viernes, 3 de febrero de 2017

Apuntes sobre el cristianismo arriano preislámico y la mentira de la invasión árabe en la Península Ibérica

Pero si en el 714 España se había convertido al Islam -si no toda al menos una gran mayoría-, ¿cómo es que en el año 846 los Obispos andaluces no conocían nada de este acontecimiento? 
El imperio romano había optado, durante el gobierno de Constantino, por una de las múltiples versiones del Cristianismo, la católica, a la que pertenecía el obispo Osio, tutor del hijo del emperador y por lo tanto con una gran influencia de cara a la familia imperial. En esa época, todas las versiones diversas del Cristianismo, enzarzadas entre si, competían por la supremacía de “su” particular versión del mensaje del Profeta Jesús.

A principios del siglo III, Hipólito, obispo de Roma, cita treinta y dos creencias Cristianas diferentes en franca competencia por la ortodoxia. A finales del siglo IV, Filastro, obispo de Brescia, hace un recuento de ciento veintiocho variantes creadas sobre un mismo Jesús. Esto nos da una idea de la debacle ideológica que padece, ya en este momento, el inicial mensaje de Jesús sobre la simplificación y pureza del judaísmo, a la sazón irreconocible.

Hubo dos grupos dominantes, alternativamente según las épocas. El grupo que se denominó Católico Trinitario, que llegó a hacerse definitivamente con el poder y el ideal Arriano, fundado por Arrio, de creencia unitaria, del que posteriormente nacería el Priscilianismo.

Este movimiento que llevó el nombre de su fundador, el Obispo Prisciliano, el mas que probable ocupante de la tumba que se venera en Santiago de Compostela, conformó en la Península Ibérica los fundamentos para la posterior expansión del Islam .

El grupo Católico, como todo el mundo sabe, mantiene la creencia de un Dios Uno y Trino (como misterio de fe), en tanto que los Arrianos, hoy extinguidos por la persecución ó integrados en su momento en el Islam desde el movimiento Priscilianista, mantenían la creencia en la Unicidad del Principio Creador. Por lo tanto, a diferencia del grupo católico, el Priscilianismo no admitía la divinidad de Jesús, a quien si veneraban como a un profeta.

Fueron éstos Cristianos Arriano, Priscilianistas, los que, al igual que en la Península Ibérica, facilitaron la expansión del Islam por todo el norte de África, al reconocer en Muhammad al esperado, el último de los Profetas.

LA INVASIÓN ÁRABE EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

La Cultura Universal tiene ondas raíces en la biografía de los mas preclaros Maestros de Al Andalus. Fue aquí, en nuestra tierra, donde la Antigua Tradición del conocimiento en todas sus facetas, alcanzó cotas de inestimable valor espiritual, social y científico. Fueron los sabios andalusíes; místicos, poetas, filósofos, médicos, farmacéuticos, cirujanos, matemáticos, ingenieros, astrónomos y geógrafos, etc., quienes, en aquel entonces, distribuyeron sus conocimientos por el mundo conocido.

Se nos ha enseñado en los libros de texto, hoy todavía vigentes, que los árabes invadieron la Península Ibérica. De ser esto cierto, la cultura Andalusí se la debemos a un pueblo invasor.

El historiador Ignacio Olagüe -cuya obra en un tiempo fue “secuestrada” o retenida-, tras una laboriosa labor de investigación en archivos nacionales y bibliotecas particulares, escribió un tratado sobre la historia de Al Andalus. En el demostró, sin lugar a dudas, que España nunca fue invadida por los árabes. Sí, en cambio, fue colonizada por la cultura Islámica que, en simbiosis con el Priscilianismo Unitario, ya existente entre los Visigodos del sur, dio lugar a la cultura Andalusí que hoy medianamente conocemos.

El trabajo de Olagüe es tan completo que, pese al escándalo que esta afirmación pueda provocar, no deja lugar a duda sobre sus afirmaciones. Pero como decía Imán el Ghazali, Sufi del siglo XII, adelantándose a la doctrina sobre el condicionamiento de Paulov: “Al enfermo el agua dulce le sabe amarga en la boca”. Al ignorante le amarga la verdad.

A partir de nuestra labor podemos afirmar, por lo que hemos podido saber, que hacia el año 680, el Concilio de Toledo en sus actas, se refiere a Tánger como la provincia Tingitana, perteneciente al Arrianismo Visigodo.

En el año 846, el Obispo de Córdoba, Eulogio, visita el Monasterio de Leyre, en Navarra, en cuya biblioteca encuentra, por vez primera para el, referencias al Islam. Rápidamente envía cartas a su correligionario, el Obispo de Sevilla, Juan el Hispalense, quien a su vez comunica el evento al Obispo de Málaga. La historia oficial nos sitúa una hipotética “invasión árabe” en el año 711, a partir de la batalla de Guadalete, pero las primeras crónicas que sobre este evento nos llegan, pertenecen todas al siglo XI.

Según la historia oficial, unos tres mil árabes invadieron España en el 711, en el 714 la habían conquistado y convertido mayoritariamente al Islam. Es decir, que un pequeño ejercito consiguió en tres años lo que no pudieron lograr las legiones del Imperio Romano en doscientos cincuenta años. ¡Francamente asombroso!.

Pero si en el 714 España se había convertido al Islam -si no toda al menos una gran mayoría-, ¿cómo es que en el año 846 los Obispos andaluces no conocían nada de este acontecimiento?

Ciertamente, la batalla de Guadalete se dio, pero no entre moros y cristianos, sino entre las tropas Arrianas Unitarias comandadas por Taric ó Tarico, hijo de Tar, (el sufijo “ico” indicaba hijo de...,al igual que Alar-ico, etc.) y las tropas Católicas Trinitarias.

Arxila, príncipe heredero del rey Witiza, teme por sus derechos de sucesión al trono y para defenderlo llama en su auxilio a sus correligionarios, cristianos Arrianos de la provincia Tingitana. Esto es así hasta el punto de que Don Opas, entonces Obispo Arriano de Sevilla, se pone al mando de las tropas, lógicamente cristianas Arrianas, venidas de la provincia africana.

Fueron los Andalusíes, en el siglo X y durante el reinado de Idris I, quienes parece ser que colonizaron territorios del hoy Marruecos para el Islam. Esto se debió a una importante emigración Andalusí hacia el sur.

Conclusión. Si bien es cierto que nuestra península recibió individuos de etnia árabe, al igual que recibió a tantos otros de diversas etnias, no hubo en cambio una “invasión” propiamente dicha, ni una cultura que nacida en la lejana Arabia se nos impusiera por la fuerza. El Arrianismo, en el norte de África y en el sur de la Península Ibérica, estaba preparado para recibir el Islam.

Al Andalus fue artífice de su propia cultura y la cuna de otras muchas y los andalusíes somos sus legítimos herederos. Gracias a este hecho, la Cultura Universal se nutrió de los frutos que aquí, en nuestra tierra, crecieron.

http://www.islamyal-andalus.es/2/index.php/noticias-85887/memoria-94266/8128-apuntes-sobre-el-cristianismo-arriano-preislamico-y-la-mentira-de-la-invasion-arabe-en-la-peninsula-iberica 

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