Javier Galindo Ulloa
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A través de la ironía, el testimonio
de la tragedia y la descripción del horror, los cartonistas representan nuestra realidad atroz |
Acerca de la desaparición de los 43 normalistas el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, la caricatura política mexicana ha manifestado diversas expresiones en su conjunto entre la ironía, la tragedia y el horror por estos acontecimientos que han repercutido en los medios a nivel mundial.
¿Cómo ha sido la reacción de los caricaturistas ante el hecho de Ayotzinapa? ¿Cómo es el lenguaje que utilizan para criticar y representar un hecho tan lamentable? ¿De qué manera las expresiones modifican su sentido por una noticia trágica, entre la burla y la solemnidad?
En la caricatura política, los autores advierten el uso del lenguaje en el habla de sus personajes en un contexto. Así, observamos cómo cada personaje emite la palabra en determinada acción y lugar, y de qué manera el cartonista la recrea para un efecto de sentido específico.
El sentido llega a perder su esencia por el uso de la palabra, por el interés político y de los medios. En el caso de Ayotzinapa, palabras como normalistas, estudiantes, diálogo, reformas estructurales, desaparición, muerte, fosas y horror, adquieren un nuevo significado según el tratamiento que le da la noticia, la interpretación del cartonista y la recepción del lector en determinado contexto.
A continuación se comenta una selección de las caricaturas políticas más significativas que se han publicado en los diarios La Jornada y El Universal de México, entre el 30 de septiembre y el 28 de octubre de 2014.
En la caricatura Mensajes encontrados(La Jornada, 30/09/14) de el Fisgón, se manifiesta la imagen de la mercadotecnia política, con el eslogan “Mover a México”, con el cual se pretende formar una ilusión en la conciencia del lector. Supuestamente el país ha estado estancado económicamente y con las nuevas reformas de energía por el gobierno de Peña Nieto México podrá activar la infraestructura económica. El Fisgónparte de dicho eslogan con la finalidad de dar sentido irónico a ese mensaje que se contradice con los hechos que recientemente se habían dado a conocer sobre el asesinato de seis estudiantes en Iguala y la desaparición de los 43 normalistas. “¡No se muevan, cabrones!”, dice el militar que apunta con su arma a los jóvenes, mientras que uno se encuentra ensangrentado en el suelo, además del libro y un par de cuadernos a los pies del soldado. El cartonista pone como telón de fondo el cartel publicitario con el certificado del gobierno de México, con el afán de transmitir las palabras que no tienen sentido en relación con la realidad que está viviendo el país.
La política mexicana vive de la publicidad como una máscara que oculta la verdad. Las palabras cambian de sentido por la interpretación del enunciador; por un lado el eslogan “Mover a México”, que obedece solamente al objetivo de vender la imagen de México al extranjero; por otro, la voz autoritaria de un militar que secuestra, dispara y arresta a estudiantes sin justificación alguna.
Héctor Tajonar, en un artículo de Proceso (núm. 1984), reflexiona también sobre el proyecto del gobierno priista, como un falso optimismo ante el horror que está viviendo el país.
Autocomplacencia vs. realidad
La realidad ha rebasado a la publicidad y al proyecto de gobierno. No basta con “Mover a México”: es imperativo cambiar a México. El espejo de Tlatlaya y Ayotzinapa se ha impuesto sobre la autocomplacencia oficial. Queda demostrado que gobernar no es sólo comunicar, como lo presumían los estrategas peñanietistas. El optimismo banal ha sido arrasado por el horror.
Cuatro días después de los hechos de Ayotzinapa, poco se había esclarecido el asunto de la desaparición de los 43 normalistas y el gobierno no había actuado rápidamente en la búsqueda de los desaparecidos y la impartición de justicia. Del mismo modo, los cartonistas apenas empezaban a comprender este hecho y a criticar su problemática. El gobierno del PRI seguía teniendo el apoyo de los medios masivos de comunicación para informar a su conveniencia los hechos que se presentaban entonces, criminalizando la imagen de los estudiantes. Del mismo modo, el gobierno se valía de la publicidad mediática para ocultar la verdad de lo que sucedía en el país. Los funcionarios están al servicio de los medios y no del pueblo, actúan acorde a los intereses políticos del momento. El espectáculo es una manera de distraer la atención para hacer olvidar un hecho problemático como el ocurrido en Iguala.
Por esas fechas se conmemoraba también la matanza del 2 de octubre. El plan de los normalistas de Ayotzinapa que habían sido desaparecidos el 26 y 27 de septiembre, era venir a Ciudad de México a participar en la marcha del 46 aniversario de ese hecho. Algunos articulistas, como Elena Poniatowska, compararon esa matanza con la desaparición de los normalistas; también los caricaturistas representaron este hecho desde la perspectiva del pasado, comparando a Peña Nieto con Díaz Ordaz y a Osorio Chong con Luis Echeverría; también destacaron la sombra de aquel expresidente en los actos represivos del entonces gobernador de Guerrero. En la caricatura Atento a las demandas, Hernández (La Jornada, 1/X/1914) vuelve a dar otro significado al 2 de octubre de 1968 en la voz del gobernador Ángel Aguirre Rivero, como una fecha que significa represión, matanza, desaparición forzada; aunque los hechos de Iguala fueron muy distintos a los de 1968, puesto que hubo participación de la policía municipal y el crimen organizado, en complicidad con el Ejército.
Se utiliza esa fecha para criticar al gobierno de Guerrero, que entonces pertenecía alPRD, pero que también era cercano al PRI, tal como lo retrata Hernández, con el símbolo del sol azteca y las iniciales del partido tricolor.
En las caricaturas Y no se olvida, de Rocha, yApertura, de Hernández (ambos deLa Jornada del 2/X/1914), se compara también la acción de Díaz Ordaz en 1968. El cartón de Rocha revive la figura de Díaz Ordaz que lee las noticias del periódico sobre Iguala, Tlatlaya y la muerte del niño que recibió un disparo de bala de goma en un municipio de Puebla; el de Hernández realiza una analogía del diálogo que prometía el gobierno de aquel presidente y el entonces secretario de Gobernación, Luis Echeverría, a los estudiantes del Consejo Nacional de Huelga de 1968, que exigía el cumplimiento de los seis puntos de su pliego petitorio y la promesa de diálogo del gobierno del PRI actual con los estudiantes del Politécnico.
La muerte omnipresente
En Barbarie (La Jornada, 05/X/14), Helguera refleja al estudiante desollado en Iguala (Julio César Mondragón Fontes), con un cartel escrito incorrectamente por un analfabeto. El cartonista representa el cartel sobre el brazo derecho del joven desollado, cuya autoría puede pertenecer a un miembro del crimen organizado; se aprecia el texto combinado de letras mayúsculas y minúsculas, e invertidas en una misma palabra, como la “E”, y la “Z” sustituida por la “S”. El mensaje gira en torno a la protesta social de los estudiantes normalistas. El cartel implica un terror hacia los movimientos sociales, que ha rebasado la política y el vacío de poder que existe en la población guerrerense.
El joven desollado es ejemplo de represión y muerte en vida de los estudiantes. El horror como una advertencia a cualquier forma de protesta social. Respecto a esto, Walter Benjamin, intelectual judío que sufrió la persecución nazi, reflexiona sobre la estructura de un Estado que se ha creado desde la violencia, donde el poder goza de los medios para someter al más débil. La historia de la civilización occidental ha abandonado el espíritu humano para dejar lugar a la barbarie.
La imagen de la muerte es una metáfora de la tragedia que vive el pueblo, por la desaparición forzada y el hallazgo de restos humanos en las fosas clandestinas de Pueblo Viejo y poblaciones aledañas a Iguala. En la caricatura Horror, de Naranjo (El Universal, 7/X/1914), se personifica a la muerte que se sorprende a sí misma de la situación del Estado.
La muerte implica un carácter social para evaluar la situación del país, el nivel de grado del problema político-social y la estructura socioeconómica. Así se ve en las caricaturas Fosas (El Universal, 14/X/14) y Salpicadura (El Universal, 27/X/14), ambas de Helioflores. En la primera se observa al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien responsabiliza a las fosas clandestinas de haber ahuyentado la inversión extranjera al país. En la segunda ocurre lo mismo, puesto que el sueño de la Presidencia de aplicar las reformas estructurales ha sido afectado por el descubrimiento de las fosas. Pero en realidad la descomposición del Estado y de la economía de México es un asunto que viene desde la forma de gobernar del PRI, el cual no acepta la realidad en la que vivimos.
En vez de beneficiar al pueblo, la estructura socioeconómica del país lo ha perjudicado por medio del olvido. El gobierno se muestra indiferente a las necesidades de la sociedad y a las exigencias de justicia. Hay una desigualdad entre estas dos clases sociales, la conformada por el gobierno y el resto de la población. Las fosas clandestinas son una muestra del abandono en que el poder político tiene a las comunidades de Guerrero.
No olvidar es exigir
Más de quince días después de lo ocurrido en Iguala, la PGR atrajo la investigación. Los caricaturistas destacaban la figura del procurador Jesús Murillo Karam, utilizando la palabra “desaparecido”. En Avances de la investigación (La Jornada, 28/X/1914), de Hernández, la burla se dirige a la figura del procurador de laPGR con el discurso de que aún no han hallado a los 43 normalistas desaparecidos pero, por la popularidad de Andrés López Obrador, urge que éste desaparezca.
La aparición de políticos en los medios es una regla de rivalidad y competencia, una estrategia para desprestigiar al enemigo y favorecer su imagen positiva. En la caricatura de Hernández, el procurador de la PGR, que ha querido desaparecer a los 43 normalistas para cerrar el caso, también lo quiere hacer con la imagen de López Obrador, cuyas apariciones han incomodado a la figura del presidente y sus aliados.
La caricatura mexicana en estos acontecimientos políticos y estudiantiles ha manifestado cómo los medios masivos de comunicación muestran una imagen positiva del Presidente, el Ejército y la Policía Federal, para ocultar la problemática de los estudiantes normalistas que viven en el desamparo. Es un arma ideológica que se basa en la contradicción de los propios discursos y acciones de las autoridades; destaca el uso de la palabra más allá de su sentido esencial, y realiza un juego de expresiones desde la voz de los personajes retratados.
Walter Benjamin considera que la injusticia había formado parte ya de las ruinas de la historia, donde los actos de violencia y desaparición forzada no han sido resueltos jurídicamente. Estos casos podrían resolverse si hubiese un cambio en la misma estructura sociopolítica. Una forma de saldar esas realidades de injusticia es no olvidar el pasado histórico y exigir justicia. Con la caricatura política se pretende contribuir a la preservación de la memoria de Ayotzinapa, con el fin de que el Estado no olvide que siguen faltándonos 43.
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