domingo, 12 de enero de 2014

milonga espanola (+lista de reproducción)

Revolución tecnológica y literatura


Xabier F. Coronado
Revolución
tecnológica
y literatura
Lo que vieron mis ojos fue simultáneo:
lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es.

J. L. Borges
A finales del pasado siglo, la irrupción en el marco de la sociedad humana de internet –un conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas–, ha significado una revolución en muchos aspectos. El laberinto de la red de redes se ha convertido en una galaxia en expansión que invade nuestra vida cotidiana; se trata de un acontecimiento que marca con claridad una frontera histórica: la era digital.
La revolución virtual
Aunque la primera red interconectada se remonta a finales de 1969, cuando se establece el enlace entre la UCLA y la Universidad de Stanford, no es hasta 1990 cuando comienza a extenderse la Red Informática Mundial (World Wide Web), lo que conocemos por “la web” o “triple w”, un sistema de distribución de documentos interconectados de hipertexto y multimedia accesibles vía internet. Después de veinte años de propagarse, la web se ha convertido en algo indispensable para la mayor parte de la sociedad, tanto a nivel laboral como en el campo de las relaciones personales.
La revolución tecnológica es un movimiento global que se transforma vertiginosamente y el ser humano no es totalmente consciente de lo que está sucediendo y de las repercusiones que –a corto, mediano y largo plazo– tendrá en la evolución de la sociedad. En un principio el fenómeno del correo electrónico y, posteriormente, la propagación de las redes sociales a través de la llamada web 2.0, cambiaron radicalmente nuestra manera de comunicarnos. Este camino tecnológico provoca cambios que nos obligan a replantear muchas cosas.
Ante esta realidad virtual tan determinante, las transformaciones se están produciendo a todos los niveles y a veces de forma radical: las instituciones educativas, el sistema económico, la vida política y el mundo cultural se han visto impulsados a modificar sus dinámicas de funcionamiento; por su parte, una cifra incalculable de individuos han cambiado la manera de relacionarse con su entorno social. La vida diaria está inmersa en un marco virtual que cada vez ocupa más nuestro tiempo.
Las áreas del conocimiento y la creación también se han visto afectadas y el nuevo escenario rompe moldes. Las manifestaciones artísticas están sufriendo el embate de las nuevas tecnologías y se abren posibilidades aún por explorar.
Literatura y nuevas tecnologías
La literatura ha sido, entre las artes, una de las más turbadas y seducidas por las nuevas tecnologías; fue precisamente un escritor visionario, Arthur C. Clark, quien, en 1970, en un artículo firmado por Wernher von Braun para la revista Popular Science, anunciaba lo que estaba por llegar: “Imagina una consola en tu oficina que combina, oprimiendo un botón, los servicios de un teléfono, una televisión por cable, una fotocopiadora y una pequeña computadora electrónica conectada a un sistema sincronizado satelital; esta consola podrá poner todo el conocimiento acumulado del mundo al alcance de las manos.”
Los nuevos tiempos exigen una reconsideración sustancial de la literatura porque los conceptos de libro, escritura y lectura están cambiando. La puesta en escena de otros elementos creativos –el hipertexto, la imagen en movimiento, la música o el dibujo–, multiplica las posibilidades del discurso narrativo y la producción de obras nuevas. La industria editorial se reorienta y el libro cede paso a soportes digitales que facilitan la autoedición.
En estos tiempos debemos adaptarnos a leer los libros en un dispositivo electrónico: es ganancia para la literatura y la lectura. Los libros digitalizados cambiaron el panorama de la edición y difusión de textos: papel y tinta van desapareciendo. El libro digital genuino difiere en muchos aspectos del digitalizado: no tiene antecedente físico y pone en juego planos virtuales de textos, imágenes y sonidos al servicio del hecho narrativo. El uso de la computadora para la creación literaria permite al texto electrónico ser multilineal, multimedial e interactivo, aspectos que le confieren su naturaleza virtual irreversible.
Es indudable que se están produciendo novedades y cambios en aquello a lo que estábamos acostumbrados, aunque tales transformaciones todavía no se procesan del todo bien y deberá pasar tiempo para tener una idea clara de lo que suponen. Un factor importante es que los aparatos multifuncionales son relativamente asequibles y su uso se facilita por cuestiones económicas de consumo. Con sólo intentarlo, cualquiera puede grabar imágenes y sonido, escribir en varios formatos, dibujar, y un largo etcétera de posibilidades; por eso en la red hay de todo y mucho es experimental o improvisado. Un dato: en diversas universidades ya existen asignaturas de narrativa digital, revistas, páginas web y premios que son el vivero de una nueva generación de escritores.
Los escritores siempre han sido reflejo de su tiempo, sus obras aportan imágenes que interpretamos mentalmente, porque leer establece vínculos, significa dialogar y los libros han sido interlocutores de la evolución del pensamiento humano. El puente establecido entre escritor y lector adquiriere nuevas dimensiones gracias al soporte digital. Este panorama, donde se abren otras formas de construir y difundir en el mundo literario, es una realidad incuestionable y nos invita a reflexionar desde posturas abiertas sobre la llamada literatura digital.
Los antecedentes
Podemos repasar la historia y analizar si los cambios tecnológicos en el proceso literario –papel, imprenta, máquina de escribir– afectaron al hecho creativo. Es evidente que fue en el plano divulgativo donde las novedades técnicas han influenciado más. El papiro fue un avance frente a los soportes anteriores en tablillas de barro. El papel abrió los límites que tenía el pergamino y la imprenta dio a todo el avance una dimensión que parecía definitiva.
La revolución tecnológica supone un cambio más trascendental porque no sólo afecta el tema de difusión sino también el proceso creativo. Las herramientas personales que utilizamos para realizar la escritura también han evolucionado, desde punzones y plumas, hasta la máquina de escribir y la eclosión de los teclados digitales. Computadoras, tabletas y teléfonos tienen incorporado un sistema digital virtual con funciones múltiples que hacen posible otra manera de escribir. El avance tecnológico está teniendo mucha repercusión en el proceso literario, porque facilita la elaboración y distribución de productos e incrementa las posibilidades creativas.
Una de las primeras opciones que ofrece la escritura en soporte digital es la utilización del hipertexto, que expande la estructura lineal de lo que escribimos o leemos y permite trascender las limitaciones del libro impreso. Esos límites ya intentaron romperlos escritores como Lawrence Sterne (Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, 1767); Pérez de Ayala (La pata de la raposa, 1913); Joyce (Finnegan’s Wake, 1939); o Italo Calvino (Il castello dei destini incrociati, 1969), quienes, a fuerza de genio e inquietud, se escurrían entre los barrotes de la jaula de papel. También Borges, con los relatos incluidos en Ficciones (1944), El Aleph (1945) o El libro de arena (1975), abría caminos hacia otras dimensiones literarias; por su parte, Cortázar consiguió con Rayuela (1963), al usar textos como material interconectado, abrir la puerta a múltiples lecturas.
Estos antecedentes son llamados protohipertextos en ese lenguaje de lo virtual, que sufre la ansiedad por nombrar que padece el que apenas está creciendo. Así surgen distintos neologismos para un mismo concepto y se habla de literatura digital o electrónica, de ciberliteratura o de literatura tecnológica... y los géneros se reconvierten en hiperficción, holopoesía, ciberdrama o wikinovela. También, según el lugar de la red donde se escriba, surgen la blogonovela o la twitteratura. Decir que algo escrito en 140 caracteres puede ser un twitpoema, un twitrelato o cualquier otro derivado, cuando ya existen el haikú, el epigrama, el aforismo o el microrrelato, es querer dar al medio el carácter de género literario y pretender nombrar lo que ya tiene nombre.
A pesar de la celeridad tecnológica de los tiempos, el cambio a nivel narrativo tuvo que recorrer un camino. Después de aquellas obras que utilizaron el hipertexto para experimentar otras opciones, llegaron los primeros ensayos de anexar soportes audiovisuales en el producto literario; autores reconocidos como Laura Esquivel (La ley del amor, 1996) o Luis Goytisolo (Mzungo, 1996), entre otros, buscaron con estas obras híbridas nuevas dimensiones para la creación literaria.
Hay libros que son eslabones entre la narrativa analógica y la digital, entre ellos el experimento de novela en la red La rebelión de los delfines, que Francisco Umbral inició con una frase fuera de contexto que fue continuada por varios escritores y posteriormente sería trasladada al formato impreso (Espasa Calpe, 2001). Otros ejemplos son La isla del fin de la suerte, un proyecto de Lorenzo Silva (Círculo de Lectores, 2001); Vidas prodigiosas, obra digital diseñada en 2006 por la Universidad de Deusto; y Madrid escribe (2006), un proyecto literario de la Comunidad de Madrid. En ellos ya se introducen el hipertexto, los enlaces y la autoría compartida.
La literatura digital
Históricamente, la literatura como concepto ha abarcado dimensiones y definiciones diversas. Hasta ahora el soporte no producía categorías ni géneros literarios, sólo era el medio donde escribir pensamientos e ideas y no influía de manera determinante en el contenido del texto. En la actualidad, el libro se transmuta en pantalla interactiva conectada con imágenes y documentos. La narrativa digital produce un texto con enlaces multifuncionales y multimediales, concebido y realizado en un campo virtual.
Hasta la aparición de las nuevas tecnologías, sólo teníamos dos posibilidades de narrar: de manera oral o escrita. En la actualidad surge la forma virtual que, además de la palabra escrita, utiliza recursos multimedia para construir obras literarias. De la unión entre tecnología digital y literatura resulta un nuevo modelo; este hecho provoca un cambio en los paradigmas literarios: literatura oral, literatura impresa y literatura digital. Indudablemente la literatura digital representa una ruptura con respecto a la tradición, es un cambio sustantivo porque utiliza un lenguaje que incorpora nuevos símbolo pero es, en definitiva, una nueva manera de hacer literatura.
A la hora de debatir, los que defienden el libro en tanto objeto argumentan la cuestión física y estética; apelan al tacto y al olfato frente a la supuesta frialdad del aparato electrónico que, por otro lado, amplía las posibilidades sensoriales del libro clásico (imágenes dinámicas y sonido). Otra diferencia es que el soporte digital resuelve problemas de transporte y almacenamiento: hoy en día, cualquier computadora puede guardar miles de obras literarias digitalizadas. A pesar de todo, no es probable que el libro vaya a desaparecer; se seguirán haciendo obras susceptibles de ser impresas.
La literatura digital ya ha producido composiciones interesantes y de calidad. En español podemos citar, entre otras, un par de obras de Jaime a. Rodríguez, realizadas con el apoyo de la Universidad Javeriana de Bogotá: Gabriella infinita(1995, 1998-99, 2005), que tiene tres versiones: tradicional, hipertextual, y multimedial; y Golpe de gracia (2007), que incluye videojuegos y una novela lineal. En inglés se pueden recomendar las clásicas Afternoona Story (1987), de Michael Joyce, y Victory Garden (1991), de Stuart Moulthrop. Es indudable que una nueva forma de narrar ya comenzó a cristalizarse.
Si la revolución tecnológica genera medios para desarrollar una creatividad literaria donde tenga cabida la genialidad artística y la elaboración de productos de calidad, bienvenida sea. No es casualidad que la literatura digital esté cada vez más vinculada al medio universitario, que es el canal adecuado para la entrada de cambios que luego maduran y se normalizan.
No se debe prejuzgar o rechazar por sistema, pues al posicionarse en contra de la novedad se corre el peligro de emular el inmovilismo educativo de la época franquista, cuando en un colegio religioso se enseñaba que “novedad significa no-verdad”. Lo que se debe rechazar siempre es la simulación, porque sólo se sustenta en la mentira y nos conduce sin remedio al adocenamiento.

martes, 7 de enero de 2014

El perro de las dos tortas

El perro de las dos tortas
 
Pedro Miguel
 
La más reciente: el Gobierno del Distrito Federal prefirió acatar las invectivas mediáticas contra los maestros disidentes (Insisto que saquen a #CNTE del Monumento a la Revolución pero ¡qué limpien! Parece letrina, había exigido en Twitter una de sus más conocidas exponentes poco antes del desalojo) que ser fiel al mandato de una sociedad progresista que no sólo votó por programas de bienestar social, sino también por la preservación de libertades ciudadanas y políticas.
Salvo por algunos magullones, el desalojo del plantón de la CNTE culminó con saldo blanco, gracias, sobre todo, a la prudencia de los mentores que contuvieron las respuestas violentas a la agresividad policial. Lo más irritante es la pretensión de presentar el hecho como respuesta a ese reclamo social de los capitalinos que es, en realidad, una gritería linchadora alimentada desde los medios del régimen y que de todos modos odia al gobierno del DF: Qué están esperando para partirles la madre; muy poquito y demasiado tarde; les apuesto a que Mancera dejará que estos parásitos y vándalos se instalen en otro lado; los de la CNTE siguen cobrando sin trabajar y vandalizando la ciudad; gracias a Mancera la ciudad es un caos.
El agravio en materia policial viene de atrás: del persistente sometimiento de las autoridades capitalinas a la coreografía represiva peñista inaugurada el 1º de diciembre de 2012 y repetida con precisión desde entonces: en presencia de manifestaciones pacíficas, lanzar grupos de choque a provocar destrozos ante la pasividad de las fuerzas del orden –y la mirada de las cámaras televisivas– para después, una vez que los vándalos se han replegado, tundir y capturar a inocentes y presentarlos en los juzgados como culpables.
Otra ofensa es la manera en la que el GDF impuso el alza al precio del Metro. Nadie duda que el Sistema de Transporte Colectivo requiere de recursos económicos adicionales pero muchos pensamos –y nadie se tomó la molestia de demostrarnos lo contrario– que tales recursos habrían podido obtenerse de un reajuste en otros rubros o de una política de austeridad. Si el incremento duele, lo que indigna es la campaña propagandística –llena de falacias burdas, faltas de sintaxis y ortografía– desplegada par convencer a la ciudadanía de la pertinencia de la medida y la consulta tramposa con la que se pretendió convencernos de que 55 por ciento de la gente estaba por el aumento al boleto (http://bit.ly/19Nh6tl). El sondeo realizado unos días después por el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM, transparente y exhaustivo, mostró que 93 por ciento de los encuestados rechazaba la medida (http://bit.ly/1c4p6o6).
Sería injusto ignorar que el GDF es rehén por partida doble: en lo presupuestal, pues debe gestionar la aprobación de sus presupuestos y de su techo de endeudamiento ante la Cámara de Diputados y el gobierno federal, y en lo institucional, toda vez que, por ley, el jefe máximo de la policía y la procuraduría capitalinas no es Mancera sino Peña Nieto. Y tal vez la actual administración capitalina se haya propuesto congraciarse con el electorado de derecha (enemigo del ejercicio de las libertades políticas y siempre dispuesto a aplaudir medidas autoritarias) y comprometer el apoyo del peñato para una eventual reforma política que otorgue al DF un estatuto de plena entidad federativa.
Si es así, la apuesta podría resultar tremendamente ingenua porque las derechas no van a conformarse con nada que no sea la destrucción total del proyecto progresista instaurado en la capital desde 1997 (con todo y sus conquistas en materia de política social y de derechos ciudadanos) y porque este gobierno –ya habrían podido enterarse los perredistas que aprobaron la reforma fiscal– no está precisamente diseñado para cumplir con su palabra.
En la circunstancia de polarización política en la que se encuentra el país no hay mucho espacio que digamos para jugar al equilibrista, y a Mancera y a su equipo no les sobra tiempo: o emprenden una difícil rectificación y recuperan el respaldo de la izquierda que los puso en el gobierno capitalino o terminan de alinearse con el régimen priísta. En ese caso, Mancera podría quedar como el perro de las dos tortas y la sociedad capitalina perdería, por una traición al mandato popular, el proyecto de ciudad progresista, solidaria y respetuosa de los derechos que ha venido sostenido desde hace 16 años. Sería trágico y ojalá que no suceda. Aunque algunos piensan que ya ocurrió.
Twitter: @Navegaciones

domingo, 5 de enero de 2014

Robert Capa,reportero de guerra

Robert Capa,reportero de guerra
El trabajo de Robert Capa, según su biógrafo Richard Whelan, se inscribe en la historia de la prensa gráfica del siglo XX, una historia vinculada a la revolución industrial, la evolución de las cámaras fotográficas y el concepto de la fotografía.
Por su formación en Budapest (1913-31), su iniciación en la fotografía en Berlín (1931-33) y etapa profesional en París (1933-1936), el discurso visual de Robert Capa se nutre de la escuela fotográfica húngara de Jozsef Pécsi; Lajos Kassák y Gyorgy Kepes; del reporterismo berlinés de Harald Lechenperg, Félix H, Man y Otto Umbehr (Umbo) y de la fotografía que hacían en París fotógrafos como Henri Cartier-Bresson, Giselle Freund, André Kertesz, Hans Namuth, David Seymour y muchos más.
El de Capa es un trabajo que, al cabo de los años, tuvo un amplio reconocimiento internacional, gracias a la gestión del International Center of Photography de Nueva York.
Budapest, 1913-31

Interior de La maleta mexicana con miles de negativos tomados por Robert Capa, durante la Guerra civil española
Robert Capa, cuyo nombre de pila era André Friedmann, nació el 22 de octubre de 1913, en la ciudad húngara de Pest. Por entonces Budapest estaba todavía dividida por el Rio Danubio en dos barrios distintos: Buda y Pest. Inscrito en el Imre Madách Gymnasium de Barcsay Utca, allí haría sus estudios secundarios, formándose en la lengua hebrea y la cultura judía.
Su primer contacto con la fotografía lo haría a través de Eva Besnyö, amiga y fotógrafa. Su primer encuentro con la cultura lo hizo a través de Lajos Kassák, fotógrafo y fundador del periódicoMunka. Interesado por la literatura y la política decidió, desde muy joven, dedicarse al periodismo. Tras los diversos avatares de Hungría en la primera guerra mundial, la llegada al poder de Béla Kun (1918) y el golpe de Estado posterior del almirante Horthy (1919) y la persecución de la izquierda (1931), decide abandonar Budapest e irse a Berlín.
Berlín, 1931-33
Instalado en Berlín, Capa se inscribe en la Deutsche Hochschule für Politik con el ánimo de ampliar su formación política. Gracias a Eva Besnyö contacta con Simon Guttmann, director de la agencia Dephot (Deutscher Photodienst), donde se inicia como ayudante de laboratorio, hasta que en 1932 lo envían a Suecia para cubrir un mitin de León Trotsky, que publicaría en la revista Der Weltspiegel, siendo el primer reportaje de su carrera profesional. Al ser nombrado Adolf Hitler como canciller de Alemania (30/I/1933) y ante el ascenso de los nazis y persecución de la gente de izquierdas decide, con el apoyo de una organización judía, marcharse de Berlín y regresar a Hungría.
París, 1933-36
En el otoño de 1933, Csiki Weisz y André Friedmann llegan en tren por la Gare de l’Est a París. Allí contactan con la Schutzverband Deutscher Schriftsteller, que se reunía en el Café Mefisto, a donde acudían emigrados como los escritores Arthur Koestler, Egon Erwin Kisch, Gustav Regler, Paul Westein y otros. A lo largo de su estancia en la capital francesa conoce, entre otros, a los fotógrafos Cartier-Bresson, Giselle Freund, André Kertesz, Hans Namuth y David Seymour. Los años parisinos son duros y llenos de incertidumbres laborales, hasta que la Agence Centrale, creada por los hermanos Kart y Hans Steinitz, le encargan algunos reportajes e incluso le facilitan una cámara Plaubel Makine para que realice su trabajo; oportunidad que amplía con los encargos que, desde Zurich, le hace de vez en cuando para empresas suizas Simon Guttmann. Así sobrevive, hasta que conoce a Gerta Pohorylles (1910-37), con quien compartiría, desde entonces amistad, trabajo y pasión personal.

Primera cámara Leica de Robert Capa en 1932 usada para fotografiar a Trosky en Dinamarca
En la capital francesa, Gerta Pohorylles se convierte en la fotógrafa Gerda Taro y André Fiedmann en Robert Capa, iniciando sus colaboraciones con la Agencia Anglo Continental (1934), creada por Fritz Goro y Marie Eisner. De esta manera, Capa hace su primer viaje a España, donde realiza un par de reportajes sobre el boxeador Paulino Uzcudun en San Sebastián y el aviador Emilio Herrera en Madrid, que publicaría en las revistas Vu (París) yBerliner Illustrierte (Berlín). La creación, por Marie Eisner, de la agencia Alliance Photo (1934), que distribuye los reportajes para las agencias ABC de Ámsterdam y Black Star de Nueva York, amplía sus perspectivas profesionales.
En los albores de 1936 cambia por completo la situación política tanto en España como en Francia, al ganar el Frente Popular las elecciones en ambos países, con la diferencia de que Francia se enfrenta a importantes protestas de la clase trabajadora y España a una rebelión militar.
De los Cuadernos de guerra de España a La maleta mexicana

Niña en el Centro de Refugiados en Tránsito, Barcelona, 1939
Primero fue el hallazgo de las fotografías de losCuadernos de guerra de Robert Capa, conservados en los Archives Nacionales de France en París, exhibidas por vez primera en el Congreso Internacional de Intelectuales y Artistas (Valencia, 1987).
Quizá lo más asombroso del hallazgo no fue recuperar los negativos de sus reportajes, remitidos a las agencias de prensa de la época –Anglo Continental Press-Photo, Alliance Photo, Back Star, etcétera– y a las revistas ilustradas del período –VuRegards,Life, etcétera–, sino los álbumes de sus fotos, testimonio excepcional del meticuloso trabajo del reportero de prensa.
Luego fue el hallazgo de la llamada La maleta mexicana, que apareció en Ciudad de México en 2007 y contenía –según reporteó en su momento Merry MacMasters en La Jornada (México, 13/IX/2013–, unos 4 mil 500 negativos de la Guerra civil española atribuidos a los fotógrafos Robert Capa, DavidChim Seymour y Gerda Taro.
Robert Capa, fotógrafo de guerra, 1936-39
Así, el 5 de septiembre de 1936, llega Robert Capa a Barcelona y da comienzo el primer trabajo como reportero de guerra, una labor que entre 1936 y 1937 comparte con Gerda Taro, cuya autoría, en algunas secuencias, todavía plantea dudas entre los expertos. La cobertura de la Guerra civil española pasa por diversas etapas. La primera es el trabajo conjunto de Capa y Taro por Barcelona, el Alto Aragón, Madrid, la provincia de Córdoba y el Congreso de Intelectuales Antifascistas en Defensa de la Cultura, hasta la muerte trágica de Gerda Taro (1937). La última es el retorno, ya en solitario, de Robert Capa a Madrid, Teruel, el frente del Segre, los reportajes sobre los refugiados de Tarragona a Barcelona, la despedida de las Brigadas Internacionales y los campos de concentración franceses (1938-1939). En medio está el periplo de Capa como reportero y ayudante de cámara de Joris Ivens –autor del documental Spanish earth (1937, en el conflicto chino-japonés (1938).

Fotos tomada del libro: Robert Capa, cuadernos de guerra en España (1936-1939), editado por la Diputación Provincial de Valencia
Como quedó evidenciado en las exposiciones Fotografía e informazione di guerra(Venecia, 1976) y La guerre civile espagnole (Barcelona, 2003), la imagen de la guerra es la suma de las imágenes foráneas y las imágenes lugareñas. Al trabajo realizado por reporteros gráficos extranjeros como Robert Capa, Hans Namuth o David Seymour, hay que añadir el de reporteros gráficos españoles como Agustí Centelles, Foto Mayo o Finezas, por poner sólo unos ejemplos. Estamos hablando de fotografías que publicaba tanto la prensa ilustrada extranjera –Vu, Life, Picture Post, entre otros medios– como la prensa ilustrada española: ABC, Ahora, Crónica, Mundo Gráfico, La Vanguardia, etcétera.
Una de las virtudes de la exposición La maleta mexicana, exhibida en México, con hojas de contactos, setenta fotos, sesenta revistas y un par de filmes, de imágenes realizadas por Capa, Seymour y Taro, es que desglosa la obra a través de los reportajes de las revistas; los álbumes del autor y las fotografías de mayor impacto del período. Todo esto permite ahora valorar mejor el trabajo nómada de este autor y sus amigos, que van recorriendo de norte a sur la geografía española para testimoniar el conflicto bélico en la prensa extranjera.
Una guerra, unas imágenes

Retirada de las Brigadas Internacionales, Madrid, 1938
La ciudad de Barcelona, en el verano de 1936, aparece a través de varias secuencias: una pareja de milicianos sonrientes, disfrutando del sol en una plaza pública, con la peculiaridad de que el hombre lleva corbata, moño azul y un fusil en la mano (1936); el retrato del niño vestido de miliciano con una gorra de la Unión de Hermanos Proletarios; una cartuchera y correaje de cuero y un fusil de juguete de madera al hombro; una sonriente estampa del tren, lleno de milicianos que desde la Estación de Francia, seguramente, parte en pleno estío hacia el frente bajo la consigna: “Jurad sobre estas letras, hermanos: antes morir que consentir tiranos.” Con ese bagaje urbano, Robert Capa va al frente del Alto Aragón, donde aparecen los fusiles, las trincheras y los milicianos anarquistas que, por esas fechas, combatían en el frente y luego captarían tanto la fotógrafa húngara Kati Horna como el fotógrafo español Agustí Centelles. El periplo español pasa por Madrid camino de Toledo y la provincia de Córdoba, en cuyo Cerro de Muriano captaría la muerte de un miliciano, que sería una de las imágenes emblemáticas de la Guerra civil española, reproducida en las revistas Vu(París, 23/IX/36); Regards (París, 1937) y Life (Nueva York, 12/VII/1937).
Como se mencionó, en 1936 y 1937 todavía trabajan juntos Robert Capa y Gerda Taro para cubrir reportajes en Madrid, Teruel y Valencia, hasta la muerte accidental de la fotógrafa en Brunete. Los reportajes evocan retratos en primer plano de milicianos, destacando la diversidad de los uniformes y las expresiones todavía sonrientes de muchos de ellos y detalles de los republicanos luchando desde las trincheras.
El final de la Guerra civil española, 1938-39
El retorno de Robert Capa a España coincidió con la despedida de las Brigadas Internacionales. Aún le dio tiempo a estar en Les Masies y en Barcelona, para fotografiar los rostros de los voluntarios llegados de todas partes del mundo para defender los valores de la España republicana.
En Barcelona, en el Hotel Majestic, vuelve a encontrarse con buenos amigos: el periodista Herbert Matthews; el escritor Ernest Hemingway y el fotógrafo David Seymour. Al grupo se unen la periodista inglesa Diana Forbes-Robertson y la periodista estadunidense Martha Gellhorn. En apenas unos meses y en la transición del otoño de 1938 a los primeros días de 1939, Robert Capa cubre periodísticamente el frente del río Segre, que consigue publicar en portada y páginas centrales en las revistas Regards (24/XI/1938), Picture Post (3/XII/1938) y Match ( 22/XII/1938).

Robert Capa antes del desembarco en Normandía, 1944
Bombardeos, trincheras, heridos. De nuevo la guerra. Sin olvidar el factor humano. La evacuación a hombros de un herido, el cigarrillo en el frente de un miliciano, el rostro de un periodista leyendo entre la maleza el periódico del día. El siguiente reportaje tiene que ver con el avance de los militares franquistas que han llegado a Vinaroz y fuerzan la huida hacia el norte de miles de refugiados, como lo evidencia la portada de Regards (París, 16/I/1939). Los horrores de la guerra no impiden que en esos reportajes vuelva a mostrar su sensibilidad al evocar los perfiles humanos de la población civil.
A Francia se dirigen, en febrero de 1939, miles de republicanos, hasta llegar a la zona de desarme y control de los refugiados, poco antes de entrar en territorio francés y ser internados en improvisados campos de concentración a orillas del mar. El automóvil de Jimmy Sheean sirve para trasladar a Francia a Matthews, Forrest, Gallager y Capa. Este último aún tuvo energías para regresar a los campos de concentración de Argelès-sur-Mer y Le Barcarés, y dar testimonio de las escenas de los refugiados hacinados en barracones improvisados a orillas del mar Mediterráneo. Esta fue una labor que hizo hasta poco antes de que el general Lázaro Cárdenas, presidente de México entre 1934 y 1940, decidiera dar asilo a miles de españoles que llegarían al puerto de Veracruz en los barcos SinaiaMexique y Flandre, bajo la gestión solidaria desde Marsella de la duquesa de Atthol, el cónsul Gilberto Bosques y el museógrafo Fernando Gamboa.
Ese año comenzaría la historia de los refugiados españoles en tierra mexicana, cuyas últimas instantáneas fotográficas, en los campos de concentración franceses, captarían Robert Capa, Agustí Centelles y David Seymour, entre otros, como testimonios de esa historia que, en breve, cumplirá ya setenta y cinco años.

sábado, 4 de enero de 2014

Historia de un promotor literario desperfilado



Gino Raúl De Gasperín Gasperín

Esta es una historia real. Un maestro, bibliotecario durante muchos años en varias escuelas, maestro de taller de Creación literaria, conferencista, amante de los libros a más no poder, lector empedernido y excelente escritor de cuentos (tiene una media docena de libros publicados) y hasta de una novela inédita. Este maestro acaba de ser suspendido de su trabajo: era el encargado de un quiosco de esos que el gobierno, a través de Conaculta y el Ivec, ha desparramado por algunos sitios de nuestro país y que se llaman «Paralibros», enigmática palabreja que se inventaron, seguramente, en alguna parranda carnavalesca. Su «pecado»: no reunir el «perfil de promotor literario». Esas siglas de «Conaculta» significan Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (porque, para ellos, las artes no son parte de la cultura, sino un pegote, añadido o adendum, como los políticos le dicen incorrectamente a la prótesis que le incrustaron al paticojo Pacto por México). Las siglas «Ivec» significan Instituto Veracruzano de la Cultura.
Como se ve, ambas instituciones (en el papel) promueven, cultivan y difunden a todo vapor la cultura (y las artes) por todo lo ancho y lo larguísimo del territorio nacional. Sus «promotores» son seleccionados escrupulosamente y su perfil debe incluir algún rubro tan especial que no basta que alguien sea maestro, bibliotecario, lector y escritor para ser contratado para tan elevado cargo.
Al maestro traté de darle ánimos y le escribí: «Entiendo (y lamento) que no reúna usted el perfil de promotor de la lectura. Probablemente carece usted de la experiencia que se requiere para ser funcionario o empleado del Ivec. Ha de saber usted que un promotor de lectura de estas instituciones culturales, más que ser compulsivo lector y tenaz divulgador de los beneficios que reporta no ser iletrado, debe saber hacer otras labores que, aunque ajenas al asunto literario, son de vital importancia para la subsistencia del sistema, sobre todo en tiempos electorales. Y usted no necesita más explicaciones. Deje usted de leer y de escribir y llegará muy, pero muy lejos... y muy alto».
Como él necesita más el trabajo que mis consejos, me contestó sabia y humildemente: «(Ahora) puedo disfrutar del tiempo de las tardes». Y yo sé perfectamente qué significa ese «disfrutar»: significa leer y escribir, enseñar a leer y enseñar a escribir.
Como hice referencia al maestro «desperfilado», debo relatar que a él lo conocí por un excelente cuento que apareció en una revista. Me admiró su perspicaz conocimiento de “El Quijote” y su apropiado, admirable y rico vocabulario, pues el relato se refería y parodiaba el nunca bien ponderado encuentro que don Quijote tuvo con un feroz león, episodio espeluznante y con un final feliz que Cervantes nos narra en la más hermosa de las novelas que en el mundo se han escrito (¿la habrá leído el director del Ivec?).
Pregunté al editor de esa revista quién era el autor del citado cuento, y él me dijo: «¡Ah, Edmundo! Es un escritor de Río Blanco». Cuando lo conocí personalmente, supe que su erudición y su cultura eran producto de una escuela que, como decía el filósofo Descartes, debe ser considerada la más grande universidad del mundo: la vida, y guiado por la más excelente maestra: la necesidad. Apenas concluyó su primaria, y todo su saber y su bonhomía son productos de su propio esfuerzo de autodidacta. Por eso no reúne el perfil de «promotor literario»: no tiene un papel extendido por una universidad, aunque sea de esas que venden títulos al por mayor, o rubricado por un «rector» como, por ejemplo, Arias o Arredondo. Tampoco le han dado un «doctorado honoris causa», porque esas distinciones solo son para personalidades de la cultura (y las artes) como Adela Micha. Y tampoco habrá de aparecer en algún álbum de «Personajes distinguidos» de su ciudad, porque los más distinguidos ya están extinguidos desde hace muchos años y, además, nunca regenteó ningún bar…
Pero el maestro Edmundo sabe, ama y disfruta más las palabras que muchos egresados de la facultad de letras, o que los funcionarios del Ivec, y cuánto hubiera dado yo, y más de uno de esos directores de centros promotores de la cultura (y las artes) porque hubiera sido mi (y su) maestro en la escuela. A lo mejor habríamos sido menos miopes.

Hay feria del libro: con promotores o sin ellos, ojalá los mexicanos leamos más. Hay una garantía: haríamos un país mejor y, obviamente, tendríamos un buen gobierno.


jueves, 2 de enero de 2014

MAIS: 2 de enero, ¡nada que celebrar!

MAIS: 2 de enero, ¡nada que celebrar!
por MAIS
Jueves, 02 de Enero de 2014 01:56


El Movimiento Andaluz de la Izquierda Soberanista llama a sus militantes y simpatizantes a acudir el próximo 2 de enero a la Plaza del Carmen de Granada en rechazo a la “celebración” de la toma de la ciudad por los reyes de Castilla y Aragón...
... apoyando así la convocatoria realizada por la Plataforma contra el 2 de Enero en la que se integra el MAIS-Granada.

Un año más observamos con vergüenza como el ayuntamiento de Granada se prepara para celebrar la caída de Granada en manos del imperialismo español. Aquel 2 de enero cayó el último reducto de un poder político soberano al sur de Despeñaperros. Pero también se dio comienzo, poco tiempo después, a la violación de los tratados entre el reino de Granada y el reino de Castilla que darían lugar a la persecución sistemática de andalusíes hasta bien entrado el siglo XVIII. El 2 de enero fue el comienzo de la explotación de un pueblo, el andaluz, por parte del imperialismo. Con la conquista de Granada se cerraba el frente peninsular (únicamente pendiente de la asunción completa del reino de Navarra en 1512) y el imperialismo españolista daba paso a la toma del continente americano. Nuestra tierra quedó desde entonces en manos del españolismo, que hasta ahora ha practicado un auténtico saqueo de nuestras riquezas. Los resultados son bien palpables actualmente. Sin esta conquista no se puede explicar el grado de subdesarrollo que sufre actualmente Andalucía.
Desde el MAIS denunciamos la actitud del ayuntamiento, que sigue empecinado en celebrar su 2 de enero como si fuera una fiesta de todas las granadinas, mientras las protestas continúan año tras año en la calle y ya es hasta el propio PSOE, el otro gran partido del régimen, el que se niega a declarar el 2 de enero Bien de Interés Cultural como pretendía el Partido Popular. El hecho de que la extrema derecha esté creciendo en el estado, asociada a este tipo de actos que el régimen le ofrece para darle cobertura mediática, es una muestra más de las connivencias entre los ultras de la derecha y el estado español.
Tal y como reivindica la izquierda combativa granadina el Movimiento Andaluz de la Izquierda Soberanista reclama el 26 de mayo, día de Mariana Pineda, como fiesta local para la ciudad de Granada, restableciendo la festividad que el franquismo se empecinó en borrar del calendario. Frente a un 2 de enero cargado de racismo, xenofobia y hedores franquistas el 26 de mayo encarna el espíritu rebelde y popular de una parte de la ciudad de Granada y de Andalucía que no le gusta al Partido Popular ni a Torres Hurtado y que se expresa cada 2 de enero en la Plaza del Carmen granadina gritando ¡No eran moras, eran granadinas! O ¡2 de enero, nada que celebrar!
Por todo ello el M.A.I.S. llama a asistir el próximo 2 de enero a la Plaza del Carmen de Granada en rechazo a la “celebración” de la toma de la ciudad por los reyes de Castilla y Aragón.
2 DE ENERO ¡NADA QUE CELEBRAR!
Movimiento Andaluz de la Izquierda Soberanista (M.A.I.S.)
31 de diciembre de 2013
fuente: http://www.kaosenlared.net/territorios/t/andalucia/item/77333-mais-2-de-enero-¡nada-que-celebrar.html