Animalización en la España imperial
José María Pérez de Përceval
ANIMALITOS DEL SEÑOR Aproximación a una teoría de las animalizaciones propias y del otro, sea enemigo o siervo, en la España imperial (1550-1650)
Analizando textos que tratan sobre los moriscos, pero también sobre norteafricanos o turcos, vamos a intentar diseñar el cuadro o marco donde se desenvuelve la figura del "bruto", ese ser que no llega a la razón aunque tenga la forma humana. Nuestro objeto principal es el insulto y el insultado que sale fuera de la categoría racional para entrar en las tinieblas del mundo animal despedido por una comunidad que lo rechaza, lo explota o lo elimina.
El hombre que sufre un proceso de animalización es aquel que deja de ser humano para encarnarse en la bestia. Enfrente, se sitúa el hombre, agresivo o condescendiente, que a veces también adopta calificativos, en este caso más bien adornos, propios del reino de la zoología. ¿Qué animales son, pues, los más animalizados y cuáles los más humanos? Pedro Soto de Rojas nos definía la animalización desde un punto de vista neo-platónico en su discurso pronunciado contra el ocio en la Academia granadina, en 1619:
jOh bestia común con el menos doctrinado rocin.. .! Merecen vituperio los viciosos. porque, despojándose de la razón -precioso don de la naturaleza, de la mano generosa de Dios- se igualan a los brutos.. . Y cierto que si atendemos a los animales sin razón, que son compuestos de la rnesma masa de los elementos y, como nosotros moradores desta intima región del mundo, y participan así de los frutos que la tierra piadosa por pasto común produce, y se sirven de aqueste aire respirable y de aquesta luz informadora de verdades, aunque indignos de ser imitados. en ellos hallaremos ejemplos. ya de incentivos venéreos, ya de estupor de crueldades, ya de perturbaciones de ira, ya de asomos de codicia, y otros muchos semejantes, que son efectos sólo de el sentido y del apetito.. . ¿Qué es ver la velocidad cuidadosa de la ave. las revueltas lascivas del .o ez.. la astucia emboscada de la fiera. la inquietud de la hormiga, la dulce solicitud de la abeja (1) ).
Camaleonismo del animal
Los animales varían de posición estratégica según el contexto. Así, un perro puede ser despreciable como carroñero, pedigüeño y servil, y al mismo tiempo, un elemento ennoblecedor como cazador, lebrel, o mastín.
Las diferencias de lugar cambian también la escala de los animales.
El mundo mediterráneo es condescendiente por tradición con el gato y cruel con el perro, al contrario que en los países del norte de Europa. Lope de Vega se puede identificar con un minino en la Gatomaquiae (2) mientras Cervantes sitúa los perros en lo más bajo del escalafón, criticando a los moriscos que ya se encuentran en el sotano social (3).
La paloma, el símbolo níveo de la pureza, de la virginidad, del Espíritu Santo, puede ser un animal lascivo como representante de Venus (4) o como portadora de mensajes amorosos.
El grupo radicalmente opuesto a la animalización y que se autodenomina muy pocas y emblemáticas (totémicas) veces con el animal es el constituido por el conjunto de los ciudadanos adultos, masculinos y libres. Se trata de un animal único, solitario y agresivo, siempre en defensa de su honor. El león, el águila y, en el caso francés, el gallo blanco, serán algunos ejemplos de identificación nacional. Pero, también el estatuto de estos tres animales cambia en los ataques mutuos que se hacen los españoles, franceses e imperiales durante las guerras de la Europa dividida de la m~dernidad (5)
Los sectores animalizados negativamente son, sin embargo, cargados de epítetos diversos que también pueden estructurarse en graduaciones ofensivas.
Los claramente señalados como animalizables, es decir no racionales, durante este tiempo en una serie de proverbios y lugares comunes son los niños (que no son adultos pero pueden llegar a serlo), las mujeres (adultos protegidos, es decir no libres, y cuyas pretensiones de autonomía son vistas como una peligrosa agresión animal), y los siervos (que no son considerados adultos y carecen de libertad).
Rober Darnton nos explica en Le grand massacre des chatc (6), un caso de animalización en Francia durante el Antiguo Régimen, donde los gatos actúan como mediadores del conflicto que opone al dueño de una imprenta y los tipógrafos, donde los aprendices, la mujer del amo y ellos mismos como trabajadores funcionan en un imaginario animal que termina en un asesinato ritual de felinos.
Luego se encuentran los enemigos que entran dentro de características animalizadoras ya aplicadas a los "enemigos" interiores. Los extranjeros, con mayor o menor agresividad, serán definidos como infantiles, femeninos, serviles o definitivamente peligrosos para la humanidad, es decir, la comunidad que los animaliza.
Es decir, serán inocentes luego estúpidos, traicioneros luego peligrosos, o serviles luego explotables. A esto se unirá una característica absolutamente deshumanizadora: siempre serán muchos, monstruo informe de mil cabezas, ya sea la hidra mítica o la bestia apocalíptica atendiendo a los orígenes clásicos o bíblicos del mito.
Dos poderosos ejes del imaginario religioso llevarán la marca de la animalización respecto al "otro". Por un lado, la entrega por parte de Dios al primer hombre Adán de todos los animales como posesión particular a las que da el nombre.
De otra, la visión evangélica de los desprotegidos como un rebaño a vigilar. Cualquier sector animalizado pasará a ser propiedad del hombre-Adán, por tanto explotable, o benévolamente protegido por el buen pastor.
El "otro" generalmente es animalizado incluso antes de definir la estrategia que se seguirá en su trato. Su presencia, su olor, y sobre todo su sonido es percibido como un factor de agresividad. El "¡Habla en cristiano!" de nuestro castellano popular tiene una larga tradición. Cuando Diego de Haedo describa Argel, la primera imagen que le viene a la mente, refiriéndose a la oración de la tarde desde los alminares, es una colección de "aullidos de lobos y perros, vocear de morabitos” (7).
Cuando Jaime Bleda llega a la parroquia de rnoriscos que se le ha encargado regentar o cuando contempla su alegría ante la expulsión, observa que "relinchan” (8). Así, frente a la "algarabía", Bernardo de Aldrete reaccionaba (1614):
"Parece que los árabes trogloditas llevaron con ellos en África el nombre de Bárbaros que Arriano les había dado. y Herodoto y otros
que dijeron que su hablar era el ruido estridente de los murciélagos yque estaban en un estado de lengua bárbara"(9).
Esquilas del rebaño
Comenzaremos por estudiar los términos animalizadores que los escritores de esta centuria aplican a todos los musulmanes como conjunto en la oposición fundamental islam-cristianismo, nudo de contradicciones que se concreta a tres niveles:
- Peninsular: comunidad morisca, procedente de los antiguos mudéjares de la zona levantina y castellana, y de los habitantes del reino de Granada recién conquistado.
- Norte de África: zona natural de la expansión cristiana detenida en el XVI, después de las catástrofes de Carlos I frente a Argel y del rey portugués don Sebastián en Alcazalquivir.
- Turquía: enemigo "común" de la cristiandad, sin embargo y pese a la victoria de Lepanto, una verdadera tregua se instaura entre los imperios (español y turco), que no será rota más que por pequeñas escaramuzas y un gran desarrollo de "lo imaginario" en la literatura y los proyectos de cruzada.
Tres comunidades muy diferentes recibirán calificaciones distintas.
Son los moriscos, los norteafricanos (ciudadanos o nómadas, es decir, "moros" y "alárabes (10) y, finalmente, los turcos, cada uno de ellos insultado de diferentes maneras y a través de especies zoológicas diferentes.
Los moriscos representan un elemento servil o marginal, los norteafricanos un elemento a conquistar o una pesadilla corsaria, los turcos, en fin, son "el enemigo común", objeto de los últimos intentos de ligas y alianzas de una cristiandad ya definitivamente desgarrada en el siglo XVI.
Los términos animalizadores que los polemistas aplicaron a los musulmanes en su conjunto como seres opuestos al cristianismo, pueden ser aplicados asimismo en las luchas de los siglos XVI y XVll a "protestantes" o "franceses", es decir, todos los que se oponen a la potencia de la luz, de la verdad, del catolicismo y de España.
La oposición fundamental que encontraremos es la de cordero-lobo, de retórica clásica (como el perro Berganza nos descubrirá en El coloqio de los perros de Cervantes), y cuyo fondo estructural, su origen, se encuentra en el cuento tradicional de origen indoeuropeo.
Con el cristianismo, el cordero adquiere una dimensión mística: lo que es alimento fundamental junto con el pan, es identificado, asimilado a Cristo (la Eucaristía es el cordero divino). Cristo, asimismo, se convierte en una doble figura de contradictoria simbología gnóstica como cordero del sacrificio y como buen pastor.
El rebaño se divide entre los "pastores" y el "ganado" (la gente), reservándose la iglesia tradicionalmente el primer papel, sin por ello despreciar en absoluto la identificación cordero-Cristo.
El cordero es un animal comestible, dulce, idílico, rentable y explotable. También es un animal de instintos gregarios muy desarrollados, que el buen pastor debe proteger y que los lobos atacan: un ser débil en definitiva.
No se encuentra jamás en la literatura una alusión a un guerrero definido como un cordero, excepto que se trate de un rey o un padre de familia, personajes identificable con Cristo: Así, el rey Felipe III, que será calificado de león para sus enemigos pero un cordero para los suyos" (11)
El enemigo tradicional del rebaño es el lobo, el enemigo tramposo es el zorro, más especializado en el robo de granja (gallinas, conejos...). En España este segundo personaje tan habitual del cuento europeo, aparece en contadas ocasiones. normalmente referido a los alfaquís,
o presuntos alfaquís, que entre los moriscos mantienen la fe islamica o realizan la circuncisión. Son el enemigo principal durante la etapa asimilacionista ya que apartan a los corderos del rebaño recién adquirido para la fe católica.
Para los moros invasores de la península se utilizará una metáfora de claro origen bíblico ("las zorras que pegaron fuego hasta los montes Pirineos") aludiendo a su carácter salvaje y nómada" (12).
Sólo en la guerra de Granada (1570) o las sublevaciones una vez decretada la expulsión (1609), se aplicará al morisco un calificativo tan radical (13)
Los moriscos, despreciados, son brutos pero no peligrosos generalmente. Son, como Fray Pedro de Alcalá los llamaba, como los niños, "bestias no domadas” (14)
Cría cuervos y te sacarán los ojos
Se produce en el caso del morisco una inversión curiosa: habitantes de las zonas que son conquistadas y ocupadas por emigrantes norteños, sin embargo, al perder la propiedad por el derecho de conquista, son tratados por los textos como extranjeros en su propia casa.
Los ataques contra ellos son identificables con los que se hacen contra los inmigrantes que trabajan en tierra ajena y roban la riqueza que corresponde a los naturales (los cristianos). Pero, generalmente no se les tiene miedo. Jaime Bleda indicaba (I5) que "no da lugar a que como milanos (los reyes de España) se abatan a esas sabandijas, guzalapas y caza de poca importancia".
Sólo los furibundos partidarios de la expulsión como Fray Marcos de Guadalajara, en sus panfletos, indicarán el posible peligro tantas veces recordado por el patriarca san Juan de Ribera "que se atendiese a lo que sucedía muchas veces, criarse en alguna casa un lobezno, y estando en ella uno o tres meses, y años bien domesticado, al cabo degollaba la mula, el caballo o ganado de su amo" (16).
Pero, fijémonos que, aun en este caso, el morisco sigue siendo un animal doméstico, cercano, familiar. Para Cervantes, España es una mujer que cría una serpiente en su seno que puede terminar royéndole las entrañas (17)
"Cría cuervos y te sacarán los ojos": El refrán del cuervo especializado en vaciar las cuencas de los ojos es apropiado al caso y, evidentemente, no se evita.
La oposición paloma-cuervo tiene asimismo un origen religioso, pues la paloma es la representación del Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad.
Se le opone el cuervo en razón de su oscuridad, acusado de traidor e
ingrato. Sus características negativas son tardías, dentro de la demonización renacentista de todo lo negro opuesto a la luz, y, así, encontraremos relatos medievales donde el cabello negro brillante de una dama es comparado al de un cuervo como en los cuentos del Graal, hecho ya impensable en el siglo XVI.
La paloma es símbolo de la pureza, la virginidad. La virgen María es llamada en ciertas zonas de España "la blanca paloma". En los comienzos del siglo XVII, la corte española es la abanderada de la causa universal para imponer el dogma de la lnmaculada Concepción de María, lucha sin cuartel de la reforma católica.
Enfrente se sitúan los defensores de ensuciar el buen nombre de la Virgen, las tinieblas, la oscuridad y todos sus animalejos. Cuervos, lobos, pardos, panteras y dragones serán de una tonalidad claramente opuesta a la blancura.
En el extremo de este enfrentamiento de pájaros de mal augurio y ligados a las tinieblas, se encuentra la afirmación de Aldrete sobre la lengua árabe, "un ruido estridente de murciélagos (18)
Cazadores y cazados
Los moriscos, ya hemos visto, son "una caza sin importancia", pero los Habsburgo españoles son unos grandes cazadores. Don Juan de Austria se encuentra identificado por sangre con el águila imperial, incluso en un juego de palabras tan paradójico como El Águila de Agua, con el que Luis Vélez de Guevara da título a su comedia sobre Lepanto.
El mismo sultán otomano reconoce esta identificación familiar en su sueño del romance "A caza sale el gran turco” (19)
Pero, don Juan de Austria encontrará una identificación más certera con el león, también incluido en el escudo heráldico español y que, a principios del XVII, es su representación más obsesiva textualmente en razón de la división zoológico territorial de los Habsburgo europeos. Así, don Juan de Austria aparece representado iconográficamente con un león sumiso a sus pies, recuerdo de una anécdota aúlica con un felino que se encontraba en la alcazaba de Túnez, lo que lo convierten un joven Hércules versión peninsular.
Juan Rufo, en La Austriada, nos dirá que "España produce fieras y Africa humildes lebreles (20) El eón es un animal solitario, cazador y noble por excelencia.
Su oposición será el perro, separado claramente del lebrel, del perro de caza. Los calificativos caninos son muy populares, como nos señalan Albert Mas y Miguel Herrero en su análisis de la literatura antimusulmana: "los términos perro y perrazo se encuentran sin cesar (21). Un insulto compartido por otra parte, ya que el perro sarnoso, animal que sigue la caravana y come de sus basuras, no es precisamente bien tratado en la literatura árabe.
El perro es despreciado por ser un animal pedigüeño, ladrón y sucio. Es el término más comúnmente aplicado por Haedo o Cervantes que titula su libro contra los rnoriscos El coloquio de los perros y, de lejos, la animalización más frecuente para aludir a los musulmanes.
Durante el siglo XVI nos encontramos con una progresión geométrica de alusiones caninas desde el libro de Vicente Roca sobre la historia de los turcos (una docena de veces) (22) y el Viaje de Turquía (4 veces) (23) hasta Los baños de Arge (24) de Cervantes (36 veces).
Por su parte, el águila se encontrará persiguiendo a la serpiente en una oposición que enfrenta lo más cercano al cielo y lo más ligado a la tierra, lo más alto y lo más bajo.
Aunque sus orígenes literarios sean diferentes, quedan finalmente enfrentados. Mientras el águila se encuentra unida a la heráldica caballeresca, la serpiente acumula connotaciones negativas debido a su carácter de animal maldito de la Biblia.
En lo que concierne a los moriscos, se repetirá frecuentemente la imagen "calentar una serpiente en su regazo" (25) referido a España.
El águila es el rey o el jefe militar de una expedición, pero también por su proximidad celestial, la iglesia o la propia España.
Una oposición que tiene origen en la cetrería, arte noble, es la que enfrenta el halcón al animal que se alimenta de carroña (26).
Los libros teóricos sobre esta modalidad de caza invaden la península hasta el siglo XVII. Su utilización como imagen es exclusivamente militar y se encuentra raramente en textos religiosos escritos por clérigos (27)
Animalización del morisco considerado como cristiano
El morisco, considerado cristiano por los asimilacionistas, es llamado cordero del rebaño de la iglesia, descrito por su carácter dulce y manejable.
Los partidarios de su cristianización, convencidos propagandistas de la posibilidad de su integración, habían comenzado con una comparación con la catequesis: Según el erasmista Bernardo Pérez de Chinchón (1532) (28) en una metáfora que recogerá a final de siglo Mateo Alemán en Guzmán de Alfarache (29) era necesario darles el cristianismo como el grano a los pollos.
Damián Fonseca repetirá en 1610 estos argumentos asimilacionistas y volitivos, para reírse de ellos:
"Es más conveniente tratarlos con dulzura y sin rigor, porque estas gentes son como las bestias que no se dejan domar por los hombresmediante la violencia sino por zalamerias y trampas (nota 11, Justa, p. 433)
El morisco es comparado a las abejas por el padre Pedro de León (30) por su aplicación en la labor cotidiana, Pedro de Valencia los encontrará más próximos al rocín por su trabajo sin descanso (31)
Todos estos animales son útiles, o comestibles o explotables, domésticos, pacíficos, y, evidentemente, un poco tontos. Esta sucesión de animalizaciones esconde, por parte de los asimilacionistas, la defensa de los vasallos moriscos que se encontraban trabajando las tierras de la aristocracia o de la iglesia.
Necesariamente, los partidarios de la expulsión, de la extirpación de los moriscos, debían denunciar esta situación y lo hacen desde un punto de vista que retoma los planteamientos estoicos: el viejo mito de la abundancia de esclavos que mina el carácter virtuoso de los romanos, la debilidad que provoca la riqueza producida por estos trabajadores infatigables contra la austera valentía de los viejos guerreros.
Los partidarios de la extirpación de los moriscos, al denunciar la defensa de los asimilacionistas, descubren paradójicamente la explotación que éstos practican.
Para Jaime Bleda en Defensio Fidei in causa neophytorum sive morischorum (32) los asimilacionistas son unos holgazanes que se apoyan sobre las riquezas que los moriscos producen.
El viejo proverbio "quien tiene moros tiene oro" se vuelve
contra sus posesores.
Pero, si los asimilacionistas describen los moriscos como pollos, corderos o abejas, los partidarios de su extirpación intentarán dar una imagen contrapuesta. El patriarca san Juan de Ribera, irritado claramente contra esta argumentación, replica que los moriscos no son plantas nuevas en el jardín de la iglesia sino viejas, ennegrecidas y llenas de nudos, que no son corderos sino lobos disfrazados, que no son palomas sino cuervos. El morisco no es un cristiano más que en la apariencia de su mentira traidora (33)
Animalización del morisco considerado no cristiano
La acusación más frecuente utilizada contra los moriscos es en realidad una reflexión dolorosa sobre la caída de población en Castilla: los moriscos son unos animales prolíficos. El conejo, el ratón y la hormiga se suceden en una gradación de intensidad cada vez más negativa. Esta "canalla de casta de ratones" (34) se multiplicaba como los conejos (35) y aparecía a los ojos cristianos "cual hormigas cargadas de legumbre" (36)
Ahora no se reconoce su función enriquecedora, lo que ellos
comen lo quitan de la boca de un cristiano, se acusa a los moriscos, en los escritos extremistas de Pedro Aznar Cardona o Jaime Bleda, de aprovecharse de las riquezas naturales de España, se opone el zángano a la abeja.
Asimismo, la sanguijuela que, normalmente se aplicaba a judíos o mercaderes genoveses, se incluyen esta sarta de insultos.
El morisco es acusado de fabricar moneda falsa, de esconder tesoros bajo tierra(37) en definitiva de "chupar" el dinero al mismo tiempo que la fuerza de los españoles ya que hace vivir a los nobles en una alegre comodidad.
Cervantes en el coloquio de los perros llegará a decir que "ellos son su hucha, su polilla, su picazón y sus comadrejas" (38)
"Aunque la mona se vista de seda, mona se queda". Si el morisco intenta parecer un buen cristiano, está fingiendo; si es un trabajador laborioso compite con el pobre cristiano, si es austero resulta avaro o está escondiendo sus tesoros.
Jaime Bleda, veía sus intentos por ser amables como unas "monerías" y ya sabemos que "se cubre mal la mona con su cola" (39)
Pedro Aznar Cardona se derrama en epítetos, resumiendo todos los anteriores: "Estos son las zorrillas devoradoras, las serpientes, los alacranes, los sapos, las arañas, y las venenosas sabandijas, de cuya ponzoña cruel, enfermaban y morían muchos ... éstos eran los gavilanes salteadores, y las aves de rapiña que vivían dando muerte. Éstos eran los lobos entre las ovejas, los zánganos en la colmena, los cuervos entre las palomas, los perros en la iglesia, los gitanos entre los israelitas y finalmente los herejes entre los católicos (40)
Este extremismo es coyuntural, nos encontramos en plena defensa del decreto de expulsión. El morisco es generalmente considerado, de forma más temperada, como un animal campestre, molesto y numeroso, pero de pequeña complexión y mediano peligro. La araña, por ejemplo, de picadura venenosa y figura negra; se encuentra poco utilizada. Cervantes, en Los baños de Argel, la aplica en un juego amoroso erótico a los norteafricanos.
La animalización del moro ciudadano o nómada
En la primera parte de la Carolea (1560), dedicada a Carlos V por Hieronimo Sempere, el ejército tunecino aparece como una masa de escorpiones y langostas. La tapicería conmemorativa de esta conquista de Túnez nos muestra el orden del ejército cristiano y el caos de los africanos. Se trata de animales peligrosos pero pequeños, su fuerza viene de su número. Esto no quiere decir que sus ataques contra el hombre, las cosechas o los animales de la granja no puedan ser mortales si no se está preparado para su avalancha (41)
En la clasificación establecida por Diego de Haedo en su topografía de Argel, los insultos más duros van dedicados a los moros nómadas. Para Bernardo Aldrete, ellos son la representación de los árabes que invadieron España. Bárbaros, aislados, peligrosos, son tigres, panteras, chacales, linces o jabalíes (42)
Estos apelativos se aplican también a los líderes guerreros de las ciudades norteafricanas como Barbarroja, considerado un
Jabalí (43) Hay una cierta admiración en esta descripción de la potencia, el vigor y la resistencia de los nómadas. Sin embargo, los moriscos sólo son calificados así durante la guerra de las Alpujarras (1568-1570) o la sublevación de la Muela de Cortes (1609) (44).
La animalización de los turcos
Los calificativos animalizadores se acumulan conforme nos acercamos al gran enemigo común. Normalmente, se aplica a los turcos toda la serie de calificativos propios a la oposición cristianismo-islam. El tigre, la pantera, o el jabalí aparecen cuando se trata de un enfrentamiento personal entre un caballero cristiano y otro turco, como sucede en los episodios de la Austriada describiendo Chipre y Lepanto, o en el poema de Hieronymo Corterreal de 1578 (45).
La identificación con el oso parece no ser de procedencia española, aparece en una traducción de Paul Giovio (46)
"Y como osa brava fiera
agora en sus cavernas solo atiende
al modo y manera de nuestra perdición.
En un juego de sueños: el gran turco es un oso, Barbarroja
un jabalí y Carlos V un león(47). El carácter de oso, adecuado al grandullón pesado y pendenciero, tendrá un cierto éxito en la escena donde es necesario que el turco según las indicaciones, sea grande, tenga un andar pesado y ladeado, y que su voz sea ronca.
El origen de este oso puede venir de la identificación de los turcos con los escitas que han descendido de los Urales, país de osos. El autor de El Crotalon ve descender de los montes Ripheos (Urales), dirigiéndose hacia la Tracia, una bestia inmunda, encabalgada por una monstruosa serpiente que derrama su veneno sobre la mayor parte de la tierra (48) Juan Rufo, en La Austriada, utiliza el término "escita" catorce veces. Los animales exóticos acompañan esta tropa. Cristóbal de Virués, en un largo poema dedicado en 1609 a la gloria de Lepanto, exclama: "Muerte al cocodrilo otomano". Sin embargo, se trata de un exotismo controlado.
Los turcos son descritos como unos guerreros diestros y disciplinados imponiéndose esta idea a lo largo del siglo XVI. Su fuerza viene de su subordinación ciega a las órdenes de su amo. El tiene las riendas aunque se entregue sin brida a sus pasiones.
El término "caballo", no exactamente peyorativo, se aplica a los "janízaros", considerados como una cuadra de caballos de raza. Vicente Roca utiliza este término en 1556 cuando describe al Gran Turco. Roca alaba a Soliman que no utiliza los muchachos para sodomizarlos sino que los mantiene porque se guarde la raza, como el rey de España cuida en el reino de Nápoles la buena cría de caballos que le han dejado sus predecesores (49):
Sirven estos bardaxas (muchachos janicerotes) pa los diabólicos apetitos del Turco si se le antojan, y assi son ordinariamente muy hermosos, y bien vestidos. Nunca salen del serrallo, y son amaestrados en muchas cosas de exercicio de varones. Solyman es fama que no se deleyta de aquel vicio, pero por su grandeza tiene aquellos muchachos
en el serrallo porque conserve la raca dellos. como hace nuestro rey en mantener en el reyno de Napoles la buena cria de caballos que le dexaron los reyes sus predecesores".
Vicente Roca y El viaje de Turquía utilizan el término "domar" por "educar" estos muchachos, de la misma manera que los dos señalan la costumbre turca de "herrar" los mensajeros en las plantas de los pies, novedad verdaderamente singular para el correo donde se confunde el caballo y el hombre en el mito bien antiguo del centauro (50)
La identificación caballo-janízaro aparece en los enfrentamientos de éstos con el ejército cristiano. Los términos "frenar", "refrenar", "embocar" hacen alusión a la acción de poner un freno en la boca, un mordisco, significando no sólo la victoria sobre el adversario sino también la superioridad del domador. Cuando el texto se refiere al Gran Turco, esto significa poner un freno a sus ambiciones, o en el caso de los extremistas, una vida sin freno.
La bestia del reino
El dragón es el más tenebroso de todos los animales: habitante de una caverna, imagen tópica del enfrentamiento
del caballero con las fuerzas del mal, es una representación aristocrática y platónica de la gran lucha con los ejércitos de las tinieblas.
El origen de la identificación del turco y el dragón ha podido, sin embargo, tener varios orígenes. En El viaje de Turquía (51) y muy en la línea de una sátira de tipo erasmista, se afirma que los turcos tienen solamente un santo, San Jorge. Se pretende con esta afirmación tan radical:
a) Una suerte de transposición y una búsqueda de equivalencia con los santos cristianos: mientras éstos honran la bondad, los santos turcos honran la fuerza.
b) El carácter guerrero de los turcos que forman una suerte de cofradía de san Jorge.
c) Pero, también, en un tratado que se pretende erasmista, hay detrás de este único santo una crítica de la abundancia de santos en la cristiandad y su culto.
Los turcos tienen solamente un santo y de gran utilidad, muy práctico. Enfrente, un exceso de reliquias y peregrinos.San Jorge tiene un objetivo concreto sin proponer a sus fieles vagabundear por el mundo.
Después, en una visión de enfrentamiento total, bien alejada del planteamiento erasmista (aprender del enemigo para vencerlo), se realiza una traslación. Los turcos no son ya san Jorge, sino el dragón vencido por el san Jorge cristiano. Al final, el dragón será esa bestia informe, ese monstruo, mezcla de todos los terrores bíblicos y clásicos, de la bestia apocalíptica y de la Quimera.
Pedro Aznar Cardona, en 1612, nos da, una definición perfecta de la bestia, aplicada en su caso a los moriscos pero también al Islam en general, donde se encuentra esta fusión de las tradiciones clásicas de la Quimera y bíblicas del Apocalipsis, con una acentuación en el color negro, definitivamente asimilado a las fuerzas del mal, a esas tinieblas donde el autor pretende lanzar los moriscos:
"Y concurriendo cada uno de los heres~arcas sobredichos con una parte manchada. en la fabricación de esta monstruosa composición, apareció compuesta, y resultó forjada aquella bestia disforme, de tanta diversidad de manchas y pelos diferentes, de quien dijo el profeta Daniel a la letra, nombrándola Pardo, vana revuelta, mezclada. remendada. hecha de mil retazos. retrato vivo de la Quimera con cuerpo de lobo, cabeza de camello, boca de culebra. orejas de perro, alas de murciélago, manos de hombre, cerdas de jabali, espinas de erizo; y finalmente de color pardo, por ser color, en quien se incorpora mejor, y se disimula mucho cualquier mancilla o suciedad” (52)
Conclusión: animales del señor, brutos y malas bestias
Sebastián de Cobarruvias, en su Tesoro de la lengua castellana o española, define el campo animal-hombre en 1611 tal como se encontraba el punto exacto de la polémica, es decir un aristotelismo oficial tomista que se pretende asimilar a una jerarquización platónica donde lo racional encuentra sus gradaciones:
“Animal sustancia animada, adornada de sentido y movimiento, y entre todos el principal es el hombre por ser animal racional y se dize del bruto; y es nombre genérico para él y para el hombre; pero vulgarmente solemos dezir animal al hombre de poco discurso':
Para una historia de las animalizaciones hay que tener en cuenta ese punto concreto de discusión: la raya que separa al hombre del animal es variable según las épocas, las doctrinas filosóficas o las actitudes de los diversos grupos sociales en su mirada respecto a los otros.
Para los seres humanos que sufren un proceso animalizador los diferentes discursos son muchos, prácticamente la inmensa totalidad desde el individuo aislado (pobre bestia) hasta el planeta tomado como un conjunto (mundo de hormigas).
Es evidente que no todos los apelativos animalizadores pueden ser considerados insultantes, como los dirigidos a un enemigo o a un ser irremediablemente perdido para la humanidad. Un niño puede ser tratado de "cachorro", una mujer hermosa de "cierva", una voz agradable de "ruiseñor", un rey agresivo de "león justiciero".
Pero también un alumno mal aplicado será calificado de "asno", una mujer ligera de "gata lasciva", una voz desagradable de "estertor de murciélago" y un tirano de "lobo rapiñoso".
Procuremos diferenciar las diferentes animalizaciones partiendo de la principal oposición, la más "moderna", renovada con el Renacimiento y ligada a los conceptos tomistas, que podríamos calificar de aristotélica.
Se trata de la oposición planteada como contradicción entre la naturaleza racional y la irracional, el hombre y el animal como dos categorías no paralelas sino enfrentadas. O al menos, jerárquicamente separadas, pues el animal existe para mostrar lo que le falta respecto al hombre, es decir lo que constituye la esencia de lo humano (53).
"Son así prohibidos (dentro de la Edad Moderna) en un mismo plano los gestos y las actitudes que arriesgarían de desgarrar la humanidad de sí misma y de arrastrarla, por ejemplo, hacia la animalidad (la risa de caballo, la voz nasal que evoca el elefante, el porte torcido, alabeado, a la manera de los pájaros zancudos); asimismo los que enturbian los géneros (y todo lo que hace resaltar, en particular, la indistinción sexual)''(54).
"Se destierra, como dice san Juan Bautista de La Salle, todo lo que en una persona, hace reconocer que se haya sin virtud y que no trabaja para domar sus pasiones"(55) Esta entidad, la humanidad enfrentada a la animalidad, puede diferenciarse pues y estudiarse, y cuanto más definida se encuentre más barrotes dorados añade a la cárcel de oro donde se encuentra el "humano" rodeado de la bestia.
Pero existe asimismo otra forma de animalización, más antigua quizás, renovada por las élites aristocratizantes, tal vez totémica en su origen, que vamos a calificar de platónica. Se trata de la comparación. En unos mundos cerrados, humano y animal, las jerarquías se reproducen en una escala vertical (león y rata, rey y siervo por ejemplo). Lo mismo sucede en el mundo mineral y vegetal que eludiremos en este estudio centrado en la zoología social sin olvidar que puede haber una botánica y una geología igualmente sociales.
La raya fundamental de las animalizaciones es la oposición, entre animal-hombre excluyendo a "los bestias" o a la "bestia" que todos llevaríamos dentro ("carcoma", "polilla" y "gusano" llama el barroco Soto de Rojas a nuestra ociosidad (56); o posición entre unos animales superiores, y unos "pobres bestias" destinadas a la alimentación, el deporte-caza o la diversión de la cumbre de la pirámide. No significa esta diferencia entre dos teorías artificialmente separadas en el papel, que una anule a la otra. Veremos cómo se mezclan en
el caso particular que estudia Robert Darnton en Le grand massacre des chats o en la España del siglo XVI y XVll que intenta coordinar aristotelismo y platonismo, es decir, platonizar el racionalismo tomista.
Una historia tiene que separar claramente los campos:
a) Historia de los animales en cuanto tales, modernamente llamada zoología, antes bestiarios, productora de textos que ahora ocupan un "lugar" científico pero, asimismo, situables como libros de la práctica y situación frontera que situamos respecto a "lo animal", analizables por tanto como textos "históricos".
b) Historia de la actitud del hombre frente a los animales de los que se alimenta, con los que convive y a los que pretende cazar, eliminar, domesticar, pero a los que también puede respetar, admirar, adorar o rechazar como un tabú. Aquí estarían incluidas también las representaciones, las imágenes, que adornan nuestra particular cosmogonía.
c) Historia de las animalizaciones que el hombre utiliza en su relación con los demás, comportando a su vez una doble producción de "sentido" en relación con el mundo animal:
1) Humanización del animal que habla, satiriza y se expresa a través de la fábula y el cuento.
2) Animalización del hombre en sus dos formas que hemos estudiado a través del enfrentamiento cristianismo-islam en la España imperial:
- Separación absoluta del campo humano y el animal, donde el hombre animalizado es el "bruto" al que se puede salvar-metamorfosear mediante la catequesiseducación o al que se rechaza como una posibilidad infecciosa, bestial, que puede encontrarse incluso dentro de cada hombre animando "sus bajas pasiones".
- Translación jerárquica que se aprovecha de las actitudes y representaciones que la sociedad de ese momento ha construido respecto al mundo animal en relación con su propia estructura social. Normalmente, esta forma de animalización utiliza la comparación: el hombre-humano con el hombre-animal se enfrentan en la naturaleza formando parejas opuestas.
En este diagrama, cuyo despliegue para el estudio de esta época (1 550-1 650) representaría un inmenso trabajo a acometer, se ha intentado con este artículo únicamente una "cata", una aproximación tomando como marco uno de los enfrentamientos claves que marcan las actitudes, comportamientos y representaciones de los españoles durante la Edad Moderna: La visión que ofrecen los textos del morisco, enmarcado a su vez en el conflicto coyuntural que enfrenta a España con el imperio turco por el dominio del Mediterráneo y el estructural de la oposición cristianismo-islam.
La evolución de las actitudes frente al morisco a lo largo del siglo XVI, desde unas posiciones asimilacionistas que lo consideran "cristiano" y "español", hasta el rechazo de los partidarios de la extirpación, hacen variar los términos animalizadores. Los grandes temas obsesivos de los panfletistas antimoriscos que "justifican" la expulsión de 1609, se encuentran tras esos conejos, hormigas, ratones, termitas, simios, sapos y sanguijuelas que ellos contemplan al observar la comuniad morisca.
El campo norteafricano, zona de expansión deseada y proclamada, produce dos tipos de términos animalizadores en razón de dos visiones diferentes: la del colonizador que observa las masas de las ciudades donde se pretende establecer unos enclaves permanentes y la evidencia de una resistencia persistente que se salda con un fracaso final. Dos tipos, pues, de animalización que se alternan, una que alude a su caracter numérico (escorpiones, langostas) y otra que se concentra en estos seres "nómadas" (tigres, panteras, jabalíes) inaprensibles para la civilización.
Estos líderes, fruto la mayoría de las veces del imaginario cristiano que necesita nombrar e individualizar al "otro", encabezan la resistencia o dirigen el corso, cada vez más identificados con el enemigo principal al que se han entregado las "regencias norteafricanas": el turco.
España encabeza todos los proyectos de liga, fallidos en su mayoría, que unirán la cristiandad frente al "enemigo común" y, a pesar de la tregua evidente que se establece después de Lepanto, el imaginario cristiano seguirá construyendo una guerra de cruzada, alimentada por las pequeñas escaramuzas y los mutuos ataques corsarios. Una de estas escenas ha podido ser la propia expulsión de los moriscos, las intervenciones en torno de los xarifes, del rey de Cuco, o las pretendidas alianzas con el persa.. .
El turco será la gran bestia, el dragón, que representa el gran enfrentamiento, ya imposible de realizar por la cristiandad definitivamente dividida en el siglo XVI, con el islam. Y así lo cantaba Fernando de Herrera celebrando al héroe de Lepanto (57):
CANCIÓN EN ALABANCA DE LA DIVINA MAGESTAD POR LA VlTORlA DEL SEÑOR DON JUAN.
"Quebrantaste al dragón fiero, cortando
las alas de su cuerpo temerosas
y sus bracos terribles no vencidos,
que con hondos gemidos
se retira a su cueva, silvos dando,
y tiembla con sus sierpes venenosas,
lleno de miedo torpe sus entrañas,
de tu león temiendo las hazañas,
que saliendo de España, dio un rugido,
que con espanto lo dexó aturdido (58).
ANIMALIZACIÓN
CRISTIANO- ESPAÑO: CORDERO, PALOMA; AGUILA, LEON, HALCÓN
ISLAM MUSULMÁN: LOBO-ZORRO, CUERVO; SERPIENTE, PERRO, CARROÑERO.
MORISCO: POLLO, CORDERO, ABEJA, ROCIN, CONEJO, RATÓN, HORMIGA, ZÁNGANO, SIMIO. TERMITA, SAPO, SANGUIJUELA, ARAÑA
MORO: ESCORPIÓN. LANGOSTA
ALÁRABE: TIGRE, PANTERA, JABALÍ
TURCO: OSO, CABALLO, DRAGÓN
DIAGRAMA ARQUEOLÓGICO
VISIÓN SOBRE EL ANIMAL ---INTERDEPENDENCIA----VISION SOBRE EL HOMBRE
1) TEXTOS DEL "SABER" LO ANIMAL Y LOS ANIMALES: FILOSOFIA , BESTIARIOS, ZOOLOGIA, BIOLOGIA.
2) ACTITUD FRENTE A LOS ANIMAL Y LOS ANIMALES: VISIONES, RELATOS, IMAGENES, REPRESENTACIONES
3) HUMANIZACIÓN DEL ANIMAL: FÁBULA, CUENTISTICA, REGRANES Y PROVERBIOS
4) ANIMALIZACION CONCRETA DEL HOMBRE:
a) OPOSICIÓN HUMANOD RACIONAL - BRUTO HUMANO - TECTOS SOBRE: EL NIÑO, LA MUJER, ELSIERVO, EL ENEMIGO-LA BESTIA.
b) COMPARACION JERARQUIA HUMANA - IMAGINADA ERARQUIA ANIMAL: HERÁLDICA, RELATO (INSULTO)
Notas
1 Soto de Rolas. Pedro. discurso reproducido en Los fragmentos de Adonis (1652), ed de Aurora Egido junto con Paraiso cerrado para muchos. Jardines abiertos para pocos, Madrid. Cátedra, 1981, pp. 147-148. Al atacar el otium (ocio), Soto de Rojas se define contra el equilibrio aristotélico como su propopia visión y transformación del jardín para pocos lo demuestra, a favor de la 'kxperiencia mistica,la jerarquia. el saber cerrado.. .
2 Vega Carpio, Lope de, La Gatomaquia. Madrid. Catedra. 1983.
3. Cervantes. Miguel de, "El coloquio de los perros", en Novelas ejemplares.
volumen. ed de Harry Sieber, Madrid, Catedra. 1985, pp. 299-359.
4 Eg~doA. urora. op. cit, nota p. 193.
5 Delort, Robert, Les animaux ont une histoire, Paris, Seuil, 1984. Cuenta con
una importante bibliograiia y una visión mas bien sincretista que une historia de los animales, de la visión del hombre sobre ellos y algo de las animalizaciones sufridas o asumidas por el hombre. Importante a nivel general como la obra de Lewinson, R . Histoire des Animaux. Paris, 1953. Poliakov. León. Hommes et betes. Entretiens sur le racisme, Paris. 1975. Fundamental los libros de Baltrusaitis, Jurgis. La Edad Media fantástica. Madrid, Catedra, 1983 y una edicion de articulas importantes es la de Toynbee, J.M.C., Animals in Roman Lile and Arts. Londres, 1973 o Animals in folklore. Cambridge, 1978. Sobre representaciones animales. Achermann, A.J.P. Les animaux de la sculpture medievale en France. Toulouse, 1970; Bernasconi, Pierre, Le bestiaire fantastique, Paris. 1974; Bloc-Duraffour, C., Le bestiaire des proverbes italiens. Paris. 1976: Defrance, J.P.A. La iguration animale au Moyen Age, Aliort, 1968. y la gran obra de Rozan. Les animaux dans les proverbes, dos volúmenes. Paris. 1902 Konig.Karl. Frere animal L'homme et I'animal dans le mythe et dans I'évolulion, Paris,1971 Sohre el "gallo" francés. véase Beaune, Colette. "Pour une préhisfoire ducoq gauiois". Mediévales. t. X. 1986 y Beaune. Colette. "Les deux chants du coqgaulois". L'Histoire. n". J.?nvier 1987. pp. 112-715. Schre los animales en la heráldica, véase Pastoreau. Michel Traité d'heraldiaue F?rfs, Pcard, 1979.
6 Darnton, Robert, Le grand massacre des chats, Attitudes et croyances dans
I'ancienne France, Paris. Robert Laffont, 1985. Véase asimismo Le Goff. Jacques, L'imaginaire medieval, París, Gallimard, 1986. Leach, Edmund R., 'Xnthropological Aspects of language: Animal categories and verbal abuse". New Directions in the Study oí language, E.H. Lenneberg. Cambridge. 1964. Lascault, Gilbert. Le monstre dans I'Art Occidental. Paris. Klincksieck. 1973. Barkai Ron, Cristianos y musulmanes en la España medieval, (el enemigo en el espejo), Madrid. Rialp. 1984.
7 Haedo, fray Dlego de. Topographia e historia de Argel. Valladolid. Diego
Fernández de Cordoba y Oviedo. 1612. fol. 21.
8. Perceval. Josemana, 'Nlgarabia: ¿Lengua o alboroto callejero?': Manuscrits 3. Barcelona. 1985, pp. 11 7-127.
9. Aldrete, Bernardo de, Varias antiguedades de España, África y otras provincias. Amberes, 1614. p 402.
10. Clasificac~ond e Diego de Haedo, op. cit., cap XI, fol, 9, repetida por Cervantes. Miguel de. Don Quijote, 1. 39, ed. Martin de Riquer, Barcelona, Planeta, 1980. p. 431
11. Calificativo fundamental que los escritores antimoriscos dan al rey. como
Fonseca, Damián, Justa expulsión de los rnoriscos de España, Roma. 1610 o
Guadalajara, Marcos de. Memorable expulsión y lustissimo destierro de los
moriscos de España. Pamplona, 1613.
12. Bleda, Ja~rneo, p. cit.. p. 913.
13. Véase nota 35.
14 Aicalá. Fray Pedro de, Arte para saver ligeramente la lengua araviga, fol 11.
15. Bleda, Jaime. 0.0. cit., p. 91 7.
16. 1 E Guadalajara. op. cit., fol. 71.
17. Cervantes. Miguel de. Persiles y Segismunda. Madrid. Caslalia. 1966. 1. 111,cap. XI. p. 356.
18. Aldrete. Bernardo de, op. cit. p. 402.
19. Biblioteca de Autores Espanoles. lomo X, p. 151
20. Rufo, Juan, La Austriada.
21. Mas, Alberf. volumen 1, p 223.
22 Roca, Vicente. Hystoria en la qual se trata de la origen y guerras que han
tenido los turcos, Valencia, 1566.
23. Viale de Turquia. ed. Fernando Garcia Salinero, Madrid, Cátedra, 1980.
24. Cervantes, Miguel de, Los Baños de Argel, ed. Jean Canavaggio, Madrid.
Taurus, 1983.
25. "Como si una mujer temerosa criase una serpiente en su regazo y tuvlese
con paciencia ascuas de fuego encendidas en el seno': Bleda, op. cit., p. 873.
"Como el que arroja de su seno la serpiente que le está royendo las entrañas':
Cervantes. Persiles y Segisrnunda. op. cit., p. 356.
26. "Nebli': en Juan Rufo, op. cit., p. 27 y 52. Halcón en la p. 134
27 Ver nota 24 y Fonseca. Damián. op. cit., p. 433
28. Perez de Chinchón. Bernardo, Antialcorano, Valencia, 1532, fol. VI del prólogo.
29. Alemán. Mateo. Guzrnán de Alfarache, publicada en 1599. ed Francisco
Rico, Barcelona, Planeta, 1983, pp. 193- 194.
30. Notas de viaje de Pedro de León. iesuita, citadas por Dominguez Orfiz,
Antonio. "Delitos y suplicios en la Sevilla imperiai", en Crisis y decadencia de la Espaiia de los Austrias, Barcelona, Ariel. 1969, pp. 11-71.
31. Valencia, Pedro de. Tratado acerca de los rnoriscos de Espaíia, en el conjunto de Obras varias de Pedro de Valencia, Manuscrito, Biblioteca Nacional, Madrid, 1606, fol. 12 3 Bleda, Jaime. Defensio Fidei in causa neophytorum sive morischorum,Valencia. 1609.
33 Los memoriales del patriarca Ribera están recog~dosp or Boronat Barrachina,Pascual, Los moriscos españoles y su expulsión, Valencia. 1901.
34. "Esta canalla de casta de ratones': Bleda, Jaime, Crónica de los moros de
España, op c~t.p.. 935.
35. "Todos se multiplicaban como conejos': Fonseca. Damián. Justa Expulsión de los Moriscos de España, Roma. lacomo Mascaro. 1610. p. 174.
36. "Cual hormigas cargadas de legumbre': Méndez de Vasconcelos. Juan.
Liga deshecha por la expulsión de los moriscos de los reynos de España.
Madrid. Alonso Martín. 1612, fol 79.
37 Perceval. Josemaria. "En busca del tesoro de los moros", Boletín del Instituto de Estudios Almerienses, ng8.
38. Cewantes. Miguel de. Coloquio de los perros, op. cit., pp. 316-319
39. Aznar Cardona, Pedro, Expulsion lustificada de los moriscos españoles.
Huesca, 1612. 11 parte, fol. 35.
40. Aznar Cardona. Pedro, op. cit., pp. 63-64.
41. Esta separac~one ntre nómadas y ciudadanos, "moros" y '21arabes". se
encuentra en Haedo, Diego de, Topographia e Historia General de Argel. Valladolid. Diego Fernandez de Cordova y Ovledo, 1612, cap. Xl, fol. 9. Recogida en Don Quijote. 1. 39, ed Martin de Riquer, Barcelona, Planeta. 1980, p. 431.
42 Vease nota 4 1.
43. Sueño del Gran Turco en 'N caza va el Gran Turco': op. cit. y "La caza
interpretada". serle de Romances, Biblioteca de Autores Esparioles. tomo XVI,
p. 692
44. '.Tigre parece el moro en la venganza"; Éste es el caso de la obra de Aguilar,Gaspar de. Expulsión de los moros de Espafia, Valencia. Pedro Patricio Mey. 1610, fol. 104.
45. Rufo, Juan. La Austriada, episodios militares de Chipre y Lepanto, y Corterreal, Hleronymo, Felicissima victoria concedida del cielo al señor don Juan
d'Austria. en el Golfo de Lepanto de la poderosa armada othomana. Lisboa.
1578
46. Mas. Alberl. op. cit., pp. 93-98 y p. 254.
47. Ver el romance "La caza interpretada': op cit.. nota 43.
48. El Crotalón, Madrld. Espasa Calpe, Austral, pp. 198-199.
49. Roca, V~centeo,p . cit., fol. 146.
50. Ibid.. fol. 151. y Viaje de Turquia. p. 256.
51. Viaje de Turquia. op. cit., p. 244.
52 Aznar Cardona, Pedro, op cit.. 1 parte, fol. 156
53. Revel, Jacq~ies. "Les usages de la civilité': en Histoire de la vie privée
tomo 3 (De la Renaissance aux Lumibres), París. Seuil, 1986, p. 172.
55. Ibid.. p 187.
56. Egido, op. cit.. p. 146.
57. "domador del cfta y agareno", verso 9 del soneto LX. a la victoria de don
Juan de Austria en Túnez en 1573, Herrera, Fernando de. Poesía castellana
original completa. edición de Cristobal Cuevas, Madrid, Catedra. 1985. p. 437.
58. Versos 130- 139, Ibid, pp. 257-258
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