Crisis de la
democracia
Francisco Javier Chaín Revuelta
En la llamada “crisis
de la democracia” se celebraba el resultado de los esfuerzos de los sectores marginados
de la población para organizar y presionar a favor de sus demandas, creando así
una carga extra que impide que el proceso democrático funcione correctamente.
En épocas pasadas
los gobernantes habían sido capaces de gobernar un país con la cooperación de
un número relativamente pequeño de abogados y de banqueros y en esos períodos
no existía “crisis de la democracia”
Pero desde la
década de 1960 la crisis se desarrolló y alcanzó proporciones graves. Por tanto
los gobernantes se pronunciaron por una “moderación en la democracia” para
mitigar el exceso de democracia y superar la crisis.
Poniéndolo en
términos llanos, el público en general debe reducirse a su apatía y a la
obediencia tradicional y ser expulsado de la arena del debate y la acción
política si la democracia ha de
sobrevivir.
Esta situación
refleja las percepciones y los valores de las élites liberales de los países imperiales
y de sus países satélites. A la derecha, la percepción es que la democracia se
ve amenazada por los esfuerzos de organización de los llamados “intereses
especiales”, un concepto de la retórica política contemporánea que se refiere a
los trabajadores, los campesinos, las mujeres, los jóvenes, los ancianos, los
discapacitados, las minorías étnicas, y así sucesivamente, en pocas palabras la
población en general.
En todo tiempo y
más en las campañas electorales los partidos formales minoritarios
autodenominados de izquierda y diversas agrupaciones populares fueron y son acusados
de ser el instrumento de estos intereses especiales y así socavar “el interés
nacional” Esta acusación tiene poco sustento, más bien representan otros
elementos de interés y participan con pocos escrúpulos en el giro hacia la
derecha de los grupos de élite que se ocupan del desmantelamiento de los
programas estatales diseñados para proteger a los pobres y desfavorecidos, de transferir
recursos a los ricos; de convertir al estado, incluso más que antes, a un
estado de bienestar para los privilegiados; y la expansión del poder del Estado
y el sector estatal a través del sistema
militar impuesto a nivel nacional, un
dispositivo para obligar al público a subsidiar la industria de alta tecnología
y a proporcionar un mercado garantizado
por el estado para su producción de residuos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario