El Teatro del Absurdo
Cuando yo era un joven Pantera, un francés ––bajo de estatura, calvo y con ojos azules–– llegó a visitar a nuestra sede central en Berkeley, California. El jefe de personal del Partido Panteras Negras, David Hilliard, lo saludó brevemente y luego me pidió escoltarlo alrededor de las oficinas para que él pudiera conocer a los demás Panteras.
El francés se llamaba Jean Genet, pero yo no tenía idea de la importancia de esto. David me dio un pequeño volumen titulado The Blacks (Los Negros), con el nombre Jean Genet anotado como el dramaturgo. Consulté la contraportada para saber más.
La obra Los Negros se describió como un ejemplo de lo que se llamaba “El Teatro del Absurdo”.
Me vino a la mente esa descripción la semana pasada cuando observé los torpes esfuerzos de dos políticos blancos estadounidenses, Hillary Clinton y Donald Trump, para denigrar al opositor como el racista peor.
Eran como un niño y una niña de primaria gritándose en el arenero: ¡Racista! ¡Fanático! ¡No lo soy! ¡Sí lo eres! (Solo faltaba el último insulto: “Tu mama…” pero tal vez esto vendrá.)
¿Qué podría ser más ridículo?
A decir verdad, los estadounidenses blancos han esculpido y respaldado una estructura de separación total durante siglos. Hasta la fecha vivimos en dos mundos y dos espacios mentales muy distintos: uno de privilegio y otro de privación.
Pero mientras observamos la descomposición del capitalismo en su aspecto despiadado ‘perro come perro’, parece que el racismo es solo una palabra, una cosa, un juguete, para lanzar al aire antes de las elecciones, y olvidar el día después.
Ninguno de los dos políticos tiene una solución porque esto es más grande, más profundo y más real que ambos.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.
28 agosto 2016
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México
Cuando yo era un joven Pantera, un francés ––bajo de estatura, calvo y con ojos azules–– llegó a visitar a nuestra sede central en Berkeley, California. El jefe de personal del Partido Panteras Negras, David Hilliard, lo saludó brevemente y luego me pidió escoltarlo alrededor de las oficinas para que él pudiera conocer a los demás Panteras.
El francés se llamaba Jean Genet, pero yo no tenía idea de la importancia de esto. David me dio un pequeño volumen titulado The Blacks (Los Negros), con el nombre Jean Genet anotado como el dramaturgo. Consulté la contraportada para saber más.
La obra Los Negros se describió como un ejemplo de lo que se llamaba “El Teatro del Absurdo”.
Me vino a la mente esa descripción la semana pasada cuando observé los torpes esfuerzos de dos políticos blancos estadounidenses, Hillary Clinton y Donald Trump, para denigrar al opositor como el racista peor.
Eran como un niño y una niña de primaria gritándose en el arenero: ¡Racista! ¡Fanático! ¡No lo soy! ¡Sí lo eres! (Solo faltaba el último insulto: “Tu mama…” pero tal vez esto vendrá.)
¿Qué podría ser más ridículo?
A decir verdad, los estadounidenses blancos han esculpido y respaldado una estructura de separación total durante siglos. Hasta la fecha vivimos en dos mundos y dos espacios mentales muy distintos: uno de privilegio y otro de privación.
Pero mientras observamos la descomposición del capitalismo en su aspecto despiadado ‘perro come perro’, parece que el racismo es solo una palabra, una cosa, un juguete, para lanzar al aire antes de las elecciones, y olvidar el día después.
Ninguno de los dos políticos tiene una solución porque esto es más grande, más profundo y más real que ambos.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.
28 agosto 2016
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México
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