Un Primero de Mayo de alegría y compromiso
Los trabajadores del campo y la ciudad, de todos los sectores, los estudiantes, niños y niñas, mujeres, adultos mayores y jubilados…, saben que ellos cuentan, más que como beneficiarios de la obra de la Revolución, como partícipes y protagonistas del reactualizado despegue por el desarrollo que se emprende con energía y sin pausas
Como cada año los trabajadores y el pueblo cubano se aprestan a repetir de punta a cabo del país la cita entusiasta, multitudinaria y llena de color del Primero de Mayo.
A las celebraciones de 2016 se añade el deseo, la voluntad de patentizar de manera inequívoca y contundente el respaldo a los acuerdos y resoluciones aprobados por el 7mo. Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), cuyas jornadas transcurrieron en el mes en curso.
Y no se tratará solo de una adhesión política e ideológica, que de hecho lo es y lo será, porque la política cristalina y justa de la Revolución es importante para los cubanos, como la fortaleza ideológica.
Se convierte en un respaldo que también viene del corazón y la razón elemental, porque las sesiones del Congreso, divulgadas en su momento, reflejaron jornadas cuyo epicentro fue el impulso al desarrollo económico y social de la nación, el análisis de los problemas y deficiencias afrontadas y a subsanar, y el perfeccionamiento de planes del presente y para el futuro.
Reflexiones que trataron la verdadera realidad de la vida del país, con análisis sereno, profundo e incisivo, objetivo y de conclusiones esperanzadoras, optimistas, reflejo de la conciencia e idiosincrasia nacional. No se anduvo por las ramas en el cónclave de la militancia partidista y eso lo constató el pueblo. Casi todos vieron plasmados su sentir y sus aspiraciones en ese empeño.
Los trabajadores del campo y la ciudad, de todos los sectores, los estudiantes, niños y niñas, mujeres, adultos mayores y jubilados…, saben que ellos cuentan, más que como beneficiarios de la obra de la Revolución, como partícipes y protagonistas del reactualizado despegue por el desarrollo que se emprende con energía y sin pausas.
Por eso todos esperan que el Primero de mayo vuelva a ser fiesta, marcha combativa y una nueva arrancada, después de afinados los motores, y que otra vez sea motivo de orgullo y expresión de cubanía.
Así se reafirmará la vocación de independencia y soberanía de la Isla, el internacionalismo, la defensa de la justicia y la equidad, la hermandad, la paz y el llamado al cese del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos. También, la devolución del territorio ocupado por la ilegal base de Guantánamo.
En las conclusiones del 7mo. Congreso, el primer secretario del PCC y presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro, dijo:
“El rumbo ya está trazado. Proseguiremos a paso firme, sin prisas, pero sin pausas, teniendo muy presente que el ritmo dependerá del consenso que seamos capaces de forjar al interior de nuestra sociedad, y de la capacidad organizativa que alcancemos para introducir los cambios necesarios sin precipitaciones ni mucho menos improvisaciones que solo nos conducirían al fracaso”.
Y el pueblo, en especial el sector trabajador, está convocado a participar en el ciclo nacional de consultas que analizará la Conceptualización del Modelo Económico y Social y el programa de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, proceso que debe finalizar antes de que cierre este año.
Raúl expresó, además, en el Congreso: “El desarrollo de la economía nacional, junto a la lucha por la paz, la unidad y la firmeza ideológica, constituyen las misiones principales del Partido”.
Con tales propósitos, junto al trabajo por el cumplimiento de los 274 Lineamientos políticos del desarrollo Económico y Social, en el día a día de cada compatriota y según lo que le corresponda hay una identificación creciente.
Más allá de la marea por los festejos del Primero de Mayo queda la cotidianidad con sus retos y desafíos, el cumplimiento de la jornada en campos y ciudades, la lucha por incrementar la eficiencia y la productividad, el perfeccionamiento de la organización del trabajo, la planificación, el estudio de las nuevas instrucciones y resoluciones por cumplir.
El fluir de la vida, con apego al trabajo –única fuente posible de progreso-, los valores y a los principios debe seguir al compromiso que ratificará el pueblo al comienzo del venidero mes de mayo. Esto hará más sólida e irreversible la obra social de la Revolución, que tanto se aprecia. Los cubanos lo saben, por historia y presente.
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