Con toda probabilidad, Catilina no estuvo involucrado en la que se daría en llamar . Sin embargo, muchas fuentes históricas le implican en la misma. Además, no parece suceder sólo en una fuente, sino que esta implicación se presenta en todas las fuentes, lo que a pesar de todo, se estima que no es sino la reproducción de una serie de rumores. Mucha de esta información pertenece a los discursos de Cicerón In Toga Candida, discursos que efectuaría durante su campaña electoral de 64 a. C.
La oligarquía decidió retirar su apoyo a Catilina para ulteriores candidaturas, viéndose así obligado a pasar a la oposición, fue protegido por Craso. Los candidatos a cónsulesPublio Antonio Paeto y Publio Cornelio Sila (sobrino del dictador) tuvieron que renunciar al consulado acusados de soborno masivo. De este modo, los otros dos principales candidatos, Lucio Manlio Torcuato y Lucio Aurelio Cota serían los cónsules del año 63 a. C. Supuestamente Catilina, ofendido por no permitírsele el acceso al consulado, conspiró con Cneo Calpurnio Pisón y los anteriores candidatos a cónsules para organizar la matanza de muchos de los senadores y de los nuevos cónsules el mismo día que éstos tomaban posesión de sus cargos. Luego, ellos mismos se erigirían como cónsules y Pisón sería enviado a Hispania para organizar sus provincias.
No está claro del todo quién participó en esta conjuración, que fracasó (como un segundo intento un mes más tarde). Catilina actuó, según todos los indicios, como agente de Craso a fin de que éste, de haber triunfado el complot, hubiese sido nombrado dictador, con Julio César como lugarteniente.
Más tarde, en 62 a. C., Marco Tulio Cicerón defendería a Sila ante el tribunal tras ser acusado de pertenecer a la reciente conspiración. Al final, Sila fue exculpado y Cicerón recibió un importante crédito, que invirtió en una nueva vivienda.
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