martes, 30 de junio de 2015

José Antonio Hernanz del Moral, conferencia

Conferencia
Hacia un nuevo modelo educativo
José Antonio Hernanz del Moral


Gracias. Una de las áreas a las que me dedico es a las cuestiones sobre ciencia y tecnología. Me gusta fundamentalmente la filosofía primera, la metafísica. Siguiendo la tradición metafísica voy a hablar de algo que no existe y que seguramente no existirá. Después de Nietzsche la gente tiene la manía de no creer en Dios; pues vamos hablar de creer en un modelo educativo que pueda existir a ver si por ahí se puede hacer algo. Más que hablar de un modelo existente o inexistente, planteo una pregunta ¿Cómo encajan las humanidades en una concepción actual de la educación superior? porque creo que seguimos la inercia típica de nuestros sistemas educativos, no solo el mexicano, sino el que tenemos en la perspectiva global en todo el mundo occidental. Hay una clasificación del conocimiento por áreas disciplinarias y además esta primera visualización por disciplinas corresponde a algo que es más profundo y más intenso que es la separación abismal entre lo que podemos llamar el conocimiento científico y tecnológico y los saberes del humanismo, y esta ruptura, esta quiebra, nos lleva además a una situación que es económica y política en lo que podemos llamar genéricamente la sociedad del conocimiento que tiene que ver con la creciente economización de la vida humana, que no es una cosa nueva, sin embargo, la estamos sufriendo, la estamos experimentando con una gran fortaleza, hasta tal punto que nos encontramos, con que lo que llamamos educación superior, se rige, cada vez más, por criterios económicos no de cuánto cuesta un estudiante o cuánto cuesta un programa educativo, sino cual es el tipo de beneficio supuestamente social que se obtiene al tener mayor número de titulados en un área u otra. Y junto a esto hay un aspecto que yo creo que es crucial para todos nosotros, que es la crisis radical del concepto de ser humano, en la que nos encontramos hoy en día inmersos, y por otro lado, una crisis que es de tipo económico pero que es muy importante, muy relevante, que es lo que podemos llamar la crisis del mercado laboral, porque ciertamente hay un argumento, que seguro que todos conocéis y lo habríais vivido en varias ocasiones, es que las humanidades no te permiten trabajar, no hay campo laboral para las humanidades y yo no sé porque hay una manía en querer responder en que si hay mercado laboral para las humanidades, cuando realmente la respuesta es que tampoco hay campo laboral para quien haga tecnología o quien haga medicina, o sea, realmente no hay ninguna garantía prácticamente de que estudiando una carrera uno se ponga a trabajar en lo que ha estudiado, sin embargo así nos encontramos, es tan inexistente lo que voy a contar que ni siquiera hay… el caso, insisto, es que tenemos que preguntarnos ¿Cuál es la función, el sentido, la finalidad de las humanidades para intégralos en un modelo que realmente sea educativo de educación superior en las sociedades del conocimiento? Esas serían las condiciones que creo que hay que plantear, porque ciertamente el modelo educativo es algo que declaramos cuando un proyecto institucional, como acaba de comentar Elizabeth en el caso de la Universidad Veracruzana, que ya tiene quince años de andadura, quizá más, bueno más tiempo que es silente de andadura, y esto trae consigo una visión genérica de que entendemos por educar, sin embargo hay que irnos planteando hacia el futuro que tipo de modelos podemos ir construyendo para no ser simplemente reactivos porque en el caso de las humanidades da la sensación de que vamos cabalgando por detrás. Hay que ir pensando cómo justificar que todavía tenga sentido dar clases de filosofía, de historia, de literatura, de tantas cosas que para nosotros son importantes, no solo interesantes, pero importantes parece que no lo son. Hay que convencer a alguien que maneja los recursos económicos para que efectivamente desembolsé un recurso para este tipo de cosas que más tienen que ver con el ocio aparentemente. En este contexto quiero recordar tres cosas como punto de partida que son de carácter un tanto histórico, pero que vale la pena recordar, en primer lugar, lo que llamamos humanidades surge de lo que genéricamente es el estudio humanitate al final de la Edad Media y principio del Renacimiento, es decir, estudios sobre lo humano, y estos estudios sobre lo humano tiene que ver con dos aspectos que no podemos desdeñar para replanteárnoslo en un modelo educativo actual ¿Qué función tendrían las humanidades? El primero es que hay un redescubrimiento de lo humano, que va a traer consigo, un par de siglos más tarde, la consolidación de la vida del sujeto, que es la que ha ido construyendo el pensamiento moderno en buena medida, que también actualmente está en crisis, o lleva un siglo en crisis el concepto de la subjetividad cartesiana o la cartesiana kantiana quizá, por un lado, y por otro lado, que los estudios humanitate suponen una forma de ascenso social y de ascenso económico. Quien en el siglo xv se ponía estudiar humanidades y era un humanista tenía un buen trabajo, hoy estamos al revés, quien estudia humanidades parece que da la sensación que se supone que no va a trabajar, que va a vivir de sus padres o que va a vivir de sus hijos el día de mañana o algo parecido, no, esa situación es muy interesante, los estudios humanitates a partir del siglo XIV aportan algo a la vida cultural, política y económica de las sociedades europeas, que hacen que sean intrínsecamente valiosas, no solo es el valor del conocimiento que vale en sí mismo sino que aporta algo para la transformación del mundo social, a medida que avanza la modernidad ¿Con que nos encontramos? En primero una trasformación que padecemos nosotros en el siglo XXI que es el valor creciente del tiempo humano, es una característica también de la modernidad en que hay una reconceptualización del concepto del tiempo concebido como vida y concebido como algo que es intrínsecamente humano, el tiempo es lo que miden los relojes, el tiempo es duración, y esa duración tiene que ver con un proyecto que es eminentemente antropológico y además está ligado a un proyecto cultural, lo que el ser humano busca, sin ser aristotélicos, es, podemos afirmarlo, es ser cada vez más humano. En que consiste ¿Ser cada vez más humano? En utilizar el tiempo, nuestra propia vida, en las sociedades de la historia, para poder hacer cosas humanas, que tienen que ver con el desarrollo del pensamiento, todavía estamos en una transición de sociedades premodernas, en las cuales el trabajo manual sigue siendo pensado como algo inferior y el trabajo intelectual como algo superior. En ese sentido el trabajo moderno, entendido por trabajo, el trabajo remunerado, nos  empieza a generar lo que a partir del siglo XVIII, se llama tiempo libre, Somos tiempo y resulta que el trabajo o el sostenimiento de la vida cotidiana genera un plus de tiempo que nos va a permitir libremente dedicarnos a lo humano. Y no solo para algunas élites, sino fundamentalmente ya para toda la sociedad o para una masa creciente de la sociedad que ya nos encontramos. Este concepto de ocio actualmente se transforma, recordad como en los años setenta del siglo pasado se habló mucho de la sociedad del ocio y de la era del ocio, y nos encontramos con que hay una transformación, hay tiempo del tiempo libre que es ocio, se dedica para cultivar cosas que van más allá de lo puramente necesario, ahí están las humanidades ¿Cuál es la trasformación? Las humanidades es aquello a lo que uno dedica su tiempo libre, cómo si se quiere dedicar a coleccionar sellos, a ver futbol, o algo todavía más significativo como leer, pues, o hacer cosas peculiares. Hay una concentración conceptual de que las humanidades si tienen que ver, vamos a decirlo así,  con algo elevado, pero que si está supeditado al ocio, al tiempo libre, y además en los años 70 del siglo pasado se desarrolla la concepción de las dos culturas, la cultura científica y la cultura humanística en las universidades, aparece acuñada ese término en el discurso universitario e incluso a principios del siglo XX se intenta generar la idea de una tercera vía, la tercera cultura que intentaría implicar ciencia y tecnología. Todo esto lo digo como contexto de lo que me interesa destacar y que es la siguiente idea, lo pongo casi como tesis a discutir, la mayor innovación de las universidades contemporáneas consiste en el desarrollo del pensamiento humanístico en su comunidad. Y no lo digo por una cuestión gremial, para que tengamos más trabajo todos, sino que esa es curiosamente una innovación ¿Por qué? Porque actualmente las universidades están planteadas como un espacio de creación de cualificación laboral que permite obtener un ocio, tiempo libre, que ya el que quiera, podrá posteriormente, lo dedicará a escuchar música, además a música culta, a leer literatura, a escribir, a estudiar lo que le da la gana, mientras que la universidad es universidad, es una formación técnica y no en sentido del área técnica, en el sentido que te permite dominar la disciplina que te va  a dar acceso al mercado laboral, la transición muy rápida en 5 siglos es universidad medieval, en la cual hay un concepto sin tiempo de la formación, un estudiante llegaba a una universidad, se pegaba a un profesor reconocido, y después de 1, 2, 3, 5 o 10 años, el profesor determinaba tu vales, tienes licencia para poder hacer cosas, En el mundo barroco la universidad se transforma en un espacio de construcción libre de pensamiento en la cual el pansofismo, el poder saber de todo es crucial, siglo XVIII, universidad napoleónica en la cual hay una autentica concepción disciplinaria del conocimiento, siglo XX, lo que podemos llamar, no está tipificado así, en ningún libro, la universidad de corte formista, es decir, la universidad como ensamblaje lineal de piezas conceptuales que te permiten salir no como un coche Ford, en el sentido de un Ford, de la cadena de montaje, sino como un especialista en algo laboral. Actualmente todo eso es inútil, porque el tipo de sociedad en que vivimos es muy distinta y nos pide algo diferente, eso nos llevaría a esa transformación que aparece aquí, ya por fin, para empezar hablar de algo que valga la pena, la trasformación del triángulo del conocimiento. Insisto en que el contexto es que vivimos en un tipo de sociedades que llamamos sociedades del conocimiento, es un concepto que a mí me parece válido desde el punto de vista descriptivo, y en estas sociedades del conocimiento nos encontramos con que hay un interés creciente por la educación superior que es estratégico desde el punto de vista económico, político y social. Y desde hace ya algunos años los créditos de la sociedad del conocimiento nos hablan de este triángulo del conocimiento, a la izquierda tenéis una concepción clásica, este triángulo del conocimiento en el cual la innovación, la investigación y la educación forman un triángulo digamos que virtuoso pero el cual cobra sentido la producción ¿De qué? De una economía del conocimiento. Por eso ahí pongo horizonte de una economía del conocimiento. Y eso estaría relacionado con algunos teóricos de hace 30  o 40 años constituiría con el homo saber, el ser humano que hace cosas. Que insisto le va a sobrar tiempo y en su ocio se va a dedicar a hacer cosas para elevar el espíritu humano, lo cual como me gusta ahora decir en mis clase de filosofía es algo totalmente falso, o sea, hay un supuesto ilustrado de más adelante según el cual la gente universitaria después de haber pasado por su formación, de repente va a descubrir que es muy valioso leer a los clásicos, escuchar la Traviata y hacer cosas de ese tipo, cuando realmente lo que si ve son los clásicos, América contra el Toluca, en lugar de la Traviata le gusta la gaviota, y ese tipo de cuestiones, no es que la sociedad esté corrompida sino que el ocio no está dirigido hacia lo que los románticos alemanes pensarían que sería la elevación del espíritu humano ¿Por qué? fundamentalmente  lo que vemos es una sociedad capitalista del consumo. Un capitalismo basado en el consumo. En el cual todo, esto lo comentaré al final, si me da tiempo, que me temo que no, nos encontramos con el concepto de obsolencia programada para todo los productos incluyendo la propia experiencia humana. ¿Qué es lo que supondría o qué es para nosotros el reto de la innovación universitaria a través de la tematización de las humanidades, de los estudios humanitarios? supondría algo aparentemente muy simple que es dejar de concebir la universidad como un espacio de producción del conocimiento para hacer un horizonte de una sociedad del conocimiento que quizás sin caer en utopías pueda aspirar a ser una sociopólis, en una sociedad de la sabiduría, no en el sentido de que todo el mundo sea sabio, porque sería realmente terrorífico, sería como zombis socráticos por ahí pululando por la calles, sino una sociedad en la cual se pueda en buena medida aspirar a articular el reto moderno de los propios humanistas de principios de la modernidad que es la construcción de una sociedad justa en la que cual cada quien pueda llegar hasta donde quiera. Y esto nos llevaría a un nuevo tipo de individuo que yo me atrevo a catalogar como homo innovan, es decir un ser humano cuya característica fundamental es la innovación, esto siempre ha sido así, el ser humano es una entidad innovadora, pero de la misma manera que homo sapiens designa ese otro tipo de concepción, pensemos en Lineo, cuando habla del sapiens, de saperes, como un elemento crucial, que incluso, recordad como Kant lo retoma, el sape de audeat, no, atrévete a saber, que casualidad, que es una casualidad que el homo es homo sapiens como Faber, como fiusus, bueno pues yo sigo esta línea en vigor y pongámosle el de homo Innovan ¿por qué? Porque es un tipo de ser humano que se está construyendo a través de la educación, los que estamos aquí, creo que compartirán la idea de que el ser humano no nace, sino que se hace, biológicamente tenemos un genoma determinado que nos identifica como especie pero la antropología es un constructo, y es un constructo que se moldea a través de la educación, si no tenemos un momento ingenuo el pensar que el espíritu humano se engrandece y se desarrolla por motus propio, no se da así, es a través de la educación. Y esto, creo, esta trasformación exige algo tan simple como medular de la educación, como un vértice del triángulo, teniendo en el centro de la construcción de la ciudad del conocimiento y trasladar ese vértice hacia el concepto de ciudadanía, para los otros conceptos nos pueden ser útiles, pero ciudadanía estaría apuntando hacia la dimensión política del conocimiento que es lo que parece que estamos perdiendo en el mercadeo epistemológico de las universidades de la educación superior de los últimos años. Curiosamente esto nos podría llevar a una mayor triangulación una visión fractal de ese triángulo en el cual desde mi punto de vista, esos triángulos del conocimiento se expanden, quizá se podrían hasta expandir infinitamente, pero yo quiero hacer hincapié de que no podemos hablar de un cierto modelaje de como la innovación fundamental supone el rescate de las humanidades, no necesariamente como experiencias  educativas, sino como forma de concebir la educación superior como algo que transforma el proceso, el triángulo o el vértice de la innovación es a su vez un triángulo para mi crucial de la educación superior en el cual el vértice superior, que no necesariamente es una jerarquía, pero si es el que direcciono hacia  dónde va la construcción de los seres humanos es el saber vivir, y por supuesto el saber vivir, es vivir bien. La pregunta es ¿Y qué es el vivir bien? Cada quien debería tener su propia respuesta, no hay una única forma de saber vivir, ni de vivir bien, ahí parece vamos a encontrar con éticas, con morales, con políticas, pero la educación superior debe estar dirigida hacia la formación de intelectuales, que no gente de humanidades, un intelectual es una persona que desarrolla su capacidad formativa para moldear su propia existencia, no hubiera citar a Micha por segunda vez, hay que apuntarlo Félix, eso está seguido, la vida humana debería ser de tal manera que cada uno sea el artista de su propia vida. Eso la idea de la vida como obra de arte es algo que tenemos que rescatar y es algo que no se puede constituir solo con una perspectiva técnica  o técnico científica. Ese saber vivir, incluso como sabéis es un concepto que en América se está rescatando de la propia experiencia intercultural del mundo indígena, tanto en Bolivia como en Ecuador, en sus constituciones aparece el concepto de saber vivir ligado a una concepción sustentable y política muy arraigada en las comunidades indígenas, de aquí tendríamos conceptos similares a los que ellos utilizan. Tiene que ver con lo que decía Platón, tiene que ver con lo que decía Lao Tse (lao sin) tiene que ver con lo que dice el brahmanismo,  tiene que ver con lo que dice el pensamiento sapiencial de casi todas las culturas ¿Qué es un ser humano? un ser humano es saber vivir. Y eso está ligado a un concepto que es político, que es la responsabilidad, porque el saber vivir supone ser responsables de lo que estamos haciendo… y en un sentido amplio supone dominar conocimiento. La investigación se vincula con la responsabilidad, la creatividad es un elemento básico que hay que incrustar en cualquier modelo educativo, sea del nivel que sea, precisamente en la educación superior y la idea de transferencia, comunicar conocimientos, y comunicar experiencias vitales, que a su vez es uno de los vértices de un triángulo de la ciudadanía que tiene que ver con la trasferencia, la civilidad, como sistemas formales de convivencia, que es crucial; la civilidad nos ha permitido ser cada vez más humanos y a su vez está  conectado con el conocimiento, de tal manera, por favor la siguiente diapositiva, de tal manera que nos encontraríamos con un conjunto de triángulos que nos invitan a construir una figura de tres dimensiones en la cual todo está conectado, y de tal manera que no hay un punto de arriba o un punto de abajo en lo cual todo está realmente interconectado, de tal manera y pasamos a la siguiente diapositiva podríamos repensar esto como un proceso de educación superior. El eje en la línea del saber vivir, la responsabilidad y la creatividad estaría o debería  estar marcando el sentido de lo que llamamos la formación integral del estudiante, no son los elementos, pero si, con esos elementos vamos a cuestionar la educación superior que realmente sea superior. El eje del saber vivir, conocimiento, civilidad nos lleva a cómo entender el conocimiento y desarrollo de la planta académica y la razón entre creatividad, transferencia, civilidad, nos llevaría a establecer como presentar una oferta educativa, yo recuerdo que hace unos años que me tocó estar en la comisión de la revisión del plan de estudios de filosofía y la primera pregunta que nos hacían era muy fácil desde mi punto de vista que es descríbanos cuál es el campo laboral de su disciplina y hay una respuesta que era muy fácil, ponía: ninguno. Porque la filosofía no sirve para nada realmente, y me acuerdo que el facilitador se puso muy nervioso y nos pedía una respuesta distinta, como castigo me hicieron director de desarrollo académico para negar ese tipo de respuestas cuando se hacían esas preguntas, pero la pregunta está mal planteada, hay que ampliarla, es un poco lo que preguntaba Elizabeth,  hace una rato que nos hablaba sobre el MEIF, no es nada más ¿Que visión tienes? sino hay que tener una visión de conjunto, esa visión de conjunto no la proporciona, pero ayuda a crearla en uno mismo a través de las humanidades, lo que confiere un sentido a toda la práctica técnica y científica. Con esto, desde mi punto de vista, tendríamos los andamiajes básicos para empezar a construir un modelo educativo de educación superior que nos permita anticiparnos, no ser reactivos a los retos del siglo XXI en el cual y de forma muy esquemática tendríamos algunos elementos de ese innovas que humanísticamente hablando se puede ir moldeando. En primer lugar esto exige el creciente desarrollo del pensamiento colaborativo, la modernidad es la época del yo, y es la época del conocimiento como patrimonio de la deidad, la intersubjetividad, la interculturalidad, la historia como intertradición, son problemas porque los vemos desde un punto de vista único, hoy en día sabemos que el conocimiento y la existencia humana es un conocimiento y una existencia reticular y que exige pensamiento colaborativo, cosas concretas que esto supone como impacto para transformar el modo en como entendemos la educación, podemos premiar, sabemos impulsar la innovación educativa y las tutorías, pero, al menos en esta universidad, siempre como algo personal, a mí se me ocurre innovación y la hago, y me funciona y me dan un premio, el famoso programa de estímulos  a la productividad académica, que bueno todos más o menos lo entenderéis, y la tutoría igual, yo soy tutor y tengo a mis tutorados y platico con ellos. Lo que hay que hacer es plantear estrategia colaborativa y en este caso sí, aunque tenemos que buscar la interculturalidad acorde a cada disciplina y a cada momento de la formación del estudiante. La innovación educativa si es colaborativa tiene que procurar afrontar problemas comunes, estoy convencido de que en todas las universidades, los que estamos aquí tenemos problemas comunes, uno de ellos es que los estudiantes no entran con la formación y la maduración que quisiéramos para poder hacer una carrera universitaria y por otro lado como una atención añadida los gobernantes, los de la federación, hasta el gobierno del estado y nuestra propia localidad nos piden que aumentemos la tasa de retención universitaria, una forma de hacerlo es muy sencillo, poniendo 10 a todo el mundo, no, pero claro, esa no es la vía seria, ¿Cuál es la vía seria? Intentar que los estudiantes  que vienen más rezagados tengan el ímpetu y también la oportunidad de irse nivelando y esto exige un proceso de innovación que no puede ser universal, en medicina, en filosofía, en artes, en música, las estrategias deben ser distintas, y esto también nos lleva al tema de las tutorías, la tutoría no es hasta cuántos estudiantes me despacho para decirles si van bien o van mal con sus clases sino lo que tiene que ver con una posición más comprometida que debería rescatar el papel del mentor de la mentora, el tutor académico debería ser una persona quizá idealmente que acompañe en el proceso de formación a los estudiantes. El pensamiento colaborativo, en segundo lugar, mentalidad local, y eso sólo se consigue leyendo a los clásicos y leyéndolos no sólo por el hecho de decir pues sí, ví, leí, a Homero, o bueno, vi la película de Troya, con Brad Pitt, nunca como más interesen ante, sino realmente entender la clasicidad, desde luego no es prurito estetizante es una exigencia lo que concierne a nuestras tradiciones y no solo las locales sino las de la humanidad ¿Para qué? para que para poder actuar en sentido estricto de manera local. En tercer lugar, dar mayor valor a una tutoría real, lo decía hace un momento, pero lo reitero, el tutor debe ser un mentor académico, debería ser una persona, que sin moldear a su propio antojo a su imagen y semejanza a los tutorados, sea capaz de hacer crecer todo el potencial intelectual que un estudiante tiene y eso no lo estamos haciendo desde mi punto de vista. Otro aspecto que es crucial entender humanísticamente hablando, el término competencia, porque se sigue pensando que la competencia tiene que ver con enfrentamiento de forma muy básica, esto ya parece que está superado, pero tiene que ver con herramientas para poder adaptarse a términos cambiantes, no, tiene que ver con ser competente y por lo tanto con ser capaz de poder orientar su propia vida, no es cuestión de tener un título universitario que te permita tener una práctica frente a otra, tiene que ver con algo mucho más amplio. El último punto que quisiera destacar, la creatividad como legado básico de la educación superior, yo estoy convencido de que toda propuesta de educación superior, algunos casos son históricamente, pero debe centrarse en crear personas creativas, crear y creatividad están ligados, perdón por la redundancia, pero es eso, crearlos, pero no para que sean creados como nosotros, sino que para que cada quien tenga su propia construcción de un mundo de posibilidades y además por otro lado, en el mundo que vivimos tan cambiante, efectivamente la creatividad es un valor hasta laboral si queremos, que es crucial, pero sobre todo, tiene un gran valor político y este es el último punto que sería crucial en un modelo educativo que realmente asuman las humanidades, como proceso de innovación genérico, que es el rescatar el carácter político de la educación, cada vez más los individuos y sobre todo los jóvenes son desapasionados con la política y no me refiero nada más al discurso político sino a la construcción de la polis, del espacio público, y esto tiene que ver en buena medida con una forma de entender la voluntad, que es una forma representativa, que es algo típicamente moderno, desde luego tiene que ver con la educación superior, están pensados para generar profesionales en un momento determinado, que supondría, y con esto termino, una propuesta de innovación, de un modelo de educación que incruste estos triángulos que aquí estoy presentado, las humanidades, no solo ellas, pero incluye las humanidades, supondría rescatar otro punto que es crucial que es la maduración intelectual de las personas, creo que en la zona está ocurriendo algo muy parecido, nos piden que seamos capaces de diseñar licenciaturas exprés, que en vez de hacerlas en cuatro o cinco años, se puedan hacer en tres, o dos y media, en dos y porque no en un semestre… es decir, si eres capaz de juntar unos créditos por aquí, otros por allá, otro curso virtual y en vacaciones llevar filosofía de la ciencia, a lo mejor con eso consigues sacar tu título universitario en dos años y medio ¿Para qué? para desemplearte antes, o para, eso sí, entrar a una maestría que cuesta 15 veces más que una licenciatura, en la cual, lo que vas a cursar es lo que llevarías en una licenciatura de 5 años, los que hace 30 años estudiaban 5 años, se sigue estudiando hoy en día en 5 años, lo que hace 40 años no se pagaba por ello en las universidades publicas hoy en día no se paga la mitad y la segunda mitad se paga 10 veces más de lo que se debiera. Eso es una cosa que  tendríamos que repensar, pero la educación exige maduración y la maduración tiene que ver con la capacidad de pensar críticamente el mundo y para hacernos adultos, solo un conjunto de ideas que espero anime un poco la discusión y que más que yo quiero que nos permitirían ir pensando en un modelo educativo de educación superior realmente innovador que rescate el sentido social y humano de nuestra humanidad. Gracias.

Por la mañana del 4 de junio de 2015 en la facultad de pedagogía de la Universidad Veracruzana en el puerto de Veracruz, México, José Antonio Hernanz del Moral que funge como director de desarrollo académico e innovación educativa de la universidad veracruzana dio la conferencia “Hacia un nuevo modelo educativo” durante la reunión nacional de escuelas y facultades de filosofía, letras y humanidades. 
(Grabado y pasado a texto por francisco Javier Chaín Revuelta)

Cartesianismo

CARTESIANISMO

Antoni Defez i Martín
(Universitat de Girona)



El término "cartesianismo" hace referencia a las características generales de filosofía de Descartes ("Cartesius" en la versión latina de sus obras), aunque no se reduce exclusivamente al conjunto de sus tesis y argumentaciones. Por este motivo, aquí no nos ocuparemos del pensamiento de Descartes, sino de los rasgos generales que definen su filosofía y que, no obstante, pueden ser desarrollados más allá de la misma. Así, teniendo en cuenta estas salvedades, podemos entender por cartesianismo el siguiente conjunto de tesis epistemológicas y ontológicas:
(I) La tesis del fundamentismo epistemológico que afirma la necesidad y la legitimidad de elaborar una reconstrucción del conocimiento a partir de fundamentos infalibles o absolutamente ciertos: el conocimiento es concebido por Descartes como un edificio, una estructura jerarquizada -o, metafóricamente, como un árbol- que exige fundamentos indubitables. Estos fundamentos serían proposiciones cuya verdad y absoluta certeza son independientes del resto de proposiciones que con su apoyo pudieran ser verdaderas o ciertas. En consecuencia, la fundamentación del conocimiento es concebida como una relación atomista y asimétrica o de única dirección: las proposiciones se justifican desde los fundamentos de una en una o aisladamente, siendo además siempre el caso que las proposiciones que hacen de fundamentos no estarán justificadas por ninguna otra proposición. Ahora bien, los fundamentos del conocimiento, en la medida que no están justificados por ningún otro conocimiento, podría decirse que se fundamentan a sí mismos o, si se quiere, que son autoevidentes o autopresentes, como ha dicho recientemente R. Chisholm.
Descartes estableció como criterio de conocimiento de los fundamentos la claridad y la distinción, entendiendo estas características como la irresistibilidad con que la verdad de ciertas ideas (la ideas innatas y, entre ellas, la idea de dios, los principios de la lógica y las ideas matemáticas) y ciertas proposiciones existenciales ("pienso, luego existo", "Dios existe") se presentan a la mente humana. Asimismo, el empirismo clásico, que en esto siguió de cerca a Descartes, hizo del conocimiento de las informaciones sensoriales -ideas de sensación o impresiones- el conocimiento indubitable (claro y distinto) desde el que reconstruir y fundamentar todo el conocimiento. A su vez, sería mediante la deducción o a través de relaciones inferenciales la manera como los conocimientos que no juegan el papel de fundamentos estarán justificados por aquellos otros que sí lo tienen. En suma: la certeza de lo evidente -certeza metafísica no inferencial que excluye la posibilidad lógica del error y cancela toda duda concebibles transferida deductivo o inferencialmente a lo no evidente.
(II) Las dudas que plantea el escepticismo no sólo han de ser consideradas como significativas, sino que además han de ser la motivación inmediata del filósofo. Si la filosofía tiene como objetivo último y primordial la fundamentación y la reconstrucción del conocimiento desde lo absolutamente cierto o indubitable, su motivación más perentoria consistirá en contestar los retos del escéptico, es decir, en ofrecer argumentos que demuestren la falsedad de sus conclusiones y la irrazonabilidad de sus dudas. En este sentido, el ejemplo de Descartes de la duda hiperbólica y metódica mostraría el papel central que el escepticismo debería jugar en la reflexión epistemológica: las dudas del escéptico serían el punto de arranque de la filosofía y aquello que permitiría a la filosofía alcanzar una posición cero de análisis, supuestamente sin presupuestos, desde la que obtener el criterio del conocimiento.
(III) La tesis ontológica del dualismo que afirma que en el universo existen dos tipos de sustancias radicalmente diferentes e irreductibles respecto de sus atributos esenciales: la mente (res cogitans) y la materia (res extensa). Así, los seres humanos serían el resultado de la combinación contingente y accidental de mente y cuerpo. El dualismo cartesiano en cierto sentido supone una vuelta a la concepción platónica del hombre, apartándose de la tradición aristotélica que veía al hombre como animal racional y para la cual el alma era el principio de vida y de organización del cuerpo y, por tanto, una entidad no separable de este último. El dualismo cartesiano tuvo como inmediata consecuencia el problema de la interacción mente-cuerpo, problema que no sólo ocupó a sus más inmediatos seguidores -por ejemplo, A. Geulincx y N. Malebranche con el ocasionalismo, B. Spinoza con el monismo y G. W. Leibniz con su monadismo armonicista-, sino que todavía hoy es tema central de buena parte de las discusiones en filosofía de la mente.
(IV) Una consecuencia epistemológica del dualismo cartesiano es la idea de la transparencia de lo mental: la mente tendría un acceso privilegiado a sus propios contenidos, acceso consistente en ser un acceso directo, inmediato e incorregible. Por el contrario, cuando se trata de las otras mentes el acceso sería corregible, indirecto o mediato. En concreto, dado que los contenidos mentales de las otras mentes no son accesibles directamente, su existencia sólo puede ser inferida a partir de intermediarios -por ejemplo, la apariencia física de los otros o sus conductas. En consecuencia, respecto las otras mentes siempre será concebible el error. O dicho de otra manera: para el cartesianismo la relación que existe entre contenidos mentales y conducta pública es sólo contingente -lo físico sólo es síntoma, pero no criterio, de lo mental-, y ello provoca que no exista relación necesaria alguna entre los contenidos de la mente, que son privados a la mente, y la conducta pública.
Así las cosas, el dualismo cartesiano daría lugar al solipsismo y al llamado problema de las otras mentes, problema que desemboca en el reto escéptico que pone el tela de juicio que podamos saber que los otros poseen mente o que, de poseerla, podamos saber qué es lo que sucede en su interior, cuáles son sus contenidos mentales o si tales contenidos mentales son cualitativamente semejantes o idénticos a los nuestros. Desde una perspectiva cartesiana el problema de las otras mentes sólo podría ser solucionado apelando a argumentos basados en la analogía: la analogía que todos habríamos constatado entre nuestros contenidos mentales y nuestra conducta pública, y que proyectamos a la conducta de los otros. El problema, sin embargo, es que los argumentos por analogía están condenados al fracaso ya que, al basarse en la idea que sólo existe una relación contingente entre contenidos mentales y conducta física, siempre dejan abierta la posibilidad de la duda.
(V) Otra concreción del dualismo cartesianismo es la teoría representacionalista de la mente, la cual es usada para explicar la percepción y el conocimiento del mundo externo. Según esta teoría, no poseemos un conocimiento directo e inmediato del mundo externo, sino que éste siempre se realiza mediante intermediarios mentales: los contenidos de la mente (ideas adventicias, para Descartes, imágenes mentales o datos sensoriales para el empirismo clásico y el positivismo contemporáneo). Estos intermediarios serían representaciones mentales, más o menos fidedignas, de los objetos exteriores a la mente, ya que serían el resultado de las estimulaciones sensoriales que los objetos físicos causan. Y el problema aquí de nuevo será el reto escéptico ya que, de aceptar el carácter mediado de la percepción, los objetos del mundo exterior a la mente, así como los procesos causales que provocan la aparición de sus representaciones en la mente, serían entidades inferidas y procesos inferidos y, en consecuencia, siempre quedará abierta la posibilidad de que nada corresponda a nuestros contenidos mentales. De hecho, el fenomenismo, que ha sido un teoría recurrente entre los empiristas, sería la concreción de esta posibilidad: para el fenomenismo los objetos no serían otra cosa que combinaciones, colecciones o construcciones hechas de datos sensoriales y, como afirmara J. S. Mill, posibilidades permanentes de percepción.
(VI) Podemos considerar también como cartesiano la teoría del ideacionismo semántico, aunque fue J. Locke quien abiertamente sentó sus bases. De acuerdo con esta teoría, el significado de las palabras hay que entenderlo, primariamente, como la entidad mental (privada) que nombran o denotan, y sólo en segundo lugar los objetos públicos. Dicho de otra forma: las palabras de forma inmediata denotan contenidos mentales y mediatamente objetos físicos a través de la intervención de esos contenidos. Es coherente considerar el ideacionismo como parte del cartesianismo dado que la teoría del contenido mental en que descansa la podemos encontrar en las tesis (IV) y (V). Una consecuencia evidente del ideacionismo semántico sería la defensa de la posibilidad de lenguajes privados, tesis que ha sido objeto de crítica por parte del segundo Wittgenstein, para quien los lenguajes privados serían conceptualmente imposibles.
(VII) Igualmente respecto de la identidad personal, el cartesianismo constituye una posición paradigmática. Se trata de la idea no formulada abiertamente por Descartes, pero sí implícitamente aceptada, de que la identidad de la personas es una identidad básica ontológica y epistemológicamente garantizada. Epistemológicamente en la medida que cada sujeto tendría un acceso directo y privilegiado a su propio yo; ontológicamente en tanto que cada yo sería distinto a los otros yoes o, si quiere, porque los yoes son para Descartes, pues así Dios los habría creado, numéricamente distintos.
(VIII) Es también propia del cartesianismo la perspectiva de primera persona o subjetivista en la reflexión filosófica. Y no por el hecho de que Descartes presentase su filosofía en el Discurso del método y las Meditaciones metafísicas bajo un aspecto dramático o novelado y escrito en primera persona. La subjetividad cartesiana no es la subjetividad psicológica o existencial, que más tarde podemos encontrar en Rousseau o el existencialismo, sino una filosofía hecha desde el sujeto pensante considerado como polo cognoscitivo irreductible. Este subjetivismo se ha constituido en el paradigma filosófico de la Modernidad, y es posible descubrirlo tanto en el empirismo clásico, en el idealismo alemán, en algunas formulaciones del positivismo lógico, así como en el trascendentalismo de Kant y del primer Wittgenstein. Como hemos visto en las tesis (I) - (VII), problemas como la significatividad del escepticismo, el criterio del conocimiento, el dualismo, la transparencia de lo mental, la teoría del acceso privilegiado, la teoría tepresentacionalista de la mente, el problema de la existencia del mundo externo, el solipsismo, el problema de las otras mentes, la privaticidad lingüística, o la cuestión de la identidad personal dependen de la perspectiva subjetiva o de primera persona que el cartesianismo introduce en la filosofía.
El cartesianismo es, sin duda, una tendencia general de la filosofía muy potente: seguramente debido al hecho de que el sentido común es intuitiva e irreflexivamente cartesiano. Así, no tesulta extraño comprobar que, a pesar que la filosofía del siglo xx ha sido sistemáticamente anticartesiana, sobre todo gracias al segundo Wittgenstein y otros representantes de la filosofía analítica como G. Ryle, P. F. Strawson o R. Rorty, no obstante, en las últimas décadas se ha producido un resurgir de posiciones más o menos filo-cartesianas. El origen puede rastrearse en la semántica referencialista y el realismo metafísico defendidos por Kripke a principios de los aííos setenta. Con todo, ya en esta misma época en los círculos anglosajones se había ido experimentando un resurgimiento de lo que podríamos llamar una "filosofía con sujeto" en contra de lo que el estructuralismo proclamara y la filosofía analítica practicara: la muerte del sujeto. Efectivamente, con el tiempo fue ganando terreno la idea de que la descripción física (química, biológica, conductual ... ) no agota todo el ámbito de la objetividad. Así, el neocartesianismo ha venido a reclamar, de nuevo, un trozo de objetividad para la supuesta naturaleza irreductible de lo mental y del yo. Por ejemplo, Nagel, Mackie, McGinn y Chisholm vienen a afirmar que tanto el yo como sus contenidos (mentales) son captados epistemológicamente como autopresentes y se constituye ontológicamente como propiedades y no como sustancias. Ello ha comportado una revitalización de las que hemos presentado como tesis definitorias del cartesianismo y que habían estado impugnadas en las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.
Bibliografía:
CHISHOLM, R., Person and Object, London, Allen & Unwin, 1976; CHISHOLM, R., Teoría del conocimiento, Madrid, Tecnos, 1982; CHISHOLM, R., The First Person. An Essay on Reference and Intentionaíity, Brighton, The Harvester Press, 1981; KRIPKE, S., El nombrar y la necesidad [1972], México, UNAM, 1985; KRIPKE, S., -ldentity and Necessity(1971), en S. P. Schwartz (ed.),Naming, Necessity and Natural Kinds, New York, Cornell University Press, 1977; KRIPKE, S., Wittgenstein. Reglas y lenguaje privado, México, UNAM, 1989; MACKIE, J. L., Problems from Locke, Oxford, OUP, 1976; MACKIE, J. L., "The transcendental 'I' ", en Z. V. Straaten (ed.), Philosophical Subjects, Oxford, Clarendon Press, 1980; McGINN, C., The Character of Mind, Oxford, OUP, 1982; NAGEL, T., "The Objective Self", en C. Ginet y S. Shoemaker (eds.), Knowledge and Mind, Oxford, OUP, 1983; NAGEL, T., The View from Nowhere, Oxford, OUP, 1986.
Publicat en Muñoz, J. & Velarde, J. (eds.), Compendio de Epistemología.
Edit. Trotta, Madrid, 2000, pàgs: 95-99.

viernes, 19 de junio de 2015

Rodolfo Neri Vela dictó en la Universidad Veracruzana magistral conferencia "Explorando el cosmos"

Rodolfo Neri Vela recibe diplomas y máxima medalla de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Veracruzana

En la UV “Exploración del Cosmos”
Conferencia Magistral de Rodolfo Neri Vela


Francisco Javier Chaín Revuelta

En el marco del programa de actividades por la conmemoración del décimo aniversario del Centro de Investigación en Micro y Nanotecnología (MICRONA) de la Universidad Veracruzana, Rodolfo Neri Vela (Chilpancingo, 1952)  dictó el 12 de junio 2015 la conferencia magistral “Exploración del Cosmos” en el aula magna de la Facultad de Ingeniería de la UV campus Veracruz-Boca del Río.

Recordó el cosmonauta lo delgado de la atmósfera (100 km) y cómo Yuri Gagarin, el primer hombre en abandonar la atmósfera, al dar, el 12 de abril de 1961, en la cápsula (vostok 1) una vuelta al planeta en 90 minutos a 28 mil kilómetros por hora y en ambiente de ingravidez, mostrando así que el humano es capaz de ir al espacio vacío y regresar a salvo.

Informó que posteriormente la Unión Soviética (URSS) y Estados Unidos de Norteamérica (USA) desarrollaron y ampliaron los viajes espaciales en las estrechas capsulas espaciales que servían para una sola misión.

Narró que la novedad fueron los transbordadores que podían ser reutilizados, poseían alas y forma de avión, eran más amplios con más equipos y tripulación. Así el Columbia fue el primero de los transbordadores espaciales de la NASA en cumplir misiones fuera de la Tierra y fue lanzado por primera vez el 12 de abril de 1981. Dijo que solo se construyeron 5 transbordadores que en 30 años realizaron 135 misiones.

Explico que la NASA abrió puertas para que científicos de distintas nacionalidades pudieran participar en los viajes espaciales, con ello, pudo  participar y ganar el concurso respectivo convocado por de Gobierno de México y la NASA, para viajar al espacio.

Así participó como especialista en la Misión STS-61-B del Transbordador Espacial Atlantis, llevando a cabo una serie de experimentos diseñados por científicos mexicanos. La misión despegó la noche del 26 de noviembre de 1985 desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida, y regresó a tierra en la Base Edwards de la Fuerza Aérea Estadounidense en California el 3 de diciembre. El objetivo principal era poner en órbita tres satélites de comunicación, entre ellos el Morelos II (los otros dos fueron AUSSATT II y SATCOM K-2).

Explicó a la era de los transbordadores siguió la actual estación espacial internacional del tamaño de un estadio deportivo, la cual se mantiene tripulada y en órbita los 365 días del año y es reabastecida de insumos y tripulación con naves que se le acoplan.

De todos estos temas dio explicaciones detalladas y hacia el futuro narró las implicaciones y los proyectos de los viajes al cosmos y en especial de las misiones enfocadas en el planeta marte, del cual mostró videos de su superficie.

Rodolfo Neri Vela es ingeniero Mecánico-eléctrico con especialidad en comunicaciones (UNAM 1975) Master en Sistemas de Telecomunicaciones (Essex, 1976) Doctor en radiación electromagnética (Birmingham, 1979) con investigaciones post-doctorales enfocadas en guías de ondas.

El doctor Neri Vela participó, de 1989 a 1990, en el diseño de la Estación Espacial Alfa, de la Agencia Espacial Europea, y en los últimos años se ha desempeñado como profesor de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, impartiendo cursos de matemáticas, teoría electromagnética, circuitos eléctricos, análisis de señales, antenas y comunicación por satélite.

Ha trabajado también en el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, EUA, en la Institución de Ingenieros Eléctricos, Reino Unido, en la Asociación Mexicana de Ingenieros en Comunicaciones Eléctricas y Electrónicas y en el Colegio de Ingenieros Mecánicos y Electricistas. Y durante el 2010 y 2011 colaboró en la creación de la Agencia Espacial Mexicana.


Después de la conferencia autoridades de la Facultad de Ingeniería de la UV y del Centro de Investigación en Micro y Nanotecnología le otorgaron diplomas y la máxima distinción con la Medalla “Ingeniero Salvador Martínez Sandiel”