Fernando del Paso: "Si no denunciara aquí lo que sucede en México sentiría vergüenza"
Fernando del Paso recoge el Premio Cervantes con un discurso en el que mezcla sus memorias personales con la crítica política
Rajoy y Sánchez se dan la mano en un frío saludo tras la ceremonia
El escritor mexicano Fernando del Paso, escritor "casado con la literatura y amante de la Historia", según su propia definición, ha recogido esta mañana el Premio Cervantes, el más importante de las letras españolas. El Rey don Felipe y el Ministro de Educación y Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, hicieron la laudatio del novelista, lo pusieron en su contexto y presentaron su trabajo a aquellos que están a punto de descubrir su obra y su figura.Gozoso descubrimiento. El discurso de aceptación del Cervantes de Fernando Del Paso fue un juego de memorialismo barroco y juguetón: "Me cuentan que no quería nacer y todavía hoy pienso a veces que no quería nacer. [...] Lloré un poco y ¡oh, maravilla! lloré en castellano: y es que desde hace 81 años y 22 días, cuando lloro, lloro en castellano, cuando me río, incluso a carcajadas, me río en castellano y cuando bostezo, toso y estornudo, bostezo, toso y estornudo en castellano. Eso no es todo: también hablo, leo y escribo en castellano".
El jueves pasado, Del Paso dijo que su discurso incluiría un poco de política. No tan poco, en realidad.: "Las cosas no han cambiado en México sino para empeorar, continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, los abusos de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo. Criticar a mi país en un país extranjero me da vergüenza. Pues bien, me trago esa vergüenza y aprovecho ese foro internacional para denunciar a los cuatro vientos la aprobación en el Estado de México de la bautizada como Ley Atenco, una leuy opresora que habilita a la policía a apresar e incluso disparar en manifestaciones y reuniones públicas a quienes atenten, según su criterio, contra la seguridad, el orden público, la integridad y los bienes, tanto públicos como de las personas. [...] Esto pareciera sólo el principio de un estado totalitario". Y continuó: "No denunciarlo, eso sí que me daría vergüenza".
Algo sabrá Del Paso, que en Planiluro de México, su novela más valiosa, trató el otro gran momento de autoritarismo en la historia de su país: el 68 del DF, Tlatelolco y su resaca. El novelista, sin embargo, no habló tanto de sus libros, sino de los libros de los otros que lo alimentaron, desde el descubrimiento de los clásicos del siglo de Oro. "A los escritores españoles no los cito como influencia porque no son influencias sino que los llevo sangre". De los americanos, la lista fue completa, aunque Juan Rulfo es el nombre en singular.
Al final, Del Paso hizo recuento de sus heridas: 15 operaciones, algunas de ellas a corazón abierto, un ataque de gota y una zurdera reprimida. Con la mano derecha escribía y con la izquierad pintaba. "Ganó la derecha". Pese a todo, ha llegado a octagenario con la suficiente salud para recibir el Cervantes. "Yo a España voy así sea en camilla de propulsión a chorro".
Después del discurso de Del Paso, Don Felipe tomó la palabra y recordó a los homenajeados del año: Shakespeare, Ramon Llull, Cela... y, sobre todo, Miguel de Cervantes. Su nombre abrió la clásica alusión del poder del idioma español como elemento de comunicación y cohesión entre la gran comunidad de sus hablantes.
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