domingo, 12 de octubre de 2014

El desajuste del mundo

El desajuste del mundo. Cuando nuestras civilizaciones se agotan, Amin Maalouf
http://www.um.es/tonosdigital/znum27/secciones/teselas-2-maalouf_desajuste_del_mundo.htm 


(Alianza Editorial, Madrid, 2009)

“Un caso elocuente de nuestra época es el de Nelson Mandela. En la cresta de una poderosísima ola, con la aureola del prestigio que le dieron sus largos años en prisión, estaba en la posición de un director de orquesta. Los ojos de sus compatriotas estaban clavados en él, en sus expresiones y en sus ademanes. ¿Quién habría podido reprocharle que diera rienda suelta a la amargura, que hubiera arreglado cuentas con sus carceleros, que hubiera castigado a cuantos apoyaron o toleraron el apartheid? Si hubiese querido ser presidente de la República hasta el último aliento y gobernar como un autócrata, nadie habría podido impedírselo. Pero tuvo buen cuidado de dar señas explícitas de otro talante. No se contentó con perdonar a quienes lo habían perseguido; tuvo gran empeño en ir a ver a la viuda del ex jefe de gobierno Verwoerd, uno de los forjadores de la segregación, para decirle que el pasado era el pasado y que también ella tenía un lugar en la nueva Sudáfrica. El mensaje estaba claro; yo, Mandela, que padecí los tormentos que todos conocen durante el régimen racista; yo, que hice más que nadie para poner fin a aquella abominación, he querido, aunque sea el presidente, sentarme bajo el techo del hombre que me metió en la cárcel y tomar el té con su viuda. A partir de ahora que ninguno de los míos crea que está autorizado a excederse en su militancia o a hacer gala de un celo revanchista.
Los símbolos tienen mucha fuerza, y si proceden de alguien tan eminente, tan escuchado, tan admirado, pueden, a veces, cambiar el curso de la Historia”

(pp. 131-2)

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