domingo, 15 de marzo de 2015

Obras de Henrik Johan Ibsen a 187 años de su nacimiento


Henrik Ibsen fotografiado por Gustav Borgen.
La obra dramática de Henrik Ibsen puede dividirse en tres etapas. Una primera etapa romántica que recoge la tradición y el folclore noruego. En estas obras retrata lo que él consideraba defectos del carácter noruego. Obras significativas de este periodo son:
Brand (1866). Simbólicamente retrata la falta de solidaridad de escandinava frente a la invasión prusiana de Dinamarca; su protagonista el sacerdote Brand sacrifica a su mujer y a su hijo por mantener sus principios.
Peer Gynt (1868). Mediante su protagonista Peer, un soñador inconsecuente sin fuertes convicciones que deja todo a cargo de su fantasía, caricaturiza el genio noruego.
Una segunda etapa sería la que se ha llamado realismo socio-crítico. En esta segunda etapa Ibsen se interesa por los problemas sociales de su tiempo y los convierte en tema de debate. Los estrenos de sus obras se convirtieron en grandes polémicas cuando no en grandes escándalos. Ibsen en estas obras cuestiona los fundamentos de la sociedad burguesa. De esta etapa son sus obras de tesis:
Casa de muñecas (1879). Desde sus primeros estrenos el 21 de diciembre de 1879 en el Teatro Real de Copenhague y el 20 de enero de 1880 en el Teatro Nacional de Cristianía, Nora, su protagonista, y su portazo final, se convirtieron en bandera del feminismo y su autor en abanderado. Ibsen plantea en esta obra, con el matrimonio Helmer, la relación entre sexos. Según sus propias palabras:
«Existen dos códigos de moral, dos conciencias diferentes, una del hombre y otra de la mujer. Y a la mujer se la juzga según el código de los hombres. [...] Una mujer no puede ser auténticamente ella en la sociedad actual, una sociedad exclusivamente masculina, con leyes exclusivamente masculinas, con jueces y fiscales que la juzgan desde el punto de vista masculino».
(Notas para la tragedia actual. Ibsen.)
Casa de muñecas se estrenó en gran parte de los países de Europa generando una enorme polémica, siendo inevitable posicionarse a favor o en contra de su protagonista Nora, su portazo final fue motivo de escándalo (Ibsen cambió este final para su estreno en Alemania), sectores opinaron que era un ataque a los fundamentos de la familia.
Espectros (1881). Su protagonista la señora Alving, siguiendo el consejo del pastor Manders, vive junto a su marido simulando ser feliz, siguiéndole en sus vicios e intentando ocultarlos, preservando la imagen respetable que la sociedad mantiene sobre él. Estrenada en Berlín fue prohibida el día de su estreno, fue igualmente prohibida durante quince años en Noruega al considerarla disoluta y revolucionaria.
Un enemigo del pueblo (1882). Quizá esta obra surja como contestación a los ataques que Ibsen sufrió por su obra Espectros. Es el drama de un hombre de convicciones frente al pragmatismo de la sociedad. Su protagonista, el Doctor Stockmann, denuncia que las aguas del balneario, principal fuente de ingresos del pueblo, están contaminadas y son un peligro para la salud. Las fuerzas sociales del pueblo tratan de ocultarlo y queda solo en su denuncia. En un momento dado el Doctor Stockmann se expresa así: «He descubierto que las raíces de nuestra vida moral están completamente podridas, que la base de nuestra sociedad está corrompida por la mentira». Y cuando al fin queda solo y debe abandonar el pueblo con su familia la obra termina con su juicio, tal vez el sentimiento de Ibsen después del estreno de Espectros: «El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo».

Hogar familiar en Skien entre 1836-1843.
El pato silvestre (1884). En esta obra aun siendo realista da un paso hacia la tercera etapa del autor, el simbolismo. Este drama, aparentemente, ya no sería social sino íntimo, en el que nos habla sobre si es posible al hombre regenerarse; pero extendiendo el simbolismo, ese pato silvestre herido que se aferra al fango del fondo del lago para morir, bien podría ser una sociedad que se niega a oír la verdad, que sería su salvación, y se aferra a su mentira. Su personaje el Dr. Redling dirá a modo de conclusión: «La vida podría ser bastante agradable si no llamasen a la puerta esos acreedores reclamando el cumplimiento de los ideales a pobres hombres como nosotros».
La tercera etapa de Ibsen es la simbolista, en esta etapa predomina un sentido metafórico. Son obras significativas de esta etapa: La dama del mar (1888), Hedda Gabler (1890) y El maestro constructor (1892)
Uno de los máximos defensores del teatro de Ibsen sería el premio Nobel Bernard Shaw . De su teatro diría que es el máximo representante de «la obra bien hecha», refiriéndose a la obra bien construida, donde personajes y trama son verosímiles, perfectamente creíbles, por lo que al espectador le es fácil identificarse con ellos.
El teatro de Ibsen influyó en otros autores de su tiempo, en los entonces jóvenes Strindberg y Chejov. El teatro del siglo XX es su deudor y aun hoy sus obras no han perdido vigencia siendo muy representadas en todo occidente.

Obras dramáticas

  • Catilina (1848-1850)
  • La tumba del guerrero (1851)
  • La noche de San Juan (1852)
  • La señora Inger de Ostraat (1855)
  • La fiesta de Solhaug (1856)
  • Olaf Liliekrans (1857)
  • Los guerreros de Helgeland (1858)
  • La comedia del amor (1862)
  • Los pretendientes de la corona (1863)
  • Brand (1865)
  • Peer Gynt (1867; como poema dramático)
  • La unión de los jóvenes (1869)
  • Emperador y Galileo (1873)
  • Brand (1879)
  • Peer Gynt (1876; versión teatral)
  • Las columnas de la sociedad (1877)
  • Casa de muñecas (1879)
  • Espectros (1881)
  • Un enemigo del pueblo (1882)
  • El pato silvestre (1884)
  • La casa de Rosmer (1886)
  • La dama del mar (1888)
  • Hedda Gabler (1890)
  • El maestro constructor (1892)
  • El niño Eyolf (1894)
  • Juan Gabriel Borkman (1896)
  • Al despertar de nuestra muerte(1899)

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