación de la sociedad de la propiedad privada, se expresa en la forma política de la emancipación de los trabajadores, porque su emancipación entraña la emancipación humana general; porque toda la servidumbre humana está encerrada en la relación de trabajador con la producción, y todas las relaciones serviles son sólo modificaciones y consecuencias de esta relación.

Podrán desarrollarse con ayuda de estos dos factores todas las categorías económicas y encontraremos en cada una de estas categorías solamente una expresión determinada, desarrollada, de aquellos primeros fundamentos.

Tratemos de resolver dos cuestiones.

1) Determinar la esencia general de la propiedad privada, evidenciada como resultado del trabajo enajenado, en su relación con la propiedad verdaderamente humana y social.

2) ¿Cómo llega el hombre a enajenar, a extrañar su trabajo? ¿Cómo se fundamenta este extrañamiento en la esencia de la evolución humana?

Esencia general de la propiedad privada y su relación con la propiedad verdaderamente humana.

El trabajo enajenado se nos ha resuelto en dos componentes que se condicionan recíprocamente. La apropiación aparece como extrañamiento, como enajenación y la enajenación como apropiación, el extrañamiento como la verdadera naturalización.

Hemos considerado un aspecto, el trabajo enajenado en relación al trabajador mismo, es decir, la relación del trabajo enajenado consigo mismo. Como producto, como resultado necesario de esta relación hemos encontrado la relación de propiedad del no—trabajador con el trabajador y con el trabajo. La propiedad privada como expresión resumida, material, del trabajo enajenado abarca ambas relaciones, la relación del trabajador con el trabajo, con el producto de su trabajo y con el no trabajador, y la relación del no trabajador con el trabajador y con el producto de su trabajo.

Si hemos visto, pues, que respecto del trabajador, que mediante el trabajo se apropia de la naturaleza, la apropiación aparece como enajenación, la actividad propia como actividad para otro y de otro, la vitalidad como holocausto de la vida, la producción del objeto como pérdida del objeto en favor de un poder extraño, consideremos ahora la relación de este hombre extraño al trabajo y al trabajador con el trabajador, el trabajo y su objeto.

Por de pronto hay que observar que todo lo que en el trabajador aparece como actividad de la enajenación, aparece en el no trabajador como estado de la enajenación, del extrañamiento.

En segundo término, que el comportamiento práctico, real, del trabajador en la producción y respecto del producto (en cuanto estado de ánimo) aparece en el no trabajador a él enfrentado como comportamiento teórico.

Tercero. El no trabajador hace contra el trabajador todo lo que este hace contra si mismo, pero no hace contra sí lo que hace contra el trabajador. 
 

El trabajo en Marx


Ahora en su dia, denunciemos el trabajo alineado y denunciemos a los inútiles que se roban en su grosero provecho el trabajo de los demás...


Actividad por la que el hombre transforma la realidad para satisfacer sus necesidades físicas y espirituales. En las sociedades de explotación el trabajo se vive como una experiencia alienada, y no como una actividad de autorrealización.
     
 Es preciso darse cuenta de que para Marx la noción de trabajo va más allá de su dimensión puramente económica y se convierte en una categoría antropológica: Marx caracteriza al hombre como un ser dotado de un “principio de movimiento”, principio que determina su impulso para la creación, para la transformación de la realidad. El hombre no es un ser pasivo sino activo, y el trabajo o la actividad personal la expresión de sus capacidades físicas y mentales, el lugar en donde el hombre se desarrolla y perfecciona (más exactamente, donde se debería desarrollar y perfeccionar); de ahí que el trabajo no sea un mero medio para la producción de mercancías sino un fin en sí mismo y que pueda ser buscado por sí mismo y gozado. Dada esta comprensión de la naturaleza humana como la de un ser que sólo puede encontrar su perfección en el trabajo, no es extraño que el tema central de la filosofía marxiana sea la transformación del trabajo sin sentido, enajenado, del trabajo como un mero medio, en un trabajo enriquecedor, en un trabajo libre. En sus primeros escritos, llamó “actividad personal” a la realización de esta inclinación al movimiento, y cuando criticó la forma concreta de darse esta actividad en las sociedades de explotación pidió la “abolición del trabajo”. En escritos posteriores estableció la diferencia entre trabajo libre y trabajo enajenado y su crítica a la alienación se expresó en su preocupación por la “emancipación del trabajo”.

Dos textos de Karl Marx sobre la importancia del trabajo para caracterizar la naturaleza humana.

      "Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida, paso éste que se halla condicionado por su organización corpórea. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material"
 
Marx, La ideología alemana

      "El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción su intercambio de materias con la naturaleza. En este proceso, el hombre se enfrenta como un poder natural con la materia de la naturaleza. Pone en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las piernas, la cabeza y la mano, para de ese modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, las materias que la naturaleza le brinda. Y a la par que de ese modo actúa sobra la naturaleza exterior a él y la transforma, transforma su propia naturaleza, desarrollando las potencias que dormitan en él y sometiendo el juego de su fuerzas a su propia disciplina."

Marx, El capital

sábado, 26 de abril de 2014

CHICO CHE Y LA CRISIS - "Ay Que Barbaridad"

De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera...

En esta foto tomada de http://www.observatorioveracruzano.com/images/noticias2014/Abril2014/11/DOMINGO1.jpg se aprecia una de las fuentes del atrio de la llamada catedral de la inmaculada en la ciudad de Córdoba, Veracruz, México, donde, ya hace varios años, un santo párroco, de cuyo nombre no quiero acordarme, a cargo de tal iglesia, tuvo la brillante idea de rellenarlas de cemento, y todo  para joder a  sus semejantes, a los niños que al salir de la escuela, en días de mucho calor, se metían en ella, a los que tomaban agua de dichas fuentes, unas para las cubetas de sus flores en venta y otros para lavar, por unas monedas, carros estacionados alrededor del templo de Dios, y también para joder a las benditas palomas de la paz de Dios que se quedaron sin bebedero.... Quizá tal proeza haya inspirado a los ocurrentes del año 2014 de rellenar con  piedras la fuente del vecino parque vecino 21 de Mayo...

foto tomada de 
ZM Córdoba http://zmcordoba-efr41n.blogspot.com/


 los cuales, dicen. se han arrepentido y ya hasta piensan en echarle agua bendita o bendita agua, es decir, para lo que fueron hechas.... salud ¡El agua es vida!

Quizá también se arrepientan y quiten los letreros que ponen mal tono al jardín 21 del de Mayo...

¡Que idea!


¡Soy Libre...!


¡Ahí viene el hombre...!


jueves, 17 de abril de 2014

El Alfabeto


El alfabeto

Leí en el pasado varios libros de Asimov, ahora me encuentro con otro más, titulado, para fines prácticos del autor, La Tierra de Canaán, algunos de cuyos pasajes jamás olvidaré como el de la invención del alfabeto

La mayoría de los libros de historia tienden a prestar mucha atención a los grandes imperios,
a sus grandes victorias y derrotas. Se tiende a pasar por alto a las pequeñas ciudades y
naciones que nunca fueron imperios ni tuvieron un papel destacado en la guerra. Así,
habitualmente se estudia la parte occidental de la Media Luna fértil en relación con los
diversos imperios que la dominaron en uno u otro período de la historia.
Sin embargo, el extremo occidental de la Media Luna Fértil, en proporción a su tamaño, ha
contribuido más a la moderna civilización occidental que todos los poderosos imperios del
valle del Nilo y del Tigris y el Eufrates. Para mencionar sólo dos puntos, fue en la franja de
tierra que bordea el Mediterráneo oriental donde se inventó el alfabeto moderno. Y fue
también allí donde se elaboró una religión que, en formas diversas, ahora domina Europa, las
Américas, Asia occidental y el norte de Africa.
Por esas dos contribuciones solamente, la parte occidental de la Media Luna Fértil merece
un libro de historia separado, dedicado a los sucesos que se produjeron en esa parte pequeña,
pero sumamente importante, del mundo.
Pero sería útil disponer de un nombre para toda la región, pues «la parte occidental de la
Media Luna Fértil» es una frase pesada y demasiado larga para usarla con mucha frecuencia.
Ningún país ocupa ahora toda la región, pues se divide entre Siria, Líbano, Israel y Jordania,
de modo que no podemos usar ningún nombre moderno determinado. También en el pasado
estuvo dividida en naciones diferentes: Moab, Edom, Amón, Judá, Aram, etc.
En la antigüedad se usó, al menos para una parte de la región, el nombre de Canaán. Es un
nombre que nos es familiar en Occidente porque aparece en la Biblia. Por conveniencia, pues,
llamaré «Canaán» a la franja de la costa mediterránea que constituye el extremo occidental de
la Media Luna Fértil.

Durante un siglo, Canaán permaneció bajo la firme dominación egipcia. El Mitanni hizo
todo lo posible para estimular revueltas, pero no osaba ir más allá, y una ocasional marcha
hacia el Norte del ejército egipcio bastaba para sofocar revueltas y obligar al Mitanni a una
hostil pero clara retirada.
Para Canaán fue otra época de prosperidad. Ocurre a menudo que una ocupación extranjera,
aunque mal tolerada, lleva la paz a una región que, en otra situación, dedicaría el tiempo en
reyertas intestinas. Con la paz y el desarrollo del comercio bajo la égida de una potencia
protectora (a menos que esa potencia sea represiva hasta el punto del suicidio, cosa que
Egipto no era) llega la prosperidad.
Fue por entonces cuando Canaán hizo otra gigantesca contribución a la cultura mundial,
además de la invención de las ciudades, la alfarería y los viajes marítimos. Esa nueva
contribución concernía a los elementos de la escritura.
Al principio la escritura consistía en imágenes de aquello a lo que se aludía. Con el tiempo
se hizo tedioso dibujar imágenes reconocibles y se usaron símbolos reducidos. No era
necesario dibujar un buey entero, si para sugerir la idea bastaba una cabeza triangular con dos
cuernos (como una A invertida). Después de un tiempo, los garabatos que eran admitidos
como representación de un objeto particular tuvieron que ser aprendidos independientemente,
pues se hicieron demasiado esquemáticos para ser reconocidos por quien no supiera lo que
habían sido en un principio.

En los valles del Tigris y el Eufrates, donde la arcilla blanda era la sustancia común para
escribir, se hacían los símbolos perforando la arcilla con un estilete que dejaba pequeñas
marcas «cuneiformes» («en forma de cuña»). En Egipto, que poseía el papiro, podían
escribirse los signos con un pincel, y eran mucho más gráciles.
A medida que pasó el tiempo y la escritura se difundió, las cosas sobre las que era menester
escribir se hicieron más abstractas y complejas. Como consecuencia de ello, los símbolos se
hicieron aún más intrincados y difíciles de comprender. El símbolo que representaba a un
caballo también podía indicar «velocidad», y el que representaba a la boca también podía
significar «hambre». Dos símbolos unidos podían significar algo que no tenía nada que ver
con ninguno de los símbolos en la realidad, sino sólo con el sonido de ambos. Por ejemplo, si
en castellano tuviésemos un símbolo para «sol» y otro para «dar», podríamos unir ambos
símbolos para significar «soldar». [Por razones obvias, hemos tenido que cambiar el ejemplo
del original inglés. N. del T.]
Naturalmente hubo intentos de abreviar el proceso. ¿Por qué no hacer que los símbolos
representen sílabas, aunque en sí mismas las sílabas no tengan significado? Si en castellano
tuviésemos un símbolo para «man», otro para «za» y otro para «na», ninguno de los cuales es
una palabra por sí solo, combinando «man», «za» y «na» obtendríamos una representación de
la conocida fruta. La ventaja de esto consiste en que hay menos sílabas diferentes que
palabras diferentes.
Hasta podemos hacer que un símbolo represente al sonido con el que comienza la palabra de
la cosa representada. Si tenemos símbolos para representar un pote, un arco, una rata, una taza
y una espina, podemos hacer que cada uno sólo represente el sonido inicial y que pote-arcorata-
taza-espina simbolice la palabra «parte». Puede parecer ridículo usar cinco símbolos para
significar algo que puede representarse con uno sólo, pero los mismos símbolos pueden ser
combinados en infinidad de maneras y, en definitiva, sólo tendríamos dos docenas de
símbolos para representar muchos miles de palabras, y sólo tendríamos que memorizar estas
dos docenas, en lugar de muchos miles.
Los egipcios pensaron en todo esto, pero nunca dieron el paso decisivo para simplificar su
escritura. Usaron sílabas y sonidos iniciales, pero sólo los agregaron a sus símbolos originales
para palabras e ideas. La razón de ello quizás haya sido que la escritura estaba en manos de
sacerdotes que juzgaban una ventaja para ellos el hacer que la escritura fuese algo
complicado.
Esa complicación aseguraba que la escritura no se volviese demasiado común, que los legos
seguirían siendo analfabetos. De este modo, los sacerdotes serían esenciales para el Estado, en
la medida en que la escritura era esencial, y naturalmente aumentaba el poder de los
sacerdotes. Tan asociados estaban la escritura y el sacerdocio en Egipto que los signos de la
escritura egipcia fueron llamados posteriormente «jeroglíficos» por los griegos, palabra que
significa «incisiones sagradas».
No ocurrió lo mismo en Canaán, donde los comerciantes hallaron que los sistemas de
escritura intrincados causaban pérdidas en los ingresos. Si deseaban comerciar con los valles
del Eufrates, el Tigris y el Nilo, debían conocer un poco la complicada escritura cuneiforme
como la complicada escritura jeroglífica. Además, constantemente debían preparar listas,
recibos, notas de venta y todos los otros elementos del comercio en un sistema o en el otro, o
quizá en ambos. Necesitaban desesperadamente algo más breve.
Algún comerciante cananeo, un genio anónimo, decidió aplicar la idea de hacer que los
símbolos representasen el sonido inicial, como hacían a veces los egipcios, y usarlos con
exclusividad.
Así, la palabra cananea para «buey» era «'aleph», donde el símbolo ' representa una oclusión
glótica o un gruñido muy suave que no existe en español. ¿Por qué no hacer que el símbolo
para «buey» representase el sonido ' cada vez que apareciese? De igual modo los símbolos
para «casa», «camello» y «puerta», que en cananeo eran «beth», «gimel» y «daledh»,
respectivamente, podían representar a las consonantes que nosotros escribimos «b», «g» y
«d».
Finalmente, los cananeos hallaron que veintidós signos eran suficientes para representar
todas las palabras que usaban. Esos veintidós signos sólo representaban consonantes. A
nosotros esto nos parece extraño, pues las vocales son igualmente importantes. ¿Cómo
podemos saber si «ms» representa a «masa», «mesa», «misa», «musa» o «amasa»?
Pero ocurre que las lenguas semíticas se basan en ternos de consonantes. Cada conjunto de
tres consonantes representa una idea básica y, cuando se agregan vocales, se obtienen
variaciones sobre este tema básico. Las tres consonantes bastan (si se habla una lengua
semítica) para captar la idea, y por el sentido de la frase, puede saberse cuáles son las vocales
adecuadas.
Los más antiguos ejemplos conservados de escritura alfabética han sido hallados en las
ruinas de una antigua ciudad cananea llamada Ugarit, situada sobre la costa a 160 kilómetros
al norte de Biblos. Esas inscripciones se remontan, quizá, al 1400 a. C. (Ugarit fue destruida
por un terremoto, alrededor de 1350 a. C., por lo cual se han conservado esas antiguas
inscripciones. No quedaron anegadas en una inundación de objetos posteriores.)
El alfabeto es una invención mucho menos común que la de la escritura misma (aunque no
es tan importante, pues sólo se trata de una simplificación de una invención anterior).
Mientras que la idea de la escritura surgió en varios pueblos independientemente, la idea del
alfabeto parece haber aparecido sólo una vez: en Canaán, en algún momento anterior al 1400
a. C.
Pronto la idea se difundió, entre los griegos, por ejemplo. Estos, que —en tiempos
posteriores— estaban muy orgullosos de su cultura y pensaban que todos los otros pueblos
eran culturalmente inferiores, no trataron de ocultar el hecho de que la escritura alfabética no
era invención de ellos. En sus leyendas hablaban de un tal Cadmo, un príncipe de Canaán (y
hermano de Europa, cuyo rapto por Zeus había originado la civilización en Creta) que llegó a
Grecia y llevó consigo la escritura alfabética.
Los griegos deformaron los nombres sin significado (para ellos) de las letras y los
convirtieron en sonidos que les parecían más naturales. Así, «aleph», «beth», «gimmel» y
«daleth» se convirtieron en «alpha», «beta», «gamma» y «delta». Las nuevas palabras no
tenían sentido en griego, pero eran más fáciles de pronunciar para personas de habla griega.
De las dos primeras palabras, de estos nombres deformados, deriva nuestra voz «alfabeto».
Los griegos hicieron una contribución sumamente importante al alfabeto. Puesto que
hablaban una lengua indoeuropea, no semítica, el sistema de las tres consonantes no se
aplicaba a ella. No podían prescindir de las vocales. Por ello hicieron que algunos de los
símbolos cananeos representasen sonidos vocálicos. Así, a la primera letra, que representaba
la oclusión glótica, la usaron para representar la vocal que llamamos «a».
El alfabeto tuvo también amplia difusión y, en cada adopción, se deformaron cada vez más
los símbolos y los nombres y se agregaron nuevas letras o se alteraron las viejas para
representar sonidos presentes en la lengua de quienes lo adoptaban y que no existían en otras
lenguas. Pero en última instancia, todo alfabeto usado sobre la Tierra puede hacerse remontar
(se cree) al alfabeto originario de Canaán.
Aunque la escritura existía desde quince siglos antes de la invención del alfabeto, sólo con
éste surgió la clara posibilidad de que la gente común aprendiese a leer y escribir. Y al hacer
que fuese cada vez mayor el número de personas que tuvieron acceso al saber, permitió que
fuera también cada vez mayor el número de personas que hizo contribuciones a éste. Así, el
alfabeto favoreció enormemente el desarrollo de la cultura y la tecnología *.
Las ciudades costeras de Canaán también crearon otra importante técnica en esos tiempos en
general pacíficos y prósperos, una técnica relacionada con los tintes. El hombre siempre ha
considerado agradable los colores, combinados con buen gusto. Hasta los habitantes de las
cavernas prehistóricas de la Antigua Edad de Piedra usaban tierras coloreadas para preparar
sus pinturas. No es sorprendente, pues, que los hombres tratasen también de dar color a sus
tejidos.
Las substancias coloreadas que podían usarse para teñir los tejidos eran, en general,
insatisfactorias. Eran de colores apagados, o desaparecían cuando se lavaban las prendas, o se
desteñían a la luz del sol o las tres cosas a la vez. Pero en las costas cananeas había un caracol
al que podía tratarse de tal modo que brindase una substancia coloreada que teñía las ropas
perfectamente. Daba un color rojo azulado que no desaparecía con el lavado ni se desteñía.
Ese tinte fue muy codiciado durante toda la Antigüedad, se vendía a altos precios y
contribuyó enormemente a la prosperidad de las ciudades costeras de Canaán. En este caso,
los cananeos ya no se limitaban a comprar a unos y vender a otros, sino que ellos mismos
producían algo de valor. Esto fue particularmente importante, pues aunque otros podían
hacerse comerciantes y competir con los cananeos, sólo las ciudades costeras de Canaán
podían producir el tinte, mediante un proceso que conservaron cuidadosamente como secreto
de Estado.
Por entonces los fenicios también desarrollaron técnicas mejores para fabricar vidrio,
material que los egipcios elaboraban desde hacía miles de años.
Los griegos posteriores llamaron a los cananeos de la costa phoiniké, que tal vez
sencillamente fuese su versión de la palabra «mercader», que es lo que también significa
«cananeo». Pero la etimología habitual que se da de la palabra la hace derivar de la voz griega
que significa «rojo y sangre», y se supone que alude al tinte que vendían los cananeos de la
costa.
Es esa palabra griega la que se convirtió en nuestra voz «fenicio», y por lo general tendemos
a olvidar quiénes eran esas gentes. El término «cananeo» nos es familiar principalmente por la
Biblia, donde alude a los hombres del interior, mientras que la palabra «fenicio» nos es
familiar sobre todo por la historia griega, en la que se refiere a los hombres de la costa. Yo
usaré «cananeos» para los hombres del interior y «fenicios» para los de la costa, porque es lo
usual. Pero debemos recordar que los fenicios eran cananeos. Pero la prosperidad del siglo siguiente a la victoria de Tutmosis en la batalla de Cadesh no duró. Nada dura.

lunes, 14 de abril de 2014

La amenaza del acopio de inteligencia. Michael Ratner

La amenaza del acopio de inteligencia. Michael Ratner

Las más recientes revelaciones de Edward Snowden –entre ellas, que Julian Assange figura en un cronograma de cacería humana y la posible clasificación de Wikileaks como agente malicioso externo– demuestran a las claras que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos equipara el periodismo y la denuncia ciudadana con el terrorismo.
Publicado el: 4 de abril de 2014
Opinión: La amenaza del acopio de inteligencia. Michael Ratner
Chelsea Manning, en imagen del 20 de agosto de 2013. Foto: AP/Patrick Semansky

Michael Ratner*
Publicada el 3 de abril en la versión impresa.
Las más recientes revelaciones de Edward Snowden –entre ellas, que Julian Assange figura en un cronograma de cacería humana y la posible clasificación de Wikileaks como agente malicioso externo– demuestran a las claras que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos equipara el periodismo y la denuncia ciudadana con el terrorismo.
Si el lector ha buscado alguna vez Wikileaks en Internet, es probable que la inteligencia británica y la NSA lo tengan identificado.
Hace unas semanas, documentos revelados por el denunciante ciudadano Edward Snowden y publicados por The Intercept mostraron que el Centro Operativo de Comunicaciones Gubernamentales (GCHQ, por sus siglas en inglés) del Reino Unido, equivalente británico a la NSA, recabó las direcciones IP de personas que buscaron o visitaron Wikileaks, como parte del esfuerzo de la agencia por acopiar información sobre la red humana que apoya el sitio de publicaciones. Pero los documentos también exponen serias repercusiones potenciales para la libertad y para la prensa en conjunto.
Todo comienza con el director de Wikileaks, Julian Assange, mi cliente. Los documentos revelados por The Intercept muestran que la NSA designó a Assange como objetivo, en el mismo nivel que los miembros de Al Qaeda; que la agencia presionó a países aliados para que intentaran someterlo a juicio penal, y que evaluó catalogar a Wikileaks como actor extranjero malicioso, lo cual expondría a cualquiera que tenga contacto con el sitio –desde lectores pasivos hasta voluntarios, incluidos ciudadanos estadunidenses– a ser vigilado. Semejantes tácticas dejan ver con claridad que Assange tuvo razón en solicitar asilo y Ecuador estuvo justificado al concederlo.
La NSA colocó a Assange en lo que llama un cronograma de cacería humana. Las personas en esa lista son objetivos que la agencia busca ubicar, perseguir, capturar o matar, entre ellos miembros de Al Qaeda. Que Assange, un individuo que publicó información de denunciantes ciudadanos, se encuentre en tal lista indica que la agencia no teme usar su autoridad de acopio de inteligencia para impedir el libre flujo de información.
En el caso de Assange, el documento detalla la forma en que el gobierno de Barack Obama apremió a sus aliados –entre ellos Australia, Reino Unido, Islandia y Alemania– para enjuiciarlo por publicar documentos secretos de la guerra de Afganistán. Y eso fue antes de que Wikileaks difundiera documentos de la guerra de Irak y la serie de cables diplomáticos que llegó a ser conocida como Cablegate. No hace falta mucha credulidad para pensar que tales esfuerzos debieron de haberse intensificado luego de la serie de publicaciones de alto perfil que vino después de 2010 (fecha del documento recientemente divulgado), y que Estados Unidos debió de continuar abusando de su poder para inducir a otras personas con el fin de que presionaran a Assange y le impidieran seguir publicando.
Clasificar a Wikileaks como actor malicioso extranjero lo sujetaría, junto con sus lectores y colaboradores, a la vigilancia más amplia posible, y permitiría espiar a ciudadanos estadunidenses que forman parte de su equipo, incluidos abogados como yo.
Estas revelaciones hacen más que ilustrar el uso de una vigilancia extendida para perseguir a divulgadores como Assange. También exponen a otras instituciones noticiosas, como The Guardian, The New York Times The Washington Post, que han trabajado con Assange para publicar documentos presentados en Wikileaks. La red de la NSA podría expandirse hasta ellos, en par­ticular considerando que la agencia ha vacilado poco en vigilar a ciudadanos estadunidenses.
También en fechas recientes, la Suprema Corte británica ratificó la decisión del gobierno de ese país de detener en Heathrow a David Miranda, pareja del periodista Glenn Greenwald, y retenerlo durante horas para interrogarlo con fundamento en la ley británica sobre terrorismo, pese a que el viaje formaba parte de actividades periodísticas. Miranda llevaba documentos para ser entregados a The Guardian en el camino de regreso a su visita a la periodista Laura Poitras en Alemania. La corte resolvió que la libertad de prensa era superada por la ley sobre el terrorismo, lo cual abre una puerta peligrosa para impedir las actividades de una prensa libre en nombre del antiterrorismo.
Una comunidad de inteligencia cada vez más poderosa, que recibe semejante carta blanca de los gobiernos, no es buena noticia para el cuarto poder. No puede haber prensa libre bajo esas condiciones, y sin prensa libre no puede haber un verdadero sistema democrático. La luz que esas revelaciones arroja sobre las actividades de la NSA sólo sirve para alargar la sombra de la agencia y nos muestra cuánto no sabemos sobre las prácticas empleadas en el acopio de inteligencia.
Sabemos que la NSA y el gobierno estadunidense lanzaron un programa para desacreditar y destruir a Wikileaks. No sabemos cómo planea el gobierno continuar con ese programa.
Sabemos que la inteligencia británica es capaz de realizar programas de vigilancia a los lectores y patrocinadores de Wikileaks en tiempo real, y que lo ha hecho anteriormente. No sabemos si esos programas terminaron o continúan actualmente.
Sabemos que la NSA colocó a Assange entre terroristas en un cronograma de cacería humana. No sabemos si la designación de Wikileaks como agente extranjero malicioso significa que la actividad de la NSA ha vuelto a ser decidida por los agentes interesados en ejercer la vigilancia más amplia posible del sitio web.
Sabemos que en Virginia se convocó un gran jurado para investigar a Wikileaks, y que funcionarios del gobierno federal dijeron que la investigación continuaría. No sabemos si Assange ha sido consignado (pero creemos que tal vez sí), lo que lo obligaría a continuar viviendo en aislamiento en la embajada ecuatoriana en Londres.
Sabemos que los tribunales británicos no temen reducir la libertad de prensa. No sabemos hasta dónde llegarán esas restricciones.
Y si los denunciantes ciudadanos, divulgadores y periodistas siguen siendo silenciados y perseguidos, bien puede ser que nunca lo sepamos.
* Michael Ratner es presidente emérito del Centro por los Derechos Constitucionales, que representa a Wikileaks y a Julian Assange, así como a otros periodistas y organizaciones de noticias que buscan hacer públicos documentos del juicio de Chelsea Manning.
Publicado originalmente en Truthout.
Traducción: Jorge Anaya
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Seguridad y política de Estado. Noam Chomsky

Opinión/ Seguridad y política de Estado. Noam Chomsky

El principio rector de la teoría de las relaciones internacionales es que la mayor prioridad del Estado es garantizar la seguridad. Según la fórmula aceptada de George F. Kennan, estratega de la guerra fría, el gobierno es creado "para garantizar el orden y la justicia en el interior y proveer a la defensa común".
Publicado el: 6 de abril de 2014
Opinión/ Seguridad y política de Estado. Noam Chomsky
Simpatizantes de Amnistía Internacional dan la bienvenida a Edward Snowden, ex contratista de la NSA, a una teleconferencia en Chicago. Foto: Reuters

Noam Chomsky
Publicada el 6 y 7 de abril en la versión impresa. Parte 1 y parte 2.
El principio rector de la teoría de las relaciones internacionales es que la mayor prioridad del Estado es garantizar la seguridad. Según la fórmula aceptada de George F. Kennan, estratega de la guerra fría, el gobierno es creado para garantizar el orden y la justicia en el interior y proveer a la defensa común.
Parece una proposición plausible, casi evidente por sí misma, hasta que miramos más de cerca y preguntamos: ¿seguridad para quién? ¿Para la población en general? ¿Para el poder del Estado mismo? ¿Para los sectores dominantes?
Según a lo que nos refiramos, la credibilidad de la proposición varía de desdeñable a muy alta.
La seguridad para el poder del Estado está en el punto más alto, como ilustran los esfuerzos de los estados por protegerse del escrutinio de sus propias poblaciones.
En una entrevista en la televisión alemana, Edward J. Snowden señaló que su momento de decisión llegó cuando vio al director de inteligencia nacional, James Clapper, mentir abiertamente bajo juramento en el Congreso, al negar la existencia de un programa de espionaje interno dirigido por la Agencia de Seguridad Nacional.
Snowden explicó: El público tenía derecho a saber de esos programas. A saber lo que el gobierno hace en su nombre, y lo que hace en contra del público.
Lo mismo pudieron haber dicho con justicia Daniel Ellsberg, Chelsea Manning y otras valerosas figuras que actuaron con base en el mismo principio democrático.
La postura del gobierno es muy diferente: el público no tiene derecho a saber, porque de ese modo se vulnera la seguridad… en grado severo, afirman los funcionarios.
Existen varias razones para tomar con escepticismo esa respuesta. La primera es que es casi por completo predecible: siempre que se expone un acto del gobierno, éste por reflejo aduce la seguridad. Por tanto, la respuesta predecible conlleva poca información.
Una segunda razón para el escepticismo es la naturaleza de la evidencia presentada. John Mearsheimer, especialista en relaciones internacionales, escribe: “En un principio, de modo nada sorprendente, el gobierno de Obama sostuvo que el espionaje de la NSA tuvo un papel esencial para detener 54 conjuras terroristas contra Estados Unidos, con lo que dio a entender que tuvo una buena razón para violar la cuarta enmienda.
Sin embargo, era mentira. El general Keith Alexander, director de la agencia, reconoció a la larga, ante el Congreso, que sólo en un caso se podía hablar de éxito, y se refirió a atrapar un migrante somalí y tres compañeros que vivían en San Diego, quienes habían enviado 8 mil 500 dólares a un grupo terrorista en Somalia.
A una conclusión similar llegó el Consejo de Supervisión de la Privacidad y las Libertades Civiles, instituido por el gobierno para investigar los programas de la NSA y que, por consiguiente, tuvo acceso extensivo a materiales clasificados y a funcionarios de seguridad.
Existe, desde luego, un sentido en el cual la seguridad está amenazada por la conciencia pública: la seguridad del poder del Estado al ser expuesto.
El concepto fundamental fue bien expresado por el economista político Samuel P. Huntington, de Harvard: Los arquitectos del poder en Estados Unidos deben crear una fuerza que sea sentida, pero no vista. El poder sigue siendo fuerte cuando permanece en la oscuridad; expuesto a la luz, comienza a evaporarse.
En Estados Unidos, como en todas partes, los arquitectos del poder entienden bien ese aserto. Quienes han examinado la enorme masa de documentos desclasificados en, por ejemplo, la historia del Departamento de Estado, no dejan de notar con cuánta frecuencia la primera preocupación es la seguridad del poder del Estado frente al público, no la seguridad nacional en cualquier sentido significativo.
A menudo el intento de mantener el secreto es motivado por la necesidad de garantizar la seguridad de poderosos sectores nacionales. Un ejemplo persistente es conocido erróneamente como acuerdos de libre comercio, erróneamente porque violan de manera radical los principios del libre comercio y en esencia no tienen nada que ver con el comercio, sino más bien con los derechos del inversionista.
Estos instrumentos, por lo regular, se negocian en secreto, como la actual Asociación Transpacífico… no en completo secreto, por supuesto. No son secretos para los cientos de cabilderos empresariales y abogados que redactan las detalladas normas, cuyo impacto es revelado por las pocas partes que han llegado al público por medio de Wikileaks.
Conforme a la razonable conclusión del economista Joseph E. Stiglitz, la oficina del representante comercial de Estados Unidos representa los intereses de los consorcios, no los del público, y por tanto la probabilidad de que los resultados de las negociaciones sirvan a los intereses de los ciudadanos comunes y corrientes del país es baja; la perspectiva para los ciudadanos comunes de otros países es aún más débil.
La seguridad del sector empresarial es una preocupación regular de las políticas del gobierno, lo cual apenas si sorprende, dado que en principio ese sector es el que formula las políticas públicas.
En contraste, existe evidencia sustancial de que la seguridad de la población del país –que es como se supone que se debe entender el término seguridad nacional– no es una alta prioridad de la política del Estado.
Por ejemplo, el programa global de asesinatos con drones que impulsa el presidente Obama, con mucho la campaña terrorista más grande del planeta, es también una campaña generadora de terror. El general Stanley A. McChrystal, comandante de las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN hasta que fue relevado del cargo, hablaba de las matemáticas de la insurgencia: por cada persona inocente que se mata, se crean 10 nuevos enemigos.
Este concepto de la persona inocente nos dice hasta dónde hemos llegado en los últimos 800 años, desde la Magna Carta, la cual sentó el principio de la presunción de inocencia, que alguna vez se creyó que era el fundamento del derecho angloestadunidense.
Hoy, la palabra culpable significa designado por Obama para ser asesinado, e inocente quiere decir aún no investido con ese estatus.
La Institución Brookings acaba de publicar The Thistle and the Drone (literalmente, El cardo y el zángano, en alusión al sentir de la tribu y a los aviones no tripulados /T.), muy elogiado estudio antropológico de las sociedades tribales escrito por Akbar Ahmed, subtitulado “Cómo la guerra de EU contra el terrorismo se convirtió en una guerra global contra el islam tribal”.
Esta guerra global presiona a gobiernos centrales represivos para que emprendan ataques contra los enemigos tribales de Washington. La guerra, advierte Ahmed, puede llevar a algunas tribus a la extinción, con graves costos para las sociedades mismas, como se observa ahora en Afganistán, Pakistán, Somalia y Yemen. Y, a final de cuentas, a los propios estadunidenses.
Las culturas tribales, señala Ahmed, se basan en el honor y la venganza: Todo acto de violencia en esas sociedad tribales provoca un contrataque: mientras más duros los ataques contra los hombres de la tribu, más crueles y sanguinarios los contrataques.
El ataque al terror puede volverse contra el país de origen. En la revista británica International Affairs, David Hastings Dunn describe la forma en que los drones, cada vez más sofisticados, son un arma perfecta para grupos terroristas: son baratos, se pueden adquirir con facilidad y poseen muchas cualidades que, al combinarlas, los convierten potencialmente en el medio ideal para un ataque terrorista en el siglo XXI.
El senador Adlai Stevenson III, en referencia a sus muchos años de servicio en el Comité de Inteligencia del Senado, escribe: “La cibervigilancia y el acopio de metadatos forman parte de la reacción continuada al 11-S, que ha producido pocas capturas de terroristas y enfrenta una condena casi universal. En muchas partes se percibe que Estados Unidos está empeñado en una guerra contra el islam, contra chiítas y sunitas por igual, en el terreno, con drones, y mediante testaferros en Palestina, desde el golfo Pérsico hasta Asia central. Alemania y Brasil resienten nuestras intrusiones y, ¿qué se ha ganado con ellas?”
La respuesta es que se ha ganado una creciente amenaza de terror, así como un aislamiento internacional.
Las campañas de asesinatos con drones son un mecanismo por el cual la política de Estado pone a sabiendas en peligro la seguridad. Lo mismo puede decirse de las operaciones de asesinato mediante fuerzas especiales. Y de la invasión a Irak, que aumentó en gran medida el terror en Occidente, confirmando las predicciones de la inteligencia británica y estadunidense.
Estos actos de agresión fueron, una vez más, asuntos de poca monta para sus planificadores, que están guiados por conceptos de seguridad enteramente diferentes. Ni siquiera la destrucción instantánea con armas nucleares ha tenido nunca alta prioridad para las autoridades del Estado. Esto lo veremos en el artículo siguiente.
* Este artículo está adaptado de una conferencia dictada por Noam Chomsky el 28 de febrero, bajo el auspicio de la Fundación para la Paz en la Era Nuclear, en Santa Bárbara, California.
** El libro más reciente de Noam Chomsky es Power systems: conversations on global democratic uprisings and the new challenges to US empireInterviews with David Barsamian (Sistemas de poder: conversaciones sobre levantamientos democráticos en el mundo y nuevos desafíos al imperio estadunidense: entrevistas con David Barsamian). Chomsky es profesor emérito de lingüística y filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge, Massachusets, EU).
© Noam Chomsky, 2014. Distributed by The New York Times Syndicate.
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viernes, 11 de abril de 2014

Historia, paralelismos, hipocresías (siguientes miradas)

Historia, paralelismos, hipocresías (siguientes miradas)
Maciek Wisniewski*
E
l papel de Polonia en la crisis en Ucrania fue claramente el de un proxy del Departamento de Estado y caballo de Troika(arrancar a Kiev de Moscú y sujetarlo luego al FMI), pero también obedecía a su propia historia e intereses geopolíticos.
Primero, a la vieja obsesión por unbúfer –un cinturón de estados nacionales amigos– que la separase de Rusia, reforzando su posición. Desde hace años, coincidiendo con el expansionismo de la UE y la OTAN (doctrina Brzezinski) y desempolvando su vieja estrategia de prometeísmo de principios del siglo XX, Polonia trataba de contribuir, p.ej. mediante la Asociación Oriental, a deshilvanarRusia –y su zona de influencia– por las costuras nacionales (estrategia que acabó en la guerra en Georgia en 2008, cuando cruzamos la línea roja putiniana).
Segundo, a la principal doctrina de la política exterior polaca en el este: lo que es malo para Rusia es bueno para Polonia (extraña institucionalización de la tradicional rusofobia, históricamente justificada, pero a la vez exagerada).
Tercero, a los intereses poscoloniales en la zona y a las tendencias históricas de actuar como protector de Ucrania –véase la entrega anterior: Historia, paralelismos, hipocresías (dos miradas),La Jornada, 28/3/14–. Hoy queremos arrastrar a los ucranianos de nuevo, esta vez a una finca más grande –europea, incluso euroatlánticavide: Acuerdo de Asociación Transatlántica– y para otro tipo de penetración y acumulación capitalista a escala global. Ya no es sólo por el trigo, sino por los recursos energéticos y el vasto mercado de consumidores.
Y bueno: antes nosotros poníamos gobiernos-títeres en Kiev y ahora son nombrados por dedazo desde Washington (y nos tenemos que conformar con nuestro dedito detrás de las bambalinas).
***
En este sentido Arseni Yats’ Yatseniuk y su gabinete neoliberal, ultranacionalista y antirruso son una versión moderna yrecargada de Simon Petliura (1879-1926) y su efímero gobierno nacionalista y antibolchevique instaurado por el mariscal Józef Pilsudski (1867-1935) durante la excursión kieviana (1920) en la guerra polaco-bolchevique (1919-1920).
Un gobierno que garantiza los intereses polacos –No puede haber Polonia libre sin Ucrania libre, decía Pilsudski, afinando en Kiev suprometeísmo–, europeos y estadunidenses (ayer fue la entente, hoy es la OTAN).
De hecho, si no fuera por el tubo en el Báltico (el gasoducto Nord Stream), la canciller Merkel y... la misma OTAN, que nos estaban conteniendo (¡sic!), juzgando por el clima en los medios, ya hubiéramos lanzado la segundaexcursión kieviana (y al mismo tiempo de manera hipócrita tildábamos a Putin de Hitler y amenaza contra la paz en Europa...).
Nadie parecía acordarse que la vez pasada nos fue bastante mal, y peor a los ucranianos.
Aunque tras una exitosa campaña los polacos –junto con los petliuristas– tomaron Kiev, ocupándola por un mes (Petliura pagó a Polonia cediendo Wolyn Occidental y Galizia Oriental con Lwów, por el que antes, al final de la Primera Guerra Mundial, peleamos con los ucranianos), el contrataque bolchevique los empujó hasta la línea de Vistula, donde Polonia fue salvada gracias a un milagro, o al genio militar de Pilsudski, en la batalla de Varsovia (1920).
Los polacos derrotaron a los bolcheviques –y al famoso ejército de caballería/Konarmia de Semión Budionni–, pero los ucranianos perdieron su independencia (Petliura se exilió en París, donde fue asesinado por un vengador judío, tal vez inspirado por Moscú, que lo responsabilizaba por pogromos a manos de sus tropas).
El oeste de Ucrania quedó en Polonia (Tratado de Riga, 1921), mientras la URSS tomó el este ucranio, cuya población fue sujetada a una ferozdesucranización y la represión estalinista que acabó en holodomor: elgenocidio por hambre (20 años después, cuando Polonia fue invadida por Wehrmacht y por el Ejército Rojo, Galizia y Wolyn pasaron a ser parte de la URSS).
Según la visión dominante de la historiografía anticomunista y liberal, la batalla de Varsovia salvó al mundo(Edgar D’Arbenon, The eighteenth decisive battle of the world: Warsaw, 1920, Londres 1931); no obstante, este acontecimiento resultó más bien trágico en sus consecuencias.
Al impedir que la revolución llegase a Alemania (y cruzara el puente Polonia, como quería Lenin), fue responsable por la consiguiente degeneración del régimen bolchevique, y al influir en la configuración de poderes en el continente abrió el paso a los auges de Hitler y Stalin.
El gran Mijaíl Bulgákov (1891-1940) –ruso nacido en Kiev–, que veía a su ciudad pasando de manos a manos (de blancos, rojos, cosacos-petliuristas, polacos) y participaba en aquellos acontecimientos (cambiando igual de bandos), retrató aquellos turbulentos años en La guardia blanca (1924).
Dejó también esbozada otra novela,Alyi Maj, fragmentos que formaron el tomo de cuentos El señor Pilsudski,donde escribía de los polacos, con genial sarcasmo: Todos unos caballeros. Sólo matan a los rojos.
Y en voz de uno de sus personajes: “¡Qué nación tan cultural! Todos tocan a Chopin y hablan francés. Cada domingo escuchan misa católica. Después de cada batalla ponen un altar de campo y alaban al Señor (…) allí llevan a los prisioneros atados con alambre y los hacen arrodillarse”.
Si bien durante la presencia polaca en Kiev no hubo pogromos, también reinaba el caos; los civiles vivían atrapados en medio de las fuerzas beligerantes.
–¡El señor Pilsudski nos viene a defender!
–¡Usted está loco! Budionni nos defiende, Petliura nos defiende, el señor Pilsudski nos defiende. De esto sale sólo una confusión más grande. ¿Y qué hay de defender aquí? ¡No hay nada! Sólo la guerra...
Cuando Pilsudski despidió a Petliura y sus tropas nacionalistas, que se dispersaron por Europa, este defensor de los ucranios y sus gobiernos desanación (1926-1935/39), siguiendo las viejas prácticas coloniales polacas, aplicaron en Galizia y Wolyn una feroz política de asimilación, desucranizaciónlucha contra el terrorismo ucranio. (Continuará.)
*Periodista polaco

domingo, 6 de abril de 2014

كوكتيل رائع من اجمل اغاني وردة الجزائرية ♥♥ Cocktail songs Warda Al Jaz...

MEDICINA UV CD. MENDOZA CONVOCA

FACULTAD DE MEDICINA CIUDAD MENDOZA, VERACRUZ


Gris Cobos, Presidenta de EMUVCO informa que la Universidad Veracruzana a través de la Facultad de Medicina de Ciudad Mendoza y de la Asociación de Estudiantes de Medicina Universidad Veracruzana región Córdoba-Orizaba (EMUVCO) convoca a toda la comunidad a sumarse a la campaña de donación Sanguínea