Los inmaduros sensibles al Mito del Héroe
Reafirmación de sus complejos.
El Mito del Héroe
El mito del héroe, que quizás sea el más conocido del mundo, se encuentra en las más diversas culturas y también en nuestros sueños. Puede variar en cuanto a los detalles pero su estructura es similar en todas sus manifestaciones.
Estauta de ¨Porfirio Diez Mori, plaza centenariio Orizaba, Ver.
Es un modelo universal que surgió espontáneamente en todos los grupos humanos.
Estas historias se refieren generalmente a un héroe cuyo nacimiento es humilde y milagroso, dotado de fuerzas sobrehumanas, que llega al poder triunfando sobre el mal, muestra la misma debilidad de un mortal y finalmente es traicionado o sacrificado como un héroe.
Jung trata de explicar el significado psicológico que tiene este mito tanto para un individuo en el proceso de la afirmación de su personalidad como para toda una sociedad que también anhela una identidad colectiva.
Una característica importante es la figura que acompaña al héroe en sus momentos de debilidad que le permiten realizar la obra sobrehumana que sólo no podría realizar.
Por ejemplo, Teseo tenía a Poseidón, que era el dios del mar, Aquiles al dios Quirón y Perseo a la diosa Atenea.
Según Jung, todas estas figuras simbolizan la psique total, siendo el objetivo del mito del héroe tomar conciencia del ego individual, y de las propias fuerzas y debilidades.
La vida del héroe atraviesa por todas las etapas de la vida, y el logro de la madurez del hombre está representado por la muerte del héroe, cuando la amenaza de su felicidad y seguridad comienza a estar sólo en manos de él mismo.
En las historias de héroes gemelos se pueden ver los dos lados de la naturaleza humana, uno es tranquilo, suave y no se arriesga y el otro es activo y revolucionario, o sea el introvertido que reflexiona y el extravertido capaz de grandes hazañas.
Jung relata el sueño de un paciente de edad intermedia que muestra cómo conociendo la mitología se puede ayudar a encontrar una respuesta a lo que a simple vista parece incomprensible.
Este paciente soñó que era un personaje importante que estaba en un teatro. En el escenario un mono blanco, rodeado de hombres, estaba sentado en un pedestal.
Su guía le decía que se trataba del juicio a un marinero que se encontraba a merced del viento y enfrentado al peligro de ser apaleado.
De pronto el soñante ve que se levanta un joven vestido de negro, mientras otro joven bien parecido se adelanta hacia un altar y se extiende sobre él para ser ofrecido en sacrificio.
Se encuentra entonces en una plataforma con otras personas. Pueden bajar por una pequeña escalera pero tiene sus dudas porque cree que se los impedirán dos hombres jóvenes muy robustos que están parados al lado.
Pero cuando ven a una mujer del grupo que baja sin ser molestada se animan y todos bajan tras ella.
Para interpretar el sueño es necesario encontrar las relaciones que tienen los símbolos del sueño con la vida del soñante.
Este paciente era un hombre que físicamente había llegado a la madurez.
Tanto en su profesión como con su familia le había ido bien, pero desde el punto de vista psicológico todavía estaba inmaduro y por esa razón aún era sensible al mito del héroe.
El soñante ve en su sueño varias figuras diversas que representan el mito del héroe, el mono blanco, el marinero, el joven de negro y el que es bien parecido.
El paciente en el sueño es un espectador y esto puede simbolizar el tratamiento psicoanalítico, mientras el guía representa al analista.
El mono blanco simboliza la extravagancia juvenil, que él no pudo vivir por haber recibido una educación muy estricta; el pedestal, le otorga importancia a esa experiencia; el marinero simboliza el aventurero que elige correr el riesgo o aceptar la disciplina; el joven negro es la sombra, el otro yo que acecha, el riesgo de atreverse a lo malo que hace bien; y el joven bien parecido listo para el sacrificio, el idealismo de la adolescencia que tiene que morir para renacer como un ser único y distinto.
El miedo a descender las escaleras simboliza el temor a lo desconocido, y a los instintos. No obstante está dispuesto a bajar, como lo hace la mayoría, a pesar del peligro.
Fuente: El Hombre y sus Símbolos, Carl G. Jung, Biblioteca Universal Caralt, Barcelona, 1977
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